
Después de once años de relación, Irene Rosales y Kiko Rivera han decidido poner punto final a su historia de amor. La noticia, que fue anunciada el pasado mes de agosto, sorprendió a sus miles de seguidores, que no se esperaban su ruptura.
A pesar de su separación, ambos dejaron claro que seguirían unidos por el bien de sus dos hijas. Pero los rumores sobre los verdaderos motivos de la ruptura no tardaron en multiplicarse, lo que llevó a Irene a dar un paso al frente y contar su versión.
En una entrevista reciente, Irene Rosales ha querido dejar claro cual fue el motivo que llegó al final de su relación. “Nos dimos cuenta de que éramos familia, pero no nos notábamos como una relación”, confesó.
“Me dio seguridad ver que él estaba en el mismo punto”

Según ha contado la sevillana, la decisión no fue a causa de un conflicto en concreto, sino de una decisión que fue conjunta y madura entre ambos. “Él notó más mi distanciamiento después de las vacaciones de verano, pero la decisión fue mutua”, explicó.
“A mí me cuesta mucho soltar y me dio seguridad ver que él estaba en el mismo punto”. A pesar de la ruptura, Irene asegura que mantiene con Kiko Rivera una relación cordial y centrada en la crianza de sus hijas.
El momento más duro: contárselo a sus hijas
De todos los momentos difíciles que vivió, Irene cuenta que el más doloroso para ella fue comunicar la noticia a sus hijas. “Se lo dijimos muy rápido, a los tres días. Ellas no preguntaron, pero fue duro”, reconoció con emoción. Irene ha insistido en que su prioridad absoluta sigue siendo el bienestar de sus hijas.
Las adicciones de Kiko Rivera

Irene también ha hablado por primera vez con total sinceridad de las adicciones que Kiko Rivera ha tenido que afrontar durante toda la relación. “Yo he aguantado mucho porque he querido acabar con el problema”, explica. “Para mí lo fácil hubiera sido huir, pero sabía que si me iba, él no iba a aguantar”, ha asegurado.
“Se lo oculté a todo el mundo”
Durante muchos años, Irene Rosales asegura que tuvo que gestionar la situación en silencio. “Se lo oculté a todo el mundo, ni a mi madre le conté la mitad”, ha confesado. Sin embargo ha asegurado que cuando la situación se volvió insostenible, decidió pedir ayuda a la madre de Kiko, Isabel Pantoja. “Fue mi última bala”, recuerda. “Llamé a Isabel Pantoja y le di un ultimátum, le dije que hacía las maletas y me iba y así es como abrió los ojos”, ha explicado.
Después de aquel momento exacto, Kiko Rivera inició un proceso de rehabilitación del que Irene se siente especialmente orgullosa. “Ha sido un camino duro, pero ha conseguido salir adelante. Y eso, como madre de sus hijas, me llena de orgullo”, afirma. Hoy, Irene asegura sentirse tranquila y en paz con la decisión tomada. Cada uno sigue su camino, pero con respeto y cariño.
