Festejar un cumpleaños es un hecho que se da una vez por año y que acapara la atención no solo del anfitrión de la fiesta, sino también de todo el entorno que lo acompaña en una jornada especial. A pesar de que esta celebración está emparentada con la alegría, muchas personas piensan lo contrario y esquivan el hecho de organizar una juntada o rechazan la imagen típica de estar frente a una torta de cumpleaños y soplar las velas.
A raíz de esta circunstancia, los psicólogos, quienes tratan este tipo de casos referidos a la conducta del ser humano, explicaron que no disfrutar de un cumpleaños se volvió más común de lo que se conoce y eso está emparentado con diversos factores psicológicos que responden a traumas del pasado.

Dentro de esta lógica están las personas introvertidas que, en algunos casos, sufren ansiedad social y detestan ser el foco de atención, sea en un cumpleaños, en una reunión u otro tipo de eventos donde tienen que tomar la palabra.
“Para aquellas personas que tienen ansiedad social, o son muy vergonzosas, el día de su cumpleaños se convierte en una situación muy estresante, pues no les gusta ser el centro de atención y que la gente esté pendiente de ellos”, deslizó una investigación del medio El País acerca de esta temática.
La aparición de las redes sociales también juegan un papel preponderante en este asunto: al estar inmersos en las distintas plataformas digitales, los usuarios reciben un pantallazo de cómo deberían ser los cumpleaños “ideales” lo que genera una presión adicional al tener que cumplir con esa falsa expectativa. Este combo no hace más que profundizar la problemática y afectar la satisfacción personal.
Los cinco factores que inciden emocionalmente
1) Ansiedad por expectativas utópicas: la necesidad de “estar feliz” genera una presión desmesurada que decanta en otros inconvenientes.
2) Balance emocional: el festejo del cumpleaños puede activar algunos pensamientos referidos a los logros y el paso del tiempo, generando ansiedad y estrés.
3) Incomodidad: al estar en el centro de la escena como anfitrión, la persona sufre dicha exposición.
4) Experiencias traumáticas: el historial de cumpleaños donde uno no se sintió cómodo perjudican las jornadas posteriores de celebración.
5) Preferencia: es el punto más importante: aquí se respeta la voluntad de la persona en querer festejar o no.