Con un recibimiento estremecedor plagado de pirotecnia, Racing salió a la jugar la revancha de su semifinal de la Copa Libertadores frente a Flamengo anhelando sacar a relucir el fuego sagrado que lo había llevado a las conquistas de la Sudamericana y la Recopa. El estupendo marco que había en el Cilindro de Avellaneda daba la pauta de la magnitud que tenía el partido para el equipo dirigido por Gustavo Costas, que estaba obligado a imponerse tras el 0-1 registrado la semana anterior en el Maracanã.
La Academia tenía el desafío extra de reconfigurarse sin Santiago Sosa, uno de sus jugadores más determinantes y comodín del fondo y del mediocampo, que siguió el partido desde fuera debido a una fractura del malar derecho. Costas, el hincha-entrenador que atesoraba el deseo de meter a su club en la definición más importante del continente tras 58 años, otorgó el rol de Sosa a Bruno Zuculini, que osciló entre la posición de líbero y mediocampista central.

Respecto al cotejo desarrollado en Río de Janeiro, Racing tuvo dos cambios de nombres en la formación inicial: Facundo Mura y Juan Nardoni reemplazaron a Gastón Martirena y Sosa, respectivamente. Más allá del esquema (5-2-3 que, según las circunstancias del juego, mutaba a 4-1-4-1), a la Academia le costaba hacerse del balón y cortar los circuitos de Flamengo, que en cada intervención de sus jugadores exhibía enorme calidad técnica.
La precisión en velocidad, una combinación a la que aspira todo equipo, fue parte del repertorio que desarrolló el conjunto diseñado por Filipe Luís, cuyo plan fue ir por un gol que prácticamente sentenciara la serie. El Mengão estuvo cerca de hacerlo en la etapa inicial, en la que Facundo Cambeses se lució como en Brasil: tuvo dos atajadas fantásticas, con el pie y la cara, respectivamente, para evitar que remates de Guillermo Varela y Giorgian De Arrascaeta concluyeran en festejos.

Para Racing, en cambio, la única vía de avance era el pelotazo a los delanteros, con Tomás Conechny como primera opción para peinar en búsqueda de Adrián Martínez. ‘Maravilla’, la carta goleadora del ciclo de Costas, tuvo una floja noche: después de sufrir la soledad en el partido en el Maracanã, donde quedó absolutamente desabastecido por el lógico esfuerzo de intentar neutralizar al rival, en el Cilindro estuvo a contramano en distintas acciones en las que intentaron encontrarlo.
Pese a las dificultades que tenía para generar juego, Racing contó con una chance muy clara a los 10 minutos, cuando Conechny cabeceó y exigió la primera gran intervención de Agustín Rossi, que resultaría clave en el partido. El ex arquero de Boca, que en el primer duelo había mostrado reflejos para negarle el gol a Santiago Solari, sería protagonista de un show de atajadas que en el segundo tiempo frustraron el sueño académico: llegar a Lima, sede de la final del certamen.

Después de que el local sufriera en varios tramos del primer período, dos factores cambiaron el desarrollo en la mitad final: Flamengo apeló a retroceder y esperar algún espacio para sacar un contraataque y, fundamentalmente, se vio disminuido por la expulsión a Gonzalo Plata. El extremo ecuatoriano, convertido en delantero central por la ausencia de Pedro (lesionado), arrojó un golpe a Marcos Rojo pasados los 10 minutos de la parte final. Pese a que se trató de un leve contacto en un muslo del zaguero de la Academia, el árbitro Piero Maza le mostró la tarjeta roja al atacante de Flamengo. Aunque hubo reclamos durante cinco minutos en los que no se reinició el juego, la exagerada decisión del juez no cambió (el chileno no recibió un llamado desde el VAR).
A partir de entonces, la pelota y el territorio fueron propiedad de Racing. El equipo entrenado por Costas fue con más ímpetu que ideas. Duván Vergara hizo un par de desbordes al ingresar, pero luego su tarea se desdibujó como tantas otras veces. En un partido que se presentaba como uno de los más trascendentes de la historia moderna de la institución de Avellaneda, el recambio fue muy escaso otra vez.

Luciano Vietto, uno de los futbolistas de mayor categoría técnica con los que cuenta la Academia, entró a los 33 minutos de la última etapa y despertó ilusiones. Pero el desempeño de ensueño de Rossi fue coronado con una atajada a puro reflejo cuando el 10 de la Academia sacó un potente remate cerca de la puerta del área chica.
Compacto de Racing 0 vs. Flamengo 0
Al Racing que fue todo corazón le faltó claridad. No se cansó de buscar, pero careció de concepto hasta en la última jugada: Cambeses fue a buscar un centro, pero el tiro de esquina terminó con un pase atrás y un centro sin potencia a las manos de Rossi. En el arquero argentino de Flamengo, de aportes vitales, se terminaron la serie y el anhelo de Racing, que con el 0-0 se marchó, aplaudido, por haber intentado hasta el final.
