El mítico hotel fundado por un exoficial alemán que dio vida a un pueblo de las sierras cordobesas

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A fines del siglo XIX, en un punto perdido y totalmente deshabitado del Valle de Punilla, a unos 70 kilómetros de la ciudad de Córdoba, un exoficial del ejército alemán, enamorado del clima de la zona, decidió levantar allí un hospedaje. Así nació el Eden Hotel, un imponente edificio de dos plantas hecho a todo lujo al pie de las sierras, que por muchos años alojó a lo más granado de la elite de la Argentina y también de Europa. Presidentes, artistas, personalidades internacionales y hasta el mismísimo Albert Einstein pasaron por sus sofisticadas instalaciones.

También, como dato no menor, la pujanza de ese emprendimiento que en principio estaba en medio de la nada fue estimulando la actividad de la zona a punto tal de que a su alrededor se creó La Falda, la villa cordobesa que hoy es una ciudad.

“Nosotros siempre decimos que gracias al hotel, vino el pueblo”, cuenta a LA NACION Gabriela Sánchez, que hace 18 años trabaja como guía en las visitas que se realizan al complejo que ayer formaba parte de Eden Hotel y hoy funciona como centro de múltiples actividades.

El Hotel Edén: a él se debe el origen de La Falda.

Además de haberle dado vida a un pueblo, el Eden Hotel (sin tilde) tiene su propia y fascinante historia, que transcurre entre las ostentaciones de un tiempo que ya no volverá, los oscuros lazos de sus dueños con la Alemania nazi, un final triste que chocó con la decadencia y el vandalismo y una reciente resurrección que lo ha convertido en un punto obligado de visita para los turistas.

“El que viene a La Falda, viene al Hotel”, asevera Sánchez, mientras cuenta, para este medio, la gloria y la caída y la resurrección del Eden Hotel de La Falda.

La fecha oficial de apertura del Eden Hotel es el 26 de diciembre de 1898

Un hotel en el especial clima de las sierras

–Gabriela, ¿cómo empieza la historia del Eden Hotel?

–Mirá, antes te digo que acá, a fines del siglo XIX, no había absolutamente nada. Es más, no era La Falda en ese momento. Esto era jurisdicción de Huerta Grande. Había una estancia que se llamaba La Falda, que había sido de Juan Bialet Masse, y después de Cassio Lanari. Después llegó un exoficial del ejército alemán, Roberto Bahlcke, que había venido a Córdoba y cabalgando la zona le gustó el lugar y decidió comprar las 900 hectáreas de la estancia.

Todos los materiales con los que se construyó el Eden Hotel llegaron de Europa

–¿Ya pensó en hacer ahí un hotel?

–Sí, él tuvo la idea de hacer el emprendimiento.

¿Qué hacía un alemán por Córdoba?

–Era amigo de Juan Kurth, un suizo que se había instalado en Córdoba unos años antes y que después fue socio en el Eden, junto a Bahlcke y otra mujer, María Kraeutner. Ellos levantaron allí el hotel pensando en el tema de los problemas respiratorios de la gente, como la tuberculosis. Como las sierras de Córdoba se consideraban el tercer mejor clima del mundo, ellos tuvieron la idea de hacer un edificio que cumpla las condiciones de ser un hotel preventivo de esas enfermedades. Comienzan a levantar el edificio en 1897.

Una de las habitaciones del Eden HotelLa pileta del Eden Hotel estaba más cerca de la casa donde vivían los hermanos Eichhorn

Se inaugura el Eden

–¿Desde el principio se pensó hacer un emprendimiento de lujo?

–Sí. Todos los materiales fueron traídos de Europa. Como el mármol de carrara de las escaleras o las maderas de los pisos de las habitaciones. El edificio está muy bien hecho. Tiene una base de hierro y desde allí fue edificado. Para darte una idea, las paredes internas son de 45 centímetros y las externas de 65 centímetros…

–¿Cómo era el hotel?

