Mirtha Legrand volvió a deslumbrar con su look en La noche de Mirtha: la gran diva de la televisión argentina desplegó todo su glamour cuando apareció en la pantalla de eltrece enfundada en un vestido bordado en color rojo que no pasó desapercibido.
A las 21.30 puntual, la gran diva de la televisión argentina apareció en escena, como siempre, con su clásica cortina musical de fondo. Luego recitó la frase con la que abre, desde hace unos años, sus míticas comidas: ”Vamos a comenzar nuestros legendarios sábados porque yo, señores, ya soy una leyenda. Y la leyenda continúa”, y se dispuso a compartir el look elegido para la ocasión.
“Miren que divino el vestido que tengo hoy. Es un vestido de shantung y encaje colorado”, destacó. De inmediato mostró el broche de cristal sobre su cadera. “Es de Iara”, exclamó, y se dispuso a mostrar los anillos y los aros, todo perfectamente combinado. Luego de un corte, pasó a la mesa, donde la esperaban la actriz española Carmen Maura, el periodista Fernando Bravo, el director de cine Juan José Campanella y la actriz Julieta Cardinali.
Una carrera “accidental” de 57 años

Mirtha aprovechó la presencia de Carmen Maura en su mesa para recordar su experiencia laboral europea. “¿Vos sabés que yo hice una película en España? Hace muchos años”, le comentó en un momento de la noche. “Una zarzuela. Doña Francisquita se llamó”, agregó. “¿Y quién la dirigía?”, quiso saber la actriz. “Un director español que trabajó mucho en la Argentina. Benito Perojo. Muy conocido”, respondió la Chiqui, y recordó que estuvo tres meses viviendo en España, en el Hotel Wellington. “Fui tan feliz”, subrayó con nostalgia.
“Mirtha no se va a olvidar nunca de un director o de una película en la que trabajó, o de una escena”, le comentó Juan José Campanella, otro de los invitados de la velada, a Carmen Maura. “Ah, yo me acuerdo de todo. Me encanta. Yo soy un productor cinematográfico. Yo soy una estrella cinematográfica”, destacó con énfasis, y no pudo contener la risa. “Me río porque yo sola lo digo”, agregó, y soltó una revelación que sorprendió a todos en el estudio. “Esto es accidental en mi vida. Con esto me refiero a la televisión, pero hace muchos años que lo hago”, aclaró.
Cómo nacieron los míticos almuerzos de Mirtha Legrand

En octubre del año pasado, con Silvio Soldán como uno de los invitados de su mesa, Mirtha recordó cómo nacieron sus míticos almuerzos. “¡(Alejandro) Romay quería que almorzara con doce personas! Los doce apóstoles, tal cual. Y yo le dije ´no, no”, repasó. “Una barbaridad, no podés manejar una mesa con doce personas. Esas cosas de Alejandro”, recordó, y dejó escapar una risa. Luego, repasó la historia con detalles.
“Yo fui a hacer un concurso que hacía Héctor Coire para los hospitales en Sábados de la bondad. Yo fui concursando para un hospital. Y cuando terminó Romay estaba arriba, en lo que se llama la pecera, mirando lo que ocurría en el piso, y me mandó a llamar”, recordó Mirtha. Durante el encuentro, en esa misma pecera, ella se quedó mirando a Coire y dijo, en voz alta: “Ay, qué lindo hacer un programa en donde uno puede hablar con su vocabulario, en donde uno sea uno mismo, más auténtico, sin repetir palabras de otros”. Al día siguiente, Romay llamó a Legrand por teléfono. “Me dijo: ´Mirtha, ¿te gustaría hacer un programa?´. ´Ay, no sé Alejandro, yo lo dije así, como una cosa personal´, le respondí. ´Mirá, se llamaría Almorzando con las estrellas’, y yo le digo ´¿almorzando? ¿Hay que comer?´. Me respondió que sí. ¡Nunca se había comido en televisión! Le dije que no se podía comer y hablar. ´Se puede´, me dijo. Le pregunté entonces ´¿con cuántos invitados?´. ´Con doce´, me dijo. ´¿Con doce?´. ´Ay no, no, no´, le dije. ‘Dejamelo pensar’”.

Al tercer día de aquella charla y luego de hablarlo con Daniel Tinayre, su marido, la Chiqui le devolvió el llamado al hombre fuerte de Canal 9 y aceptó la invitación. “Bueno, le dije, lo vamos a hacer. El estaba con Yankelevich, con don Samuel, y así empezó. Firmé contrato”, recordó. El día del debut, Legrand contó que estuvieron Tinayre, Beatriz Guido, Duilio Marzio y Leopoldo Torre Nilsson. “Había pollo. Y el mozo me sirvió pata. Y Daniel le dijo al mozo ‘no, sírvale pechuga porque le gusta la pechuga’. Yo dije ‘ Es como si estuviéramos en casa. Qué natural fue. Un toque doméstico”, continuó su relato, compenetrada. Hasta que una seña detrás de cámara la hizo reaccionar y despertó la risa de sus invitados. “Espere, no me apure, que estoy contando algo histórico. Esto es histórico. Nunca lo conté tan detalladamente”, alertó.