MIAMI. — No usa remeras con lemas ni predica sobre disrupción, pero mueve más dinero del que soñó cualquier emprendedor de Silicon Valley. Fahad Al Saif no busca cámaras ni titulares: su poder se mide en bonos, proyectos y balances. Desde una oficina en Riad, es quien define hacia dónde se orientan los US$ 1,15 billones del Public Investment Fund (PIF), el fondo soberano saudí que se propone reescribir el mapa económico global.
Ingeniero de formación y banquero por instinto, Al Saif representa la versión más tecnocrática del nuevo poder árabe. Tiene más de dos décadas en los mercados financieros. Su especialidad: convertir el petróleo en activos diversificados, sostenibles y rentables.Formado en Sistemas de Información de Gestión en la King Fahd University of Petroleum and Minerals, Al Saif pertenece a una generación de tecnócratas que crecieron bajo la visión del príncipe heredero Mohammed bin Salman, dijo en el American Business Forum.
Su carrera comenzó en bancos como SABB y HSBC Saudi Arabia, donde dominó las arquitecturas de deuda y financiamiento estructurado. Después, el Estado lo incorporó como asesor clave del Ministerio de Finanzas, donde fundó la National Debt Management Centre (NDMC), la oficina que modernizó la gestión de deuda saudí y marcó el ingreso del reino a los mercados internacionales. Desde ahí saltó al vértice del PIF, el instrumento central de la política económica del príncipe heredero Mohammed bin Salman.
Hoy, Al Saif es el jefe de Estrategia de Inversión y Análisis Económico del fondo. Cada decisión que pasa por su mesa repercute en varios husos horarios: desde la emisión de bonos verdes por miles de millones de dólares hasta la adquisición de participaciones en gigantes tecnológicos, automotrices o de entretenimiento. Bajo su gestión, el PIF lanzó una serie de financiamientos que incluyeron un bono a 100 años, algo inédito entre fondos soberanos.
En la práctica, su área es el cerebro del fondo. Define qué sectores potenciar, en qué geografías entrar y qué proyectos se ajustan a la Vision 2030, el plan con el que Arabia Saudita busca dejar atrás la dependencia del petróleo. Las cifras hablan por sí solas: inversiones en Lucid Motors, Uber, Electronic Arts, Activision Blizzard, y proyectos emblemáticos como NEOM o The Red Sea Project, pensados para reinventar el país desde la arquitectura, la energía y el turismo.
Al Saif también integra los directorios de AviLease, Bahri y ACWA Power, empresas que operan en tres frentes donde el reino busca liderazgo mundial: aviación, transporte marítimo y energías renovables. Con más de 25 años de experiencia, combina un perfil técnico con una red de contactos que atraviesa ministerios, bancos internacionales y fondos soberanos de todo el mundo.
Para delinear qué sectores y experiencias pueden prosperar en Arabia Saudita, Al Saif explicó que cada industria cuenta hoy con un “campeón nacional”. En inteligencia artificial, por ejemplo, se estableció Humaine, líder saudí en IA, con el que varias empresas tecnológicas ya iniciaron alianzas. En videojuegos y deportes electrónicos, el fondo apuesta por Savvy, que realizó adquisiciones en Estados Unidos. En automotrices, invirtieron en Lucid Motors, que inauguró su línea de ensamblaje en Arabia Saudita y exporta al resto del mundo. En semiconductores y electrónica, Alat se perfila como el campeón nacional de referencia.
Alsaif subrayó que las inversiones se planifican a largo plazo: “Hemos hecho inversiones a 20-30 años”, indicó, destacando que entre 2021 y 2025 el fondo priorizó trece sectores con alto potencial de crecimiento. “Ahora nos enfocamos en el impacto y la escalabilidad”, agregó. La nueva estrategia organiza estos sectores en seis ecosistemas: turismo, viajes y entretenimiento con grandes proyectos de hospitalidad; manufactura avanzada e innovación, que incluye IA, electrónica, aeronáutica, defensa, farmacéuticos y automotriz; industria y logística; energía sostenible e infraestructura; y NIOM, un proyecto decenal pensado para integrar los cinco ecosistemas con el objetivo de atraer más fondos del sector privado y público.