–La construcción tenía un sótano extenso, planta baja y primer piso, con dos patios, una terraza espléndida en la planta baja y otra más estrecha en el primer piso, alrededor de toda la casa. Comenzó teniendo 92 habitaciones y solo ocho cuartos de baño. Después se hicieron algunos baños privados y terminó con 132 habitaciones y 28 baños, incluidos los privados y los compartidos.

Acceso al hotel, donde habitualmente llegaban los huéspedes en tren

–¿Cuándo abrió el hotel?

–El 26 de diciembre de 1898. Ese día fue cuando se hizo el primer registro en la firma del libro de pasajeros. Los Anchorena fueron los primeros que vinieron.

El Eden Hotel tenía sus propios generadores de electricidad, algo novedoso para la época

Presidentes y celebridades

–Un apellido importante.

–Claro. Convengamos en que en aquel tiempo no había clase media. Estaba el rico y el pobre. Los que tenían vacaciones eran todos ricos, claro. Por eso han venido acá familias de renombre, como los Anchorena, los Peralta Ramos, los Montes de Oca. Estuvieron también en distintos momentos los presidentes (Julio Argentino) Roca, (Carlos) Pellegrini, (José) Figueroa Alcorta. (Juan Domingo) Perón también estuvo acá, pero antes de ser presidente, cuando era vice de Farrel.

La noticia del paso de Albert Einstein por el Eden Hotel en 1925, en el diario La Voz del InteriorPoema de puño y letra del gran vate nicaragüense Rubén Darío

–¿Qué otras figuras de renombre pasaron por el hotel?

–Aquí estuvo de visita el físico Albert Einstein, en abril de 1925. El científico se sacó una foto con empleados del Hotel en el marco de su viaje a Córdoba, mientras hacía una visita de casi un mes en la Argentina. El director de orquesta italiano Arturo Toscanini también se hospedó en el Eden, como el príncipe de Saboya y también el Che Guevara, cuando era niño.

En 1901, el nicaragüense Rubén Darío no pudo con su alma de poeta y dejó unos versos en el libro de visitas del Eden Hotel: “Este álbum recoge en sus páginas blancas / los nombres de ingenuos que hacen sonreír / y ostenta los versos del poeta, que en ancas / del Pegaso al Olimpo pretende partir”, decían las líneas iniciales de su poesía.

Einstein acompañado de las autoridades de Universidad de Córdoba en la escalinata del Hotel Edén, donde le ofrecieron un banqueteUn show al aire libre en uno de los parques del hotel, con las sierras como telón de fondo

Comodidades de otros tiempos

–¿En qué llegaban hasta acá los pasajeros?

–En el tren que hacía el recorrido entre Córdoba y Cruz del Eje. Había una parada justo enfrente del portón del hotel. Los dueños oficializaron esa parada en el kilómetro 78, porque antes el tren paraba en Casa Grande y Huerta Grande, y era incómodo hacerles el traslado desde allí a los pasajeros. En cambio ahora los iban a buscar en carros para llevarlos al hotel desde mucho más cerca.

–¿Qué otras comodidades tenía el hotel?

–Tenía un comedor para 200 personas, un salón de fiestas, una sala de lectura donde las mujeres podían leer o tejer y una sala de caballeros, donde jugaban a las cartas y podían fumar. Las mujeres no podían. También había un salón para el té de las mujeres a las cinco y el patio cervecero para los caballeros. Todo estaba separado.

El hotel tuvo su época de gloria en las décadas del 30 y el 40

–¿Cancha de golf también?

–Sí, tuvo de todo. Cancha de golf, canchas de tenis, de cricket. Tenían además unos 150 caballos para hacer cabalgatas, paseos turísticos.

–¿Estaba abierto todo el año?

–Sí. Porque además se tomaban vacaciones largas. Si venía un turista de Europa se quedaba unos seis meses acá. Tenían que justificar semejante viaje. Venían con la gente que trabajaba en la familia: la niñera, la institutriz. El salón comedor, por ejemplo, estaba dividido en el salón principal, donde almorzaban los adultos y del otro lado los chicos, con las niñeras.

