
En Colombia, mover dinero es hoy más rápido que nunca, pero, al mismo tiempo, más riesgoso. Detrás del crecimiento vertiginoso de las operaciones digitales, el sistema financiero enfrenta una amenaza silenciosa, los ciberataques. Mientras las transacciones electrónicas baten récords, las modalidades de fraude se reinventan con la misma velocidad, poniendo a prueba la capacidad de respuesta de bancos, autoridades y usuarios.
El auge de la banca digital transformó los hábitos financieros del país. Solo en agosto se realizaron 284 millones de transacciones en depósitos de bajo monto, casi el triple que en enero de 2023, y las operaciones con cuentas de ahorro sumaron 405 millones, según cifras de la Superintendencia Financiera. Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria, lo resume así: “En 2007 se hacían 8.000 transacciones por minuto y las dos terceras partes eran físicas. Hoy estamos haciendo 39.000 transacciones por minuto en promedio”, con una participación de 82% en operaciones digitales.
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Pero la otra cara de esa transformación es inquietante. Entre enero y julio de este año se registraron 27.000 millones de ataques cibernéticos contra establecimientos bancarios, un 69% más que en el mismo periodo de 2024. Esto significa que cada segundo se producen 94 intentos de hackeo, y que alrededor de 1.000 colombianos son víctimas diarias de robo de datos personales, según la SuperFinanciera.
El sector financiero respondió con inversiones millonarias. Solo en el primer semestre de 2025 se destinaron $487.000 millones a la gestión de información y ciberseguridad, aunque el monto fue 3% inferior al del año anterior. Aun así, las estrategias defensivas no logran cubrir la magnitud del reto.
Guillermo Sinisterra Paz, superintendente delegado adjunto para Riesgos, advierte que la cifra de ataques es tan alta que “por cada colombiano hay aproximadamente 2.300 ataques cibernéticos al sistema financiero”. Según el funcionario, los fraudes más frecuentes son la suplantación de identidad (38%), la vulneración de cuentas o productos (15%) y el fraude amigable (14%). Solo en el tercer trimestre de 2025 los bancos recibieron más de 240.000 quejas por fraude, afectando principalmente las cuentas de ahorro, los depósitos de bajo monto y las tarjetas de crédito.

En paralelo, la modernización de los pagos avanza con la puesta en marcha del Bre-B, el nuevo sistema del Banco de la República para operaciones de bajo monto. Para Malagón, “es una de las, sino, la más importante apuesta que hemos hecho en la historia de Colombia para derrotar el efectivo”. Sin embargo, tanto él como Sinisterra coinciden en que el desafío será controlar el fraude express y la ingeniería social, especialmente en los pagos inmediatos, donde proliferan mensajes falsos sobre supuestas deudas o enlaces fraudulentos.
Hasta ahora, el sistema registró más de 92 millones de llaves —casi dos por ciudadano— y 79 millones de transacciones en su primer mes de funcionamiento, con montos promedio de $148.000. Cifras que demuestran que el país avanza hacia una economía más digital, pero también hacia una nueva era de amenazas financieras que obligan a reforzar la confianza y la educación del usuario.
Que no le pase
En un entorno financiero cada vez más digital, proteger su información personal se volvió tan importante como cuidar su dinero. Los ciberdelincuentes utilizan técnicas cada vez más sofisticadas, desde la suplantación de identidad hasta los mensajes falsos que simulan ser de bancos o entidades oficiales. Por ello, se recomienda no compartir contraseñas, códigos de verificación ni claves temporales, incluso si la solicitud parece legítima.

Evite acceder a enlaces recibidos por correo o mensajería instantánea y verifique siempre la dirección web antes de ingresar datos. Utilice contraseñas robustas, actualice con frecuencia sus dispositivos y active la autenticación de doble factor. Además, revise con regularidad sus movimientos financieros y reporte de inmediato cualquier operación sospechosa. Recordar que la seguridad comienza por la prevención, la desconfianza informada es su mejor defensa frente al fraude.
