
Los países de América Latina y el Caribe necesitan transformar sus estructuras para aumentar la productividad y la inclusión, además de impulsar la transición ecológica, según el último informe ‘Perspectivas económicas de Latinoamérica 2025: Promoción y financiación de la transformación de la producción’, elaborado por la OCDE.
La institución ha resaltado la dificultad de muchos países de esta región para movilizar suficientes recursos internos. Entre 1991 y 2024, la productividad laboral en América Latina y el Caribe creció solo un 0,9% anual de media, muy por debajo de la tasa anual del 1,2% observada en los países de la OCDE.
«Estas condiciones limitan la capacidad de los países de América Latina y el Caribe para promover y financiar la transformación de sectores estratégicos y la diversificación de sus economías, transformaciones que son esenciales para lograr un mayor crecimiento de la productividad», señalan los autores del informe.
A estos factores se une la debilidad social, marcada por un alto nivel de informalidad del 55,1% en 2023, vulnerabilidades persistentes y una protección social insuficiente, lo que también contribuye a los bajos niveles de productividad.
La región se enfrenta a retos económicos ya conocidos, centrados en una productividad «persistentemente baja» que sustenta un crecimiento «insuficiente» y una débil convergencia con las economías avanzadas. Además, el empleo informal ha afectado en particular al sector de los servicios, donde las ganancias de productividad han sido escasas.
MOVILIZAR RECURSOS PRIVADOS Y PÚBLICOS
La OCDE estima que los países pertenecientes a América Latina y el Caribe sufren una brecha de financiación de 99.000 millones de dólares (85.787 millones de euros) año que se extenderá hasta 2030.
Sin embargo, el gasto público se concentra en gran medida en el gasto corriente en lugar de en la inversión de capital, limitando así el crecimiento a largo plazo. En concreto, los ingresos fiscales representaron el 21,3% del PIB en 2023, muy por debajo de la media del 34% de la OCDE, mientras que los gastos fiscales absorben una media del 4% del PIB en 18 países.
Ante esta situación, el organismo internacional recomienda reformar el diseño de los incentivos fiscales para mejorar su eficiencia y aumentar, al mismo tiempo, su impacto en el desarrollo y la transformación de la producción.
Otro aspecto que debería reforzar esta región es el de los mercados de capitales, que cuentan con una capitalización bursátil media del 37,4% del PIB en 2024 frente al 64,4% de la OCDE, y la atracción de inversión extranjera.
«Atraer inversión extranjera directa hacia las energías renovables, las infraestructuras digitales y las industrias de tecnología media y alta puede impulsar la capacidad de producción, diversificar las exportaciones, promover la transferencia de tecnología, crear empleos de calidad y acelerar la ecologización de los sistemas energéticos en toda la región», señala el informe.