El comedor del Eden Hotel tenía lugar para 200 comensalesLos salones del Eden Hotel fueron remodelados y se utilizan para diversas actividades

–¿Había también requisitos para ir al comedor, no?

–Sí. En el salón comedor se les exigía estricta etiqueta. Hombres de esmoquin, mujeres con vestidos largos, que no se le vieran los codos, y mucho menos mostrar los tobillos… debe haber sido lindo.

–Además del lujo, el hotel tenía el adicional del clima de la sierra

–Sí, los huéspedes se ponían en las galerías, tomaban sol, respiraban el aire puro de la sierra… la idea era brindar eso al pasajero que venía. como un adicional. Un lugar de lujo y que te hacía bien a los pulmones.

Aviso del Eden Hotel

Cambio de dueños

–Bueno, estábamos en que los primeros dueños del hotel fueron una sociedad entre Bahlcke, Kurth y Kraeutner, ¿cómo siguió el tema de los propietarios del hotel?

–Esa sociedad se disuelve y queda a cargo María Kraeutner, que se encarga de las hipotecas que había que levantar con Ernesto Tornquist, que financió las obras del hotel. Ella lo que hace es promocionar el emprendimiento por el mundo y tiene éxito. Toma el hotel en 1905 y lo administra hasta que decide regresar a Alemania, en 1912.

–No debería ser muy común que una mujer estuviera a cargo de semejante emprendimiento, ¿no?

–No, pero ella tenía experiencia de regentear el hotel San Martín, de Córdoba Capital. En el Eden se encargó de todo lo que era el mobiliario, la decoración.

Representación teatral en uno de los patios del Eden HotelEl frente del Eden Hotel hoy

–¿Los muebles también vinieron de Europa?

–Todo de Europa. Y los primeros empleados también eran europeos, porque también venían muchos europeos como turistas. Después, con el tiempo, se empezaron a contratar criollos, pero en general no estaban en el hotel. Estaban en mantenimiento, en la usina, la carpintería… lugares donde no tenían contacto con el turista.

–En 1912, Kraeutner deja el hotel, ¿quién se hace cargo entonces?

–Lo compran los Eichhorn. También alemanes. Eran tres hermanos: Bruno, Walter y Arno, que no se prendió en la sociedad. Quedaron Walter y Bruno, con sus respectivas mujeres, que se encargaban del manejo. Tenían la modalidad de que pasaban seis meses acá y seis en Alemania. Se iban turnando.

María Kraeutner dirigió el Eden Hotel entre 1905 y 1912

–¿Con ellos fue el período de oro del hotel?

–Sí, digamos, porque las guerras favorecieron el hotel. En la Primera Guerra, en la entreguerra y en la Segunda Guerra Mundial, que fue cuando la oligarquía argentina no se iba de vacaciones a Europa. Y muchos europeos, escapando del conflicto, venían acá.

Una imagen del sano esparcimiento en las piletas del Eden Hotel, en La Falda

Vínculos nazis de los nuevos dueños

–¿Los hermanos Eichhorn eran amigos de Adolf Hitler?

–Sí. Sobre todo Walter y su señora Ida eran los que tenían vínculos con Hitler. Lo conocieron en Munich, en 1921, y fueron seducidos con el discurso que dio entonces allí. En La Falda hicieron otros socios alemanes y juntaban dinero que aportaban a la campaña de Hitler, para que él llegase a la Cancillería, algo que sucedió finalmente en 1933.

“Queridos señor y señora Eichhorn, gracias por sus felicitaciones por mi elección como Canciller. En este momento histórico, aprovecho para agradecerles su actuación en todos estos años en el movimiento. Los viejos amigos son los responsables como yo de esta victoria”, es lo que le escribió Hitler al matrimonio Eichhorn luego de haber sido electo para dirigir los destinos de Alemania.

Walter Eichhorn y su esposa Ida con Adolf Hitler, en Berlín, en 1935

Por varios años, según registran las crónicas, un enorme retrato del dictador nazi se exhibía en el Salón Imperial del Hotel Eden. En ese lugar se festejaban los triunfos bélicos de los ejércitos alemanes y se escuchaban los discursos del Führer a través de una antena ubicada en uno de los jardines del hotel.

