El bloque Pro en Diputados atraviesa un laberinto. Tras la salida de siete legisladores referenciados en Patricia Bullrich, el espacio que encabeza Cristian Ritondo intenta reordenarse para evitar nuevas fugas. El reciente desencuentro entre Mauricio Macri y Javier Milei profundizó las tensiones internas y dejó al descubierto las distintas identidades que conviven dentro del partido.
En apenas un mes, la bancada amarilla pasará de 35 a 17 integrantes, en el mejor de los escenarios. Entre ellos convivirán macristas de pura cepa, como Martín Yeza o Fernando de Andreis; bullrichistas moderados que optaron por la cautela, como José Núñez; el larretista Álvaro González y los incondicionales de Ritondo, como Alejandro Finocchiaro.

Por ahora, esas tribus cohabitarán bajo el mando de Ritondo, que apuesta a usar su experiencia para mantener la unidad. Su estrategia ya está en marcha: este martes organizará un asado en la sede porteña del Pro, en la calle Balcarce, para despedir a los salientes y recibir a los nuevos. El encuentro buscará limar asperezas, delinear el rumbo del bloque y, acaso, poner en evidencia las distancias que persisten. La presencia de los Macri -Mauricio y Jorge- aún no está confirmada.
Entre las incógnitas, sobresale el futuro de Silvia Lospennato, candidata macrista a la Legislatura porteña. Si finalmente asume allí y deja su banca en el Congreso, su lugar será ocupado por Lorena Petrovich, una bullrichista que planea sumarse a La Libertad Avanza, como ya hicieron otros alfiles de la ministra. Ritondo tuvo un cruce con Lospennato en el recinto por haberse diferenciado en votaciones clave, pero ahora podría intentar retenerla para evitar otra baja.

Álvaro González está con un pie afuera, aunque todavía no lo hace público. El diputado aliado de Horacio Rodríguez Larreta mantiene conversaciones con Provincias Unidas, el espacio que agrupa a los gobernadores no alineados, donde podría recalar. A ese mismo armado se sumará la diputada electa por Santa Fe, Gisela Scaglia.
Aunque preside el Pro santafesino, Scaglia privilegia su alianza con el gobernador Maximiliano Pullaro, uno de los impulsores centrales de ese bloque alternativo al gobierno nacional. La lógica es clara en Santa Fe: mantener cohesión territorial y construir una referencia federal capaz de plantarse frente a la Casa Rosada.
En paralelo, el macrismo intenta seducir a otra santafesina, Verónica Razzini, que se alejó de Pro para formar un bloque unipersonal, Futuro y Libertad. Por ahora, Razzini no descarta mantenerse en soledad o integrarse a un interbloque junto a los aliados de La Libertad Avanza.

“Los diputados de Pro tenemos tres invitaciones distintas”, resumió con ironía uno de los legisladores que apostó por quedarse. Seguir, irse a Provincias Unidas o acercarse a La Libertad Avanza son, hoy, las tres puertas abiertas para un partido en pleno reacomodamiento.
La salida de Diego Santilli rumbo al Ministerio del Interior también dejó huella. Su reemplazo, de perfil libertario, volvió a achicar el bloque. “Perdimos un diputado, pero ganamos un ministro”, se entusiasma uno de los más optimistas. En Pro confían en que el nuevo funcionario mantendrá la lealtad en los temas sensibles para la Ciudad.
La primera prueba de fidelidad llegará con la disputa por la coparticipación federal. En la bancada amarilla esperan que Santilli impulse desde el Gabinete el reclamo porteño para saldar la deuda y formalizar, en el Presupuesto 2026, el acuerdo que Jorge Macri selló con Luis Caputo el año pasado, en cumplimiento del fallo de la Corte Suprema.
El martes pasado, el ministro de Hacienda porteño, Gustavo Arengo, se reunió con diputados del Pro en el Anexo de la Cámara baja. Analizaron los números del Presupuesto y coincidieron en reclamar que la partida de coparticipación figure explícitamente en el texto. Hoy, el envío de fondos depende de un acuerdo informal entre Caputo y Jorge Macri, que establece una transferencia semanal por goteo. “Queremos que esté plasmado por ley, para que no dependa del funcionario de turno”, resumieron en el bloque. También sigue pendiente el reclamo por los 6000 millones de dólares que la Ciudad no recibió durante la gestión de Alberto Fernández.
“Hasta ahora no incorporaron ninguno de los cambios que pidió Pro, entre ellos los vinculados a la Ciudad”, advirtió un referente del bloque que sigue de cerca la discusión presupuestaria. Si la resistencia del oficialismo continúa, el partido presentará un dictamen propio o firmará en disidencia. La batalla, así, se trasladará al recinto.
Lo hará con un bloque reducido y liderazgos en disputa, obligado a reordenarse mientras redefine su lugar en la nueva arquitectura del poder. Enfrentará el dilema de acompañar o diferenciarse de un Gobierno que tensiona su identidad y pone a prueba sus límites. El resultado de esa convivencia marcará el rumbo del partido hacia 2027.
