Las pruebas científicas comienzan a ser determinantes para dilucidar quién mató a Carina Barbaresi, la mujer de 51 años que este sábado fue hallada apuñalada en su casa del barrio porteño de Monte Castro.
Los primeros indicios apuntan a la pareja de la mujer como autor del femicidio. El hombre, que fue el que llamó al 911 para avisar que había encontrado a su pareja casi sin vida en la vivienda situada en la calle Desaguadero al 2600, casi frente al pasaje Leipzig, a solo dos cuadras de la cárcel de Villa Devoto, está detenido desde anoche.
Calificadas fuentes de la investigación dijeron a LA NACION que los peritos de la Unidad Criminalística Móvil (UCM) de la Policía de la Ciudad encontraron en ambas manos de la víctima restos de cabello y se analizará si corresponden al, por ahora, principal sospechoso del crimen. Los detectives policiales interpretan que ese hallazgo es indicador de que la mujer intentó defenderse denodadamente de la letal agresión.
En la escena del crimen, agregaron las fuentes consultadas, los peritos “levantaron huellas y otros indicios de interés” para el esclarecimiento del caso.
A partir de esos hallazgos, y luego de verificar que la puerta de la vivienda no había sido forzada y que la casa no estaba “toda revuelta”, como había sugerido el ahora sospechoso al llamar al 911 y pedir la presencia policial, la jueza Graciela Angulo, titular del juzgado nacional en lo Criminal y Correccional N°51, ordenó el allanamiento de la casa de la pareja de Barbaresi.
De allí se secuestraron “diversas prendas de vestir que reaccionaron positivamente a las pruebas químicas”. Esto significa que en esas ropas había rastros hemáticos, aunque se requerirán estudios específicos para determinar si se trata de sangre de la víctima del femicidio.
En ese allanamiento, precisaron los voceros que hablaron con LA NACION, se encontraron “varios elementos que podrían haber sido utilizados como armas blancas”.
La jueza Angulo y el fiscal Marcelo Daniel Roma, que también tomó intervención en el caso, esperan ahora los resultados de la autopsia del cuerpo de Barbaresi; el informe de necropsia no solo deberá establecer el número exacto de heridas corto y punzocortantes que, a primera vista, detectaron los peritos de escena del crimen en cuanto tomaron contacto con el cadáver, sino cuántas de ellas fueron de carácter vital y si alguna, en particular, fue la que provocó el deceso.
Esa intervención forense también determinará la presencia de otro tipo de lesiones, especialmente, aquellas que denoten una actitud defensiva de la víctima y que puedan, además, establecer hipótesis sobre la mecánica del ataque.

El crimen fue descubierto a las 17 del sábado, cuando personal de la Comisaría Vecinal 10B llegó a la cuadra de Desaguadero entre Marcos Sastre y Baigorria tras un llamado al 911 realizado por la pareja de Barbaresi.
El hombre dijo que al entrar a la vivienda la encontró toda revuelta, y luego halló a su pareja ensangrentada; advirtió que apenas tenía pulso. Los médicos de la unidad del Servicio de Asistencia Médica de Emergencia (SAME) constataron, en cuanto la auscultaron, que Barbaresi ya había muerto.

Mientras el personal de la comisaría de la jurisdicción colocaba cintas y limitaba el acceso a la cuadra, y los peritos de la Unidad Criminalística comenzaban a desarrollar las primeras tareas de rigor, como el levantamiento de rastros y huellas y el relevamiento fotográfico y planimétrico de toda la escena, los detectives de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad trazaban sus primeras teorías sobre el crimen para transmitírselas a la jueza y al fiscal.
La hipótesis del homicidio en ocasión de robo, prefigurada por la descripción que había hecho la pareja de Barbaresi al llamar al 911 para reportar el hecho, comenzó a ceder lugar a una explicación más inquietante respecto del crimen.
Los ojos de los investigadores se posaron sobre el hombre que había dado aviso del crimen. A los detectives policiales les interesó especialmente conocer sus movimientos previos a la llegada al lugar del hecho. Él dijo que había estado previamente con su pareja −según dijeron fuentes del caso, sería paciente psiquiátrica−, que había salido y que, al regresar, pasadas las 16, se había encontrado con la escena sangrienta.
Pero al no poder corroborar algunas de las afirmaciones hechas por el hombre, y ante la certeza de que ni puertas ni ventanas habían sido forzadas, la hipótesis de la irrupción de un desconocido −para, eventualmente, consumar un robo− comenzó a flaquear.
Tras las comunicaciones judiciales pertinentes, la jueza Angulo autorizó el allanamiento de la casa del hombre. Cuando el Luminol reveló los rastros hemáticos en prendas pertenecientes a la pareja de Barbaresi, el sospechoso quedó detenido e incomunicado.
La hipótesis provisional de los investigadores es que el hombre habría asesinado a su pareja, habría ido a su casa a cambiar sus ropas y habría regresado para simular sorpresa y horror ante el hallazgo macabro.