Además, en relación a la conflagración bélica, se cuenta que unos 20 marinos del Graf Spee, la nave de guerra alemana hundida por los británicos en el Río de la Plata, llegaron al Eden Hotel y fueron empleados allí.

Los hermanos Eichhorn fueron los dueños del Eden Hotel entre 1912 y 1947

Como testimonio de la relación entre los dueños del Eden y Hitler, hay una foto tomada en Berlín, en el año 1935, donde el nefasto líder nacido en Austria comparte una mesa con Walter Eichhorn y su señora Ida.

Se dice también que cuando el desenlace de la conflagración era inminente, y la derrota alemana era segura, los Eichhorn le habrían ofrecido asilo a Hitler en La Falda. Pese a que se ha confirmado con rigor científico que el Führer acabó con su vida el 30 de abril de 1945, los rumores de que huyó a la Argentina, siempre están presentes. Y el Eden no puede escapar a esas versiones.

Postal del Eden Hotel, un sinónimo de La Falda

–Gabriela, existe el mito de que después de la Segunda Guerra Hitler llegó a La Falda, ¿hay alguna historia al respecto?

–Hay un testimonio viviente de Catalina Damero, que trabajaba en el hotel. Cuando los Eichhorn vendieron el hotel, la llevaron a trabajar a su casa, justo detrás del hotel. Ahí ella dice que lo atendió a Hitler. Le hacían llevar el almuerzo a una habitación y dejar afuera la bandeja y la tenía que pasar a retirar después. Dice que una vez lo vio. Estaba sin bigotes, distinto pero ella dice que lo vio.

Nace y crece La Falda

–Durante el período en que los Eichhorn estuvieron a cargo del hotel fue cuando se desarrolló el pueblo, ¿cómo fue eso?

–Sí, como ellos le debían dinero a Kraeutner por la compra del hotel, decidieron lotear parte de los terrenos y así quedarse ellos con el 50 por ciento de lo adquirido y el otro 50 se lo dieron a Kraeutner para saldar la deuda. También donaron terrenos para la escuela, para la iglesia, para la plaza. Hicieron muchas cosas.

Vista aérea del Eden Hotel

–Fueron prácticamente como los fundadores del pueblo

–Se puede decir que sí. Además, en los terrenos que vendían ponían como cláusula, sobre todo los que estaban cerca del Eden, que edificaran acorde de lo que era el hotel. Por eso las casas que están cerca quedaron parecidas. Y a los trabajadores del hotel también se les entregaban terrenos, pero un poco más lejos.

–¿Cuándo termina el tiempo de esplendor del Eden Hotel?

–Hasta 1945 funciona todo bien. Pero cuando finaliza la Segunda Guerra Mundial y la Argentina le declara la guerra al Eje, en marzo de ese año, ahí se expropian varias empresas alemanas y el hotel cayó en la volteada. Fue incautado y se utilizó después como prisión de lujo para los diplomáticos japoneses y sus familias que estaban en la Argentina. Estuvieron allí unos 11 meses.

Baile y diversión en uno de los patios del Eden HotelEntre el comienzo de la Primera Guerra Mundial y fines de la Segunda, el Eden Hotel vivió sus tiempos de esplendor

Cierre y decadencia

–¿Y después?

–En 1947, el presidente Perón les devuelve el hotel a los Eichhorn, pero ellos deciden abrirse del control. Ya no daba para más. En los ‘40, además, habían surgido los hoteles de los sindicatos y con la incautación el Eden había perdido parte de su prestigio. Entonces ellos lo venden. Deja de ser un hotel alemán para empezar a pasar por distintas manos argentinas.

–¿Cuándo cierra el Hotel?

