
Cada vez las personas somos más conscientes del cuidado de la piel. Las rutinas de skincare han pasado de ser un lujo a convertirse en un ritual diario y las redes sociales están llenas de consejos, productos y pasos que prometen una piel perfecta: doble limpieza, tónico, sérum, crema hidratante, crema solar…
Sin embargo, en medio de tanta información, muchas veces se pasa por alto lo más básico: cómo lavarse correctamente la cara. Parece sencillo, pero hacerlo mal puede marcar la diferencia entre una piel sana y otra irritada, con granitos o sensación de tirantez.
Así, la dermatóloga Ana Molina, a través de un vídeo publicado recientemente en su cuenta de TikTok (@dr.anamolina), explica las “tres cosas que olvidas hacer al lavarte la cara”. Seguir estos consejos tan sencillos “pueden cambiar tu piel”.
Atender a las zonas que bordean el rostro
El primer error es no limpiar áreas que, aunque no parecen parte de la cara, lo son a efectos prácticos. “Hay que lavar la línea del cuero cabelludo y debajo de la mandíbula”, advierte Molina. En esos lugares “se acumulan restos de protector solar, maquillaje, grasa y hasta champú” o acondicionador.

La dermatóloga explica que esa acumulación puede provocar “los típicos granitos del borde de la cara, que muchas veces no son acné hormonal, sino acné cosmético”. Este tipo de acné aparece cuando los productos que usamos, desde la base de maquillaje hasta el protector solar, tapan los poros o irritan la piel. Si, además, no se eliminan los restos correctamente al final del día, el problema se agrava.
La solución es sencilla: al lavar el resto, no hay que detenerse solo en la frente y el mentón, sino que hay que dedicar tiempo al nacimiento del pelo y el cuello. Además, si se usan productos capilares pesados o con siliconas, es aún más importante este paso.
Evitar el agua caliente
“El agua caliente limpia demasiado bien”, señala Molina. Esto, aunque puede parecer un beneficio, se convierte en un problema, ya que el agua excesivamente caliente elimina los aceites naturales de la piel, destruyendo la barrera lipídica.
Esa barrera es la primera línea de defensa frente a agresiones externas, y sin ella, la piel se vuelve vulnerable. Así, esto puede derivar en “tirantez, rojeces y mucha más sensibilidad”. Además, una piel sensibilizada responde peor a los tratamientos, tolera menos los activos potentes y envejece más rápido por la pérdida de hidratación.
Así, Ana Molina recomienda usar agua templada, pues permite retirar la suciedad y el exceso de grasa sin alterar el equilibrio natural del rostro. Un pequeño ajuste que puede mejorar notablemente la salud cutánea, sobre todo en pieles secas, reactivas o con tendencia a la rosácea.
Utilizar una toalla facial
El último paso de un correcto skincare es el secado, pero también en este pueden cometerse errores. La dermatóloga recomienda “secar con toalla facial, nunca con la del cuerpo”: ”La toalla del cuerpo acumula bacterias, células muertas y restos de jabón. Si usas la misma para la cara, puedes favorecer brotes de acné“.
Además de utilizar una toalla exclusiva, limpia y de uso individual para el rostro, también es importante la técnica: no hace falta frotar, basta con presionar suavemente para eliminar el exceso de agua. De esta forma, se evita la irritación y se mantiene la piel libre de bacterias que podrían favorecer la aparición de acné.
