
Un equipo de investigación del Institut de Biologia Evolutiva (IBE), un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona, ha concluido que la geografía de la Península Ibérica no ha condicionado las adaptaciones genéticas de la población española.
El estudio afirma que la mayoría de adaptaciones genéticas en los españoles se encuentran en otras poblaciones europeas y que no muestran «un conjunto claro» de señales de adaptación exclusivas y específicas de la Península Ibérica, informa el IBE en un comunicado de este jueves.
Se ha investigado un conjunto de más de 800 genomas actuales de residentes de Catalunya, entre 40 y 60 años, generados en el contexto del proyecto GCAT, para descubrir cómo las migraciones históricas podrían haber influido en las adaptaciones genéticas de los nativos.
En los genomas del GCAT, los genetistas han buscado lo que se desplaza de un perfil genómico ibérico medio, que es un 5-10% de sustrato genómico de cazadores-recolectores de hace más de 6.000 años, un 55-60% de sustrato de los granjeros de Anatolia y un 35-40% de la migración de los nómadas de las Estepas hace unos 4.000 años.
ADAPTACIONES COMPARTIDAS
Los investigadores señalan que detrás de las diferencias respecto al genoma medio se pueden «esconder potenciales variantes adaptativas», pero los resultados revelan un gran número de adaptaciones compartidas con el resto de poblaciones de Europa, debido a las profundas migraciones en la historia europea.
Los participantes muestran un perfil genético europeo típico con una pequeña proporción de herencia norteafricana, que solo se encuentra en la Península Ibérica, en el sureste de Francia y en Sicilia.
El equipo también ha analizado la diáspora francesa del siglo XVI a raíz de las Guerras de Religión y, aunque estos inmigrantes llegaron a representar un cuarto de la población catalana, el estudio no detecta una huella específica.
RESULTADOS
Se han descubierto nuevas variantes genéticas con huellas adaptativas en los europeos actuales: entre ellas, el gen SMYD1,que podría aportar más resistencia contra la gripe, y el gen FDFT1, relacionado con el metabolismo del colesterol.
También se han identificado señales adaptativas en el gen UBL7, vinculado a la respuesta inmune, y al polimorfismo rs55852693, asociado con una mayor preferencia por los alimentos picantes.
Además, el estudio confirma varias adaptaciones «funcionalmente bien caracterizadas y conocidas en poblaciones europeas», commo la piel clara, la capacidad de digerir la lactora o determinados rasgos de la respuesta inmune.