–Cómo hotel cerró en 1965. Se declaró la última temporada. Lo cerraron cinco años, donde nadie rompió ni se robó nada. En 1970 deciden abrir un casino, que ahí intervienen Francisco “Paco” Manrique y Armando Balbín, hermano de Ricardo. Pero al final no se ponen de acuerdo, se pelean entre ellos y el casino lo llevan a La Cumbre.

–¿Qué pasó con el hotel durante los años siguientes?

–Después pasaron 25 años de abandono total, donde se convirtió en tierra de nadie. Hubo vandalismo, destrozos… se robaron pisos completos.

Destruido y abandono, así estuvo durante muchos años el Eden Hotel, hasta que comenzaron los trabajos de restauración

Recuperación

–¿Y cómo se salió de esa destrucción?

–En 1998 se hizo cargo el municipio y llamaron a licitación para hacer las obras. Empezaron cuatro socios a trabajar y en 2009 quedó uno solo, Leandro Rossi, que es el que administra todavía ahora.

El Eden Hotel quedó completamente devastado tras 25 años de abandono

–¿Cómo fue el proceso de recuperación?

–Primero se arrancó con el tema de los techos, que se llovía más adentro que afuera. Después, los salones. Se volvió a poner los pisos. Hubo que arrancar todo de nuevo. Después, los salones se empezaron a alquilar para eventos privados, casamientos, cumpleaños, y todo se invertía en la recuperación.

–¿Ahora qué hay en el complejo?

–Hay un teatro, que se construyó en 2018, la Universidad siglo XXI, también una oficina de bomberos, un parque aéreo y la posada, donde la gente se puede alojar.

El Hotel Edén de La Falda. Se realizan visitas guiadas por sus instalaciones abandonadas.

–Están también las visitas guiadas.

–Sí, visitas diurnas donde se cuenta la historia del hotel, se pasa por la fábrica de alfajores y se termina con una degustación en la bodega original con fiambre y vinos. Después hay salones también con obras de pintura, escultura, y un museo de la infancia. Y también visitas nocturnas, donde contamos mitos, leyendas, todo lo que es la parte esotérica… las apariciones.

Fantasmas y serenos corajudos

–No podían faltar las historias de fantasmas…

–La más conocida es la de Ana, una niña que apareció varias veces. Es una nena de ocho años, era la hija del médico del presidente Julio Argentino Roca, que falleció de tuberculosis acá en 1898… la historia de Ana es la que más se repite por la cantidad de personas a las que se ha aparecido. Sobre todo a los niños. Le pasó a mi compañero, por ejemplo, que con él había un matrimonio con una nena y ella vio en una de las habitaciones a una chica que la quería invitar a jugar.

Actualmente, en las instalacionoes del Eden Hotel pueden verse exposiciones artísticas y sus salones se utilizan para eventos, fiestas de casamiento, cumpleaños, etc.

–¿Era Ana?

–Cuando se acaba la visita, mi compañero lleva aparte a esta familia y van a la habitación y la niña señala que allí donde vio a la aparición, que había una cama y un balde. Cuando le preguntaron por el balde, ella contestó: “Ahí escupe la nena. Dice que se siente mal. No quiere que la vean pero a mí me invita a jugar”. Y ahora, como este caso es tan nombrado, la gente viene y trae juguetes para Ana. Así, el sereno a las cuatro o cinco de la mañana anda juntanto juguetes que están desparramados por el hotel… recién ahora dimos con un sereno que no tiene miedo, han pasado varios por acá, pero vienen y se van. El último es más corajudo.

También tiene una bodega y se venden productos artesanales

Después de sus tiempos de gloria, la decadencia que lo llevó casi a la destrucción, y su resurgimiento para cumplir con nuevas funciones, el Eden Hotel sigue siendo un atractivo turístico de La Falda.

“Es un paso obligado. El que viene a La Falda viene al Hotel. Si no, es como ir a Buenos Aires y no conocer el Obelisco”, cierra la guía del mítico establecimiento cordobés, que fue nombrado monumento histórico municipal y monumento de interés provincial.

Gabriela Sánchez, guía del Eden Hotel, que relató para LA NACION la historia de ese mítico establecimiento cordobés

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