Gran Premio Nacional: Gordianus guardó energías y se quedó con el final de la Triple Corona

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El secreto de la victoria de Gordianus este sábado en el Gran Premio Nacional (G1) fue la reserva de energías. Potrillo de campaña corta, pasó por alto el último clásico preparatorio en la pista de arena para llegar al final de la Triple Corona con mayor descanso y con solvencia se quedó con el primer puesto en un Derby de Palermo que les daba ilusiones a todos.

Uncle Mo intentó vencer de punta a punta, pero el que no estuvo dispuesto a dejarlo escapar fue justamente el representante del stud El Olimpo, que pronto se ubicó tras los pasos del líder, muy cerca. No lucharon, se dedicaron a galopar adelante a la espera del momento de la aceleración. Y cuando eso sucedió, ya en la recta final, Gordianus pasó al frente y se aferró al triunfo. No estaba dispuesto a cedérselo a ninguno.

El favorito Blue Caviar, que los había derrotado en las dos últimas carreras, dio señales de que le costaba seguirles el paso y no tardó en retroceder. La resistencia del puntero Uncle Mo -quedó 4°- duró hasta los 200 finales. Y luego aparecieron los tordillos entrenados por Juan Franco Saldivia, Winston y Butterfing, a los que les tomó un tiempo extra encontrar pista libre y no pudieron hacerle sombra al ganador, más allá de ubicarse segundo y tercero, respectivamente.

Hugo Pérez, el cuidador, ya sabía cómo ganar el Nacional. Lo había conseguido con Tecla Shiner hace siete años, con una estrategia más especulativa. Esta vez, tuvo al socio que esperó gran parte del año: Cristian Velázquez no había podido montarlo al zaino colorado en sus tres carreras previas porque estuvo recuperándose de una caída. El jinete pasó cinco meses sin poder competir este año por las múltiples fracturas en un dedo pulgar, donde le tuvieron que poner dos clavos, y en un peroné, además de un esguince de tobillo y tener los ligamentos comprometidos. «Fueron meses duros y tristes. No la pasé bien, la verdad, aunque son cosas de la profesión», recuerda el Tati, de 25 años, hoy con una interminable sonrisa.

El Gran Premio Nacional (G1)

Le puso garra y volvió con algunas dificultades para dar el peso, al principio. La mayor recompensa llegó un mes después, junto al preparador que siempre lo tuvo como prioridad para sus caballos y pensó la jugada con el potrillo para volver a festejar en un clásico de los premium.

Antes, Gustavo Calvente se subió por primera vez en competencia a Earth God y lo hizo volver a la victoria en el Gran Premio Palermo – Copa Haras Firmamento, en lo que representa el tercer triunfo de Grupo 1 para el caballo que el año pasado, en su etapa de potrillo, había vencido en dos carreras de esa categoría en el césped de San Isidro. Fue, además, una manera de recuperarse del golpe (literalmente) que había significado su ausencia el mes pasado, cuando no pudo correr la tarde del Jockey Club porque se resbaló y se cayó en el asfalto, lo que demandó un tratamiento.

En su tercer viaje al hipódromo porteño, el alazán se filtró por dentro en la recta final y le ganó la batalla a El Éxito, que había salido a perseguir desde muy temprano al puntero Ronda de Ases. En el derecho, Earth God apeló a la garra y relegó por medio cuerpo al ejemplar que no perdía una prueba sobre esa superficie desde julio de 2023, en su debut. Detrás de ellos, Descamisado se metió tercero, luego de corregir la línea en busca de libertad cuando avanzó por dentro, y el favorito Kopke quedó cuarto, tras haber seguido la huella de El Éxito pero sin resistir el ritmo.

El Gran Premio Palermo (G1)

El otro gran premio de la tarde en Palermo fue para El Epecuén, que llevaba tres triunfos seguidos y sólo había llegado detrás del tercer lugar en una de sus 13 carreras, pero carecía de antecedentes en cotejos de recta pura. Sin embargo, la apuesta en el Gran Premio Maipú (G1-1000m) salió perfecta: sobre el final le arrebató el primer puesto al favorito Le Cornette.

Sí, el caballo que hasta hace poco más de un año corría en 1800 metros se reinventó. Miguel Cafere fue trabajando en su entrenamiento para adaptarlo a las carreras de velocidad y Juan Cruz Villagra le tuvo una fe tan grande que al traspasar el disco se descargó con todo: grito, puño en alza y un llanto prolongado.

El Gran Premio Maipú (G1)

Tras una lesión que lo mantuvo al margen de las pistas por casi 10 meses, la temporada para El Epecuén había comenzado en junio recién, con un segundo puesto en un Handicap en la milla. Desde entonces fue intentando en recorridos menores y en categorías más fuertes. Y no perdió más.

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