Como esas cartas de colores que se despliegan en las pinturerías con cientos de tonalidades, San Diego se presenta –vibrante, diversa, creativa– siempre plural en el mapa del mundo, llena de adrenalina y al mismo tiempo pura calma, repleta de cultura y a la vez con toques snobs.

En el suroeste de California, la ciudad exhibe un abanico con 112 kilómetros de playas increíbles, pero también montañas, desiertos, bosques y lagos ávidos de ser recorridos.
Desde junio de 2025, Copa Airlines ofrece vuelos directos desde Panamá, lo que la convierte en una interesante forma de ingresar a los Estados Unidos.
Un espacio imperdible es el Balboa Park, originalmente conocido como City Park, pero luego renombrado en honor al explorador Vasco Núñez de Balboa. Ocupa 485 manzanas, por lo que es más grande que el Central Park de Nueva York y, sin sonrojarse, se autodefine como epicentro de la movida cultural de la ciudad. Es justo el apelativo: contiene 18 museos; construcciones originales de 1915; jardines maravillosos y cuidadísimos; un teatro de 600 butacas; casi 100 kilómetros de senderos para caminar, correr o hacer trekking; un campo de golf, uno de arquería y canchas de tenis, entre muchos otros atractivos. Más de 300 voluntarios guían a los visitantes en tours gratuitos que recorren los tesoros arquitectónicos, históricos y botánicos de este parque que nació a partir de la Exposición Internacional con la que se celebró la apertura del canal de Panamá hace más de un siglo.

Si se prefieren los jardines, a vaciar la memoria del celular porque son deslumbrantes. Hay uno de inspiración sevillana; uno que alberga 1.400 plantas de los desiertos de todo el mundo; un rosedal con 1.700 ejemplares de 125 variedades; otro de estilo romántico inglés; otro japonés; otro de hierbas y árboles medicinales; y otro que hospeda mariposas. Elige tu propio Edén.
Por si no fuera suficiente verde, dos pabellones botánicos cobijan miles de plantas nativas y exóticas. Son invernaderos donde compiten en entusiasmo los que dibujan plantas con los que estudian arquitectura. Ambos equipos pasan el día con los ojos llenos de asombro.

Para reponer fuerzas, 11 restaurantes y cafés se dejan descubrir entre los pomposos edificios, erigidos en el estilo conocido como Renacimiento español, pero en su etapa temprana, porque lucen una ornamentación visualmente recargada, con escudos, relieves y detalles góticos que llaman la atención entre tanto árbol.
El Balboa Park aloja también al Zoológico de San Diego, que en sus 40 manzanas es hogar de más de 14.000 animales de 700 especies y de unas 700.000 plantas. Toda esa biodiversidad puede ser apreciada a pie, en recorridos guiados en autobús y mediante experiencias interactivas en los distintos hábitats.
A lo largo de los años, este zoo modernizó su propuesta y pasó de ser un centro de exhibición de animales a la vieja usanza a otro que los preserva, con múltiples programas de conservación y educación. De hecho, tiene una segunda sede en las afueras de la ciudad, denominada Safari Park, con ejemplares en mayor libertad.

Entre los museos, relucen el de la Comic-Con (sí, ¡tiene store!); el Fleet Science Center, con más de 100 exhibiciones interactivas; el Museo del Automóvil; el de Trenes a Escala; el de Arte, con obras europeas, asiáticas y americanas; el Air & Space, con aviones y naves espaciales; el de Historia Natural; el de Artes Fotográficas y el Mingei International, con artesanías y folk art.
Cultura e historia
Haciendo alarde de sus curvas voluptuosas y su modernidad, The Rady Shell es la sede al aire libre de la Sinfónica de San Diego. Junto al mar y en medio de un gran parque (Jacobs Park), se despliega ante ese escenario cada noche de concierto una platea, que incluye un sector con mesas donde se sirve cena, y un gran espacio para pícnics. Las veladas garantizan los atardeceres más rojos y mejor musicalizados de la ciudad.

Con otros ritmos como banda de sonido, Old Town San Diego mantiene viva la impronta de los habitantes originarios de la región –el pueblo Kumeyaay–, anteriores a la llegada de los europeos, con tiendas de artesanías y galerías de arte. Pero el área también late con el ritmo que le aportan los shows en vivo de mariachis y toda la cultura mexicana, con bailes, trajes típicos y una gastronomía de la que desde hace más de tres décadas Café Coyote es emblema. Tortillas, chiles rellenos, guacamoles, quesadillas, tacos, carnitas, sopas, fajitas, burritos y enchiladas son algunos de los platos rebosantes de colores que allí se sirven, con margaritas preparadas con 100 variedades diferentes de tequila.
La ciudad fue fundada en 1769, a partir del establecimiento de un presidio (donde ahora abre sus puertas el Junípero Serra Museum) y una misión. Con construcciones en pie que datan de mediados del 1800 (imperdibles el Neighboring Heritage Park, con seis casas de la era victoriana restauradas de manera encantadora, al igual que la primera sinagoga, y el Cosmopolitan Hotel), Old Town San Diego da cuerpo a calles que parecen escenografías.

Senderismo con vista al mar
San Diego tiene más de 70 campos de golf excepcionales, situados en cualquier tipo de entorno, desde la vera del océano hasta la base de las montañas y el desierto. Es que el clima siempre amable (entre 10 ºC y 20 °C en invierno, y entre 17 °C y 25 °C en verano) permite jugar durante todo el año.
La más célebre de esas canchas es la Torrey Pines Golf Course, en La Jolla, que ha sido sede del U. S. Open. Pero a quienes el juego de los 18 hoyos no los conmueva y anhelen algo más movido, el área les propone una reserva natural protegida y surcada por múltiples senderos, de acceso público y gratuito, para hacer hiking.

Caminando por colinas, entre desiertos y acantilados de casi 100 metros de altura, las sendas invitan a pasar varios días, para sacarles buen jugo a los puntos panorámicos, en medio de ardillas, cactus y helechos (por más contradictorio que suene), aves, pinos y lagartijas. Además de carteles que advierten mantener “distancia y respeto” en caso de cruzarse con una serpiente de cascabel, en Torrey Pines hay información disponible para aprender que la vegetación tiene, en gran parte, las características de lo que se llama chaparral marítimo del sur: arbustos de hojas pequeñas, perennes, con ramas rígidas y raíces extendidas. Las plantas deben adaptarse a la exposición solar, los vientos salinos y la erosión del clima de California.

Otro letrero cuenta la historia del naturalista Guy Fleming (1885-1960), quien tras observar en la zona cómo los pinos Torrey se usaban como leña y se veían amenazados por el avance de los campings, lideró en 1916 una campaña en toda la ciudad para protegerlos. Cinco años después se convirtió en el primer cuidador residente del parque y, durante la década siguiente, desarrolló el sistema de senderos que aún perdura, un vivero y un albergue.
Descanso y diversión
La reserva de Torrey Pines tiene como referencia urbana a La Jolla, que combina a orillas del océano Pacífico aventura, naturaleza y un costado de glamour, con tiendas de lujo de indumentaria, joyas y relojes. Sí, es la ciudad que se encendió con la presencia de Shakira en junio pasado, luego de un show.

La playa no es demasiado grande, pero ofrece otros atractivos, como una famosa cueva que se visita en kayak y una gigantesca colonia de lobos marinos que copan ruidosamente la arena. Además de bares y restaurantes, La Jolla alberga el Museo de Arte Contemporáneo, con unas 200 obras distribuidas en dos niveles, un parque público y terrazas frente al mar. Y es, al igual que el resto de las costas de San Diego, pasaporte directo hacia el surf, el snorkel, el buceo, el paddleboard y la navegación.
Hablando de navegar, desde el Seaport Village, en la bahía ubicada en el centro de San Diego, parte durante todo el día el ferry que en apenas minutos lleva a los visitantes hasta Coronado Beach, encantador barrio de unos 30.000 habitantes que parece una isla, pero en realidad se conecta con el continente a través de un puente vehicular.

Se lo puede explorar a pie o en bicicletas de alquiler, para acercarse a sus arenas blancas o disfrutar de sus calles tranquilas con mansiones y jardines.
Las familias con niños pueden incluir en la agenda, como gran zanahoria infantil, una visita a Legoland California, ubicado al norte de la ciudad y con más de 60 atracciones, y otra a SeaWorld, con animales marinos rescatados y también montañas rusas.
San Diego es la octava ciudad más grande de Estados Unidos, aunque parece liderar el ranking cuando se observa que también los fanáticos de los deportes tienen opciones a medida. Hay varias propuestas para mountain bike, escalada, parapente y paracaidismo.

Petco Park es el estadio que sirve como casa de Los Padres, el equipo de San Diego. Lo de Los Padres no se relaciona con una mirada filial, sino con aquello de que el origen de la ciudad fue una misión. Conserva parte de la estructura de madera y ladrillos de 1919 de la fábrica que ahí funcionaba (Western Metal Supply Co.), y se puede recorrer en una visita guiada entretenidísima que permite ingresar hasta en los vestuarios. Se experimenta cómo se ve el campo de juego desde el banco de suplentes, se descubre la fascinante sala de prensa y se entra a los espacios más codiciados. Hay butacas cuyo abono cuesta 40.000 dólares por año (¡pero hay lista de espera de… ocho años!) y alquilar las suites más top para hasta 50 personas y con chefs exclusivos que cocinan en vivo insume esa misma cifra, pero ¡por partido!

Cali-Baja y gastronomía del resto del mundo
Los amantes de los circuitos urbanos encontrarán en Gaslamp Quarter una zona de la ciudad que combina preciosos edificios históricos con un entorno moderno, bien activo, eje de la vida nocturna y la gastronomía. En esas calles, una foto puede inmortalizar a un futurista auto eléctrico Tesla Cybertruck (ese que parece un tanque metálico, puro ángulo y cero aerodinamia) estacionado a las puertas de una casa de arquitectura victoriana.
En la variedad está el gusto, y San Diego lo sabe. Por eso propone desde restaurantes de alta cocina con estrellas Michelin hasta cafés originales. Sus comunidades multiculturales ofrecen cocinas diversas (afgana, vietnamita, libanesa, etíope), mientras que la gastronomía Cali-Baja es una especialidad regional, y une los sabores mexicanos con los de los platos americanos.

La movida farm to table tiene también su lugar. De hecho, la región aloja más de 5.000 pequeñas granjas y mercados de productores en los que los visitantes pueden probar y comprar productos locales frescos. Los sábados, por ejemplo, funciona una feria natural en Little Italy, un barrio que cada noche vibra con cafés al aire libre, bares, restaurantes, galerías de arte, tiendas boutique y festivales.
Otro de los elementos distintivos del condado son sus más de 150 cervecerías artesanales, que se complementan con un centenar de viñedos, bodegas y numerosas destilerías.
Para los que quieran ir más allá, la ciudad planea para fin de año habilitar cruceros con los que los visitantes podrán cruzar por mar la frontera con México. Tijuana está a apenas 24 kilómetros, es decir, a media hora en auto o bus, y por lo tanto hay varias propuestas de tours por el día.

Datos útiles
Otoño y primavera son las mejores épocas. el invierno es lluvioso, pero en febrero se celebra el museum Month: más de 70 museos ofrecen interesantes descuentos.
Cómo llegar
- Copa Airlines Inauguró una ruta directa a San Diego desde su Hub de las Américas, en Panamá, que cuenta, inicialmente, con cuatro vuelos por semana. Desde Argentina, además de sus vuelos desde Ezeiza a Tocumen, la aerolínea retomó sus frecuencias desde Salta, con tres semanales, y empezó a operar una nueva ruta desde Tucumán, también con tres opciones por semana.
Comic-Con: pura fantasía hecha realidad
Un puñado de coleccionistas reunidos en un sótano de un hotel crearon, hace 55 años, la convención más grande del mundo en torno a las historietas, el cine y la literatura de ciencia ficción y fantasía. No lo sabían entonces, pero estaban gestando la Comic-Con, que cada julio congrega a 130.000 fanáticos (porque más no caben en San Diego Convention Center) y a muchos más amantes de la movida que cubren de colores las calles, parques y sedes anexas con sus atuendos y disfraces.

Un festival de cine independiente, premios, juegos, conferencias, exposiciones, concursos, merchandising y talleres son algunos de los atractivos de esta meca de las artes populares, la cultura pop y la imaginación que se convirtió en un show en sí mismo y un imán para las grandes productoras de Hollywood: la Comic-Con es una plataforma de lanzamiento de personajes y sagas que ocupan las pantallas.
Dónde dormir
- Hilton Bayfront 1 Park Boulevard. T: (+1) 619 564-3333. Está contiguo al Centro de Convenciones y conectado con un puente peatonal con el estadio Petco Park y el centro de Gaslamp Quarter, corazón de la vida nocturna. Complementa el alojamiento con múltiples servicios: desde un local de Starbucks y otro de yogures helados bien inclusivo (hay opciones sin azúcar y sin lácteos) hasta un restaurante (Hudson & Nash) con primera fila al mar; un bar (Odysea) con cócteles de diseño y terrazas al aire libre. El restaurante abre de 6.30 a 11 para desayunar (no dude: pancakes gigantes con jarabe de arce y frutos rojos, y tostones de salmón ahumado con cebolla encurtida, eneldo, tomates y queso crema). El almuerzo (11 a 17) y la cena (17 a 22) son oportunidad para los calamares fritos, los pokes de atún con algas marinas, palta y arroz con sésamo negro y los camarones con pepinos y panceta. Desde u$s 367 la doble.

- Manchester Grand Hyatt 1 Market Place. T: (+1) 619 232-1234. Corporativo pero también muy familiar, tiene canchas de básquet, pickleball (pariente del tenis y del paddle) y shuffleboard, un juego en el que se lanzan discos, además de piscina y un gimnasio completísimo abierto las 24 hs. Cuenta con un restaurante con vista a las amarras y especializado en langosta y otros productos del mar que sirven con vinos californianos; otro restaurante en el piso 40 con cócteles de autor, pero sobre todo vistas increíbles del Océano Pacífico y el downtown; un lobby bar con tragos y bocados y una cafetería-almacén con productos para llevar. Desde u$s 265 la doble.

- Palihotel 830 Sixth Ave. T: (+1) 619 870-8986. El lobby bien podría haber inspirado a Wes Anderson. Recrea el histórico Hotel St. James, de 1912, y está ubicado en Gaslamp Quarter, el barrio chic. Ofrece 122 habitaciones de decoración inspirada en la náutica, un restaurante (Saint James French Diner) abierto todo el día y con propuestas que combinan la cotidiana cocina americana con toques de elegancia de un bistró galo, más un roof deck exclusivo para huéspedes, con grandes vistas de la ciudad. Accesible y a la vez refinado, se luce con muebles de diseño, colores pasteles y un toque de fantasía retro hollywoodense. Descuentos de hasta el 15% por tres o más noches. Desde u$s 167 la doble.

Dónde comer
- Artifact at Mingei 1439 El Prado, Balboa Park. T: (+1) 619 331-3569. Cocina de inspiración étnica, con especias y sabores del mundo. Opciones veganas y vegetarianas, aunque también hay ribs y pollo. Ensaladas, gyozas, chutneys, quesos artesanales, y postres con ananá asado, coco, granita de mango. Todo muy creativo y colorido. Precios medios. Abierto para el almuerzo de martes a domingos de 11.30 a 14.30, y para la cena los viernes de 17 a 20.
- The Whaling Bar 1132 Prospect St, La Jolla. T: (+1) 855 476-6870. Pura audacia en cada plato. Ensalada Caesar deconstruida, pastas muy originales y postres con la forma de una hamburguesa completa. Terraza con vista al mar y decoración con mayólicas. Precios medios. Tragos elegantes en la Happy Hour de 16 a 17, y cena de 17 a 22.

- 6th & G 695 Sixth Ave. En el vibrante downtown, desayunos y brunchs contundentes en este local de reciente inauguración. Con una deco audaz y muy ecléctica y vajilla que contrasta con esa estridencia a puro tono pastel, le dan una vuelta de tuerca a los tradicionales huevos revueltos al sumarles mayonesas de inspiración japonesa y carnes condimentadas con estilo mexicano. Para el team dulce, waffles con frutas, chocolate, malvaviscos y más toppings golosos. Precios bajos. Abierto de lunes a lunes, de 7 a 15.

- Café Coyote 2461 San Diego Ave. T: (+1) 619 291-4695. Desde hace 35 años, un pedazo de México en Old Town. Quesadillas, nachos con guacamole, chiles con queso, sopas con menudos que prometen curar la resaca, albóndigas, fajitas y el arcoiris completo de picantes traído del otro lado de la frontera. Mariachis en vivo y margaritas para todos. Precios bajos. Abierto de lunes a jueves de 11 a 21; viernes, de 9 a 21.30; sábados, de 8 a 21.30 y domingos de 8 a 20.30.
- Malibu Farm 831 W Harbor Dr, Seaport Village. T: (+1) 619 695-2300. Esmeradas ensaladas con kale, quesos y pollos orgánicos, vinagretas de miso, chorizos veganos, pizzas con harina de almendras y “bifes” de hongos. Todo rico, sano y muy vistoso, en una terraza con vista al mar. Precios medios. Abierto de lunes a lunes, de 9 a 21.
- Postino Wine Cafe 2100 Kettner Blvd. T: (+1) 619 241-4700. Bullicioso y alegre restaurante en Little Italy. Las tablas con bruschettas son perfectas, porque ofrecen una variedad de 12 sabores para degustar en sets de 4 gustos: las de prosciutto di Parma, higos y mascarpone; mozzarella, tomate y albahaca; ricotta, dátiles y pistacho; jamón y queso de cabra; salmón ahumado y pesto; y burrata, panceta, rúcula y tomate son algunas de las que forman el dream team. Abierto de lunes a lunes, de 11 a 23. Precios medios.
Paseos y excursiones
- Balboa Park 1549 El Prado. T: (+1) 619 239-0512. Desde el Visitor Center (abierto de lunes a lunes, de 9.30 a 16.30) parten tours gratuitos a pie de una hora para conocer jardines, edificios históricos, teatros y otras atracciones, como una calesita de 1910. También ofrecen recorridos para fans: por ejemplo, hay uno exclusivo sobre horticultura. Algunos de los 18 museos son gratuitos, otros no. Pero con el Family Pass, que cuesta u$s 229, se obtiene el acceso libre a todos para dos adultos y hasta cuatro menores.

- Petco Park 100 Park Blvd. T: (+1) 619 795-5555/5011. Con visitas guiadas diarias que combinan historia y pasión, se recorren todos los rincones que sostienen el show detrás de pegarle a la pelota bien lejos. Los tickets para conocer el vestuario visitante, el banco de suplentes, el palco de prensa, el Salón de la Fama y las suites privadas de lujo se compran anticipadamente o en la puerta, 30 minutos antes de cada tour, que dura aproximadamente una hora y media. Si bien en fechas especiales los valores suben, el costo estándar para los adultos es de u$s 25. Los niños de hasta 12 años también pagan u$s 20, pero si miden menos de 91 cm entran gratis. Además, hay tours VIP que incluyen bateo.
- Legoland California One Legoland Drive, Carlsbad. T: (+1) 833 710-5346. A 30 minutos de viaje en dirección norte desde el centro de San Diego, colorido parque temático para pequeños y grandes constructores de aventuras que en 2026 sumará un nuevo sector con eje en el espacio. Hoy, 60 atracciones entre montañas rusas, juegos y shows, más parque acuático y acuario con charlas y alimentación de peces. Hay que chequear los horarios en la web porque varían: la apertura es a las 10 o 10.30 y el cierre, a las 16.30, 17, 18 o 20. Y algunos miércoles el parque está cerrado. En la entrada los tickets cuestan desde u$s 119, pero hay promociones con la compra online, o bien por multi-days, multi-parks o paquete familiar. Los niños menores de 2 años no pagan, aunque para el parque acuático los que tienen entre 12 y 23 meses necesitan un ticket de u$s 5.

- The Rady Shell 222 Marina Park Way. T: (+1) 619 235-0804. Mix de obra de arte y de ingeniería, este escenario de casi 4.000 m2 fue inaugurado en 2021 tras cinco años de trabajo. Además de una acústica increíble, tiene capacidad para hasta 10.000 espectadores. Es un lugar imperdible incluso para los no melómanos, porque el parque que lo contiene está abierto a todo público fuera del horario de conciertos y regala inmejorables vistas a los atardeceres sobre la bahía, instalaciones para actividades físicas