Rosalía da a su pop vanguardista un giro nuevo y emocionante: canta en 13 idiomas

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No hay cambio de dirección demasiado brusco para Rosalía, la estrella pionera del pop español. Surgió hace una década como una disruptiva estudiante estrella de flamenco, y desde entonces se ha convertido en la principal vanguardista del pop y en una de sus omnívoros más convincentes.

Acaba de publicar Lux, su cuarto álbum de larga duración. Del mismo modo que su irrupción en el pop radical, El mal querer, fue una réplica implícita de la lucha formal de su álbum debut, Los ángeles; y el remolino de sensualidad industrial de su tercer álbum, Motomami, fue una reproducción de El mal querer. Lux —un álbum impactante por su audacia formal y su carácter lúdico— responde a todas esas cosas. O quizás, se eleva por encima de ellas.

Lux es un álbum sobre lo divino femenino, la fe y las brutalidades del amor, y contiene letras en 13 idiomas: el español materno de Rosalía, y también catalán, inglés, latín, siciliano, ucraniano, árabe, alemán y otros. Pasó más de dos años trabajando en la música, y gran parte de ese tiempo lo dedicó a aprender a escribir y cantar de forma convincente en otras lenguas.

“Intentar comprender cómo funcionan otros idiomas es mucho”, dijo Rosalía, de 33 años, en una entrevista, realizada en inglés con una pizca de espanglish, en Popcast, el programa musical de The New York Times. “Es mucha intuición y tratar de decir algo como, voy a escribir sin más y vamos a ver cómo suenan en otro idioma”. Pasó mucho tiempo en Google Translate, y luego habló con traductores profesionales —“Si rimo esto con esto, ¿tiene sentido?”— y con profesores que la instruyeron en las sutilezas de la fonética. Al final, fue capaz de interpretar sus canciones con una maestría que proviene de la práctica, sin ningún truco de inteligencia artificial: “Todo es humano, bastante humano”, dijo.

La portada de Lux, el nuevo disco de Rosalía

El álbum resultante es “como un rompecabezas, como un laberinto”, basado tanto en las tradiciones operísticas y clásicas como en el pop. La Orquesta Sinfónica de Londres aparece a lo largo del disco, en arreglos de Caroline Shaw, ganadora del premio Pulitzer y antigua colaboradora de Kanye West, y otros. El sonido —producido por Rosalía, junto con Noah Goldstein (Yeezus) y Dylan Wiggins (SZA, Justin Bieber)— es rugido y aspereza, y en algunos momentos etéreo, como si pisoteara la historia, a sus enemigos y, a su vez, a la figura pública que era antes.

Del mismo modo que Rosalía estudió flamenco en la universidad para dominarlo y luego transformarlo a su voluntad, emprendió esta investigación como un acto de fidelidad intercultural, pero también como una declaración de autoridad y apetito artísticos llena de confianza.

“Es por amor y curiosidad, por querer comprender mejor al otro”, dijo. “Simone Weil dice que amar es amar la distancia entre nosotros y el objeto amado. Y creo que es verdad: al comprender al otro, quizá puedas comprenderte mejor a ti mismo, y puedas aprender a amar mejor”.

La entrevista de Rosalía con Jon Caramanica y Joe Coscarelli, para ese podcast, pasó por varios tópicos.

Caramanica: -Cada uno de tus proyectos se siente como una limpieza total del paladar con respecto al anterior. ¿Existe algún temor asociado al lienzo en blanco?

Rosalía: -Un lienzo en blanco es como asomarse a un abismo. Empiezo a sudar, a sudar frío, delante de eso. Pero, al mismo tiempo, hay algo que me hace sentir incluso más incómoda: quedarme quieta.

Caramánica: -¿Algo de eso viene de rechazar lo que había antes?

Rosalía: -Eso es, cien por ciento. Todo está en constante movimiento, ¿no? Yo siempre estoy en cambio constante. Entonces, ¿por qué no habría de cambiar mi sonido conmigo?

Joe Coscarelli: -Y no es solo un rechazo de tu propio trabajo anterior, sino que parece que miras el panorama del pop y dices, implícita o explícitamente, no estamos haciendo lo suficiente.

Rosalía: -No miro tanto al exterior, sino más bien, ¿qué no estoy haciendo yo? ¿Qué no he hecho todavía? ¿Qué necesito hacer? Y creo que mis artistas favoritos, tal vez, son los que no te dan lo que quieres, sino lo que necesitas. Al fin y al cabo, hacer discos para mí es como excusa para hacer lo que realmente quiero hacer. En este caso, solo quería leer más.

Coscarelli: -¿Qué estabas leyendo?

Rosalía: -Hagiografías, muchísimas hagiografías. Simone Weil, Chris Kraus. Esas monjas eran poetas increíbles, grandes artistas; Hildegarda de Bingen era como una polímata, ¿no? Era capaz de crear de muchas maneras. Hay tantas mujeres increíbles en la historia a las que no escuchamos lo suficiente, de las que no hablamos lo suficiente. Yo solo intento ser lo mejor música que puedo y meterme en la experimentación. Si eso significa quedarme literalmente en casa, solamente escribiendo letras durante un año —o despertarme temprano, sin haber dormido casi nada para ir al estudio y pasar 14 horas trabajando en mezclas y que nunca sean lo suficientemente perfectas—, eso es lo que es para mí. Creo que, al fin y al cabo, es un trabajo.

Caramanica: -Tus dos discos anteriores han tratado de conciliar el hecho de proceder de una sólida tradición cultural pero con el deseo de romper esas reglas, luego obtener una gran aclamación y decir: “¿Qué hago con esta atención, responsabilidad y éxito añadidos?”. Esos álbumes parecían ir hacia el exterior, pero este parece diferente, más interior.

Rosalía: -El otro día estaba pensando que había hecho un disco desde un lugar muy distinto de lo que lo había hecho antes. Estaba escuchando a este hombre, que decía que hay dos tipos diferentes de confianza, la que se basa en la creencia de que vas a tener éxito, así que estás como esforzándote por lo que tienes que hacer. Hay otra confianza, que quizá sea la falta de miedo al fracaso. Creo que en este enfoque hay renuncia e incondicionalidad. Creo que es la primera vez que me permito hacer un disco desde este lugar. Renuncia total: esto es lo que realmente necesitaba decir, cantar y hacer.

Rosalía en París, luego de una cena con celebrities

Coscarelli: – Björk aparece como vocalista en Lux. ¿Cómo se desarrolló tu relación con ella?

Rosalía: -Es mi mujer y artista favorita. Creo que nos conocimos a través de Pablo, El Guincho [antiguo compañero de producción de Rosalía]. Fuimos a comer unas tapas en Barcelona. Y pensé que era la persona más fascinante que había conocido jamás, porque su forma de pensar era tan diferente de lo que había visto antes. Fue un flechazo instantáneo de admiración. Seguimos en contacto y sentí que con este disco, si era un ejercicio musical tan fuerte y demandante, si lo estaba haciendo lo suficientemente bien, tal vez, se lo enviaría, y si estaba en el nivel adecuado, tal vez entonces ella no podría decir que no.

Coscarelli: -Había cierta energía masculina en Motomami, que se enfocaba en música más caribeña, como el reguetón. ¿Lux es un proyecto claramente femenino?

Rosalía: -La inspiración principal es la mística femenina, así que seguro que hay más energía femenina. Y también la idea de ser un receptáculo. Estaba leyendo el otro día, esta mujer, Ursula [K. Le Guin] dice que quizás el primer artefacto cultural de la historia no fue un arma, no fue algo afilado para matar algo. ¿Quizás fue un recipiente, algo donde contener cosas? Y entonces decía que hay una diferencia entre la escritura masculina y la femenina: la escritura masculina trata del héroe, de los triunfos de este héroe. Y si el héroe no está en la historia, entonces no es una buena historia. Todo gira en torno al conflicto en la narración. La escritura femenina es más un proceso continuo. No se trata del clímax y luego la resolución. Se trata, quizá, de una persona con delirios y transformaciones y de todas las cosas que esta persona tiene que perder. No se trata de yo, yo, yo, yo.

Coscarelli: -Este álbum es grandioso, hay cuerdas por todas partes, con muchos arreglos. Es operístico.

Caramanica: -Atronador.

Rosalía: -Tiene esa intención de verticalidad. Algunos de nuestros proyectos parecían un poco más horizontales. Un tipo de energía más mundana.

Caramanica: -Cuando decís verticalidad, ¿sería entre el reino material y algo más astral y espiritual?

Rosalía: -Creo que siempre he tenido el deseo de, ¿cómo puedo acercarme a Dios? ¿Cómo puedo estar más cerca de Dios? Ese sentimiento espiritual siempre ha estado ahí, solo que no lo he racionalizado ni intelectualizado.

Coscarelli: -¿Hay algo casi travieso en la forma en que abordas el lenguaje en este álbum? La gente ha esperado durante mucho tiempo que des el salto y cantes en inglés. Al mismo tiempo, te han acusado de apropiación cultural por tomar elementos de culturas que no son la tuya y sacar provecho económico de ello. ¿Es esta una respuesta rebelde a esas críticas?

Rosalía: -Soy rebelde en general, ¿vale? Digamos que, sin duda, soy rebelde. Pero creo que se trata más bien de que pertenezco al mundo. Así es como me siento: yo no soy tan mía como del mundo. Me encanta viajar, me encanta aprender de otros seres humanos. ¿Por qué no iba a intentar aprender otro idioma e intentar cantar en otro idioma y ampliar la forma en la que puedo ser cantante o música o artista? El mundo está tan conectado.

Caramanica: -Imagino que con el tiempo eso resultó bastante caro. ¿Por cuánto te pasaste del presupuesto?

Rosalía: -Chicos, solo voy a decir que nos salimos mucho del presupuesto. Eso es todo lo que voy a decir. Estoy tranquila porque la visión está ahí. Pero puede que mi equipo no esté tan tranquilo.

Coscarelli: -¿Cómo te salís con la tuya?

Rosalía: -Solo quiero hacer lo que me apetezca en todo momento. Todas las personas que me conocen lo saben. Es lo único que me importa: ¡Solo la libertad!

Jugar el juego

Coscarelli: -Tengo la teoría de que, como sos una estrella del pop, se te permite aún más libertad en tu música. Se te da bien jugar al juego de las celebridades: aparecés en un anuncio de Calvin Klein, en el video de “WAP”, pasás tiempo con las Kardashians. ¿Jugás conscientemente al juego en ámbitos extramusicales para acumular caché en el estudio?

Rosalía: -Para mí, todo es cuestión de diversión. ¿Se me presenta la posibilidad de salir en el video de “WAP”? ¡Vamos! Mi hermana dice —y no sé si estoy de acuerdo— que mi música no es pop. No estoy de acuerdo. Porque quiero pensar que mi música es pop. Es solo otra forma de hacer pop. ¡Tiene que existir otra forma de hacer que sea pop! Björk lo demostró. Kate Bush lo demostró. Y necesito pensar que lo que hago es pop, porque entonces de lo contrario no creo que esté teniendo éxito. Lo que quiero es hacer música que ojalá pueda disfrutar mucha gente. Ese es mi plan.

Rosalía, tres años atrás, en los tiempos de Motomami

Caramanica: –Lux es para vos tan pop como Motomami.

Rosalía: -Cien por cierto. Solo son códigos diferentes.

Coscarelli: -Tu oyente promedio, aunque sea hispanohablante, no entenderá todas las palabras. ¿Le estás pidiendo mucho a tu público para absorber una obra como esta?

Rosalía: -Desde luego que sí. Cuanto más estamos en la era de la dopamina, más deseo lo contrario. Eso es lo que anhelo. A veces soy capaz de hacer el ejercicio de simplemente apagarlo todo y ver una película en un espacio oscuro de mi habitación.

Coscarelli: -Incluso eso puede ser difícil sin mirar el teléfono.

Rosalía: -Es muy difícil. Pero por eso digo que tiene que haber algo que nos lleve allí. No sé si esto va a ser eso, pero al menos existe el deseo de que haya algo que te empuje a estar concentrado durante, con suerte, una hora en la que simplemente estés ahí. Simplemente estás ahí. Sé que es mucho pedir, pero eso es lo que quiero.

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