Recorría una ruta de bosques, playas y montañas cuando sintió unos pasos que la seguían de cerca: “No podía soportar la presión de cuidar a un perro”

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El terreno era rocoso y empinado. Estaba completamente concentrada en no dar un paso en falso mientras se acercaba al fin de su jornada de senderismo por la Ruta Licia de Turquía (un trayecto de 500 km que los viajeros suelen completar en un promedio de 35 días en los que descubren playas escondidas, pueblos históricos y restos arqueológicos). Hasta que, de pronto, escuchó unos pasos que la seguían de cerca.

Cuando volteó para averiguar quién estaba detrás suyo, se llevó una sorpresa. Un perro de tamaño grande y abundante pelaje la seguía de cerca. Y, aunque su cara amigable le enterneció al instante, a Reka Krieg le preocupaba que se quedara cerca. No estaba segura de poder soportar la presión adicional de cuidar a un perro durante la caminata.

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No estaba segura de poder soportar la presión adicional de cuidar a un perro durante la caminata.

Hacía más de diez años que la londinenses le daba batalla a una enfermedad mental que la había llevado a estar internada en once hospitales psiquiátricos. La decisión de completar la Ruta Licia era un intento por volver a sentirse bien y cargar con la responsabilidad de otra vida parecía mucho para ella en ese momento.

Pero parecía que no tenía otra opción. Mientras continuaba la marcha, el sonido de los pasos del perro se mantenía constante detrás suyo. El animal siguió a la mujer hasta su campamento, donde disfrutó de una deliciosa cena junto a sus nuevos amigos. Al caer la noche, Krieg ya se había acostumbrado a tener al perro cerca. Tanto que, cuando otro grupo de personas lo ahuyentó, se sintió sola sin él.

Krieg ya se había acostumbrado a tener al perro cerca.

Y, al ver al perro seguir a quienes habían intentado asustarlo, sintió instantáneamente una conexión emocional con él. “Si la gente lo ahuyentaba, él quería seguirlos. Eso me recordó mi propio comportamiento con la gente, mis problemas de apego. Y entonces, de repente, sentí una resonancia muy profunda y pensé: “¡Dios mío, es mi reflejo!”. Al hacer esa conexión, Krieg se sintió abrumada por la emoción. “Mientras pensaba en eso, me puse a llorar. Y entonces lo extrañé”.

“Si la gente lo ahuyentaba, él quería seguirlos. Eso me recordó mi propio comportamiento con la gente

Krieg continuó su caminata a la mañana siguiente. En los días posteriores, pensó constantemente en el perro, pero asumió que jamás lo volvería a ver. Tres días después del encuentro con el animal, Krieg se despertó con un ruido extraño.

“Sentí algo que caminaba alrededor de la carpa. Así que miré afuera y vi un perro

“Sentí algo que caminaba alrededor de la carpa. Así que miré afuera y vi un perro. ¡Me emocioné muchísimo!“. La mujer estaba eufórica. Desde ese día, continuó su caminata con el perro, al que llamó Lycian y que nunca se separó de su lado.

Lycian junto a Krieg.

Sin embargo, Lycian no dejaba de tomar sus propias decisiones y, lamentablemente, Krieg lo perdió de vista varias veces. Cuando la mujer terminó la caminata, Lycian no estaba por ningún lado. Pero minutos después de pedir un aventón en moto para salir del pueblo, se encontró inesperadamente con su mejor amigo, al que hacía tanto tiempo que no veía.

“Antes de que Lycian llegara a mi vida, tenía graves problemas de salud mental

“Nos cruzamos con Lycian. En cuanto nos vio, empezó a correr detrás de la moto. Corrió sin parar”. Lycian siguió a la moto hasta las afueras del pueblo, y cuando el conductor finalmente se detuvo, Krieg decidió no volver a perderlo de vista. “Supe que se quedaría conmigo, que el destino estaba sellado. Y desde entonces, se quedó conmigo. No se separó de mí ni un segundo”.

Lycian es un perro feliz.

Al final de su viaje, Krieg se llevó a Lycian a casa, y ambos son muy felices construyendo su vida juntos. Además de brindarle a Krieg seguridad física, también le da seguridad emocional. Y para ella, ese vínculo no tiene precio.

“Supe que se quedaría conmigo, que el destino estaba sellado

“Antes de que Lycian llegara a mi vida, tenía graves problemas de salud mental y era una persona completamente aislada. El simple hecho de estar en su presencia me dio la fuerza y ​​las ganas de volver a conectar con otras personas. Y creo firmemente que Lycian me brindó la resiliencia, la fuerza, el apoyo, el amor y el cariño necesarios para tener el valor de conectar con los demás”.

Lycian es un apoyo emocional para Krieg.

La intrépida viajera no esperaba encontrar un nuevo mejor amigo cuando se lanzó a recorrer el camino. Pero ahora no lo cambiaría por nada del mundo. Estaba destinada a encontrarlo, y él estaba destinado a viajar a su lado para siempre.

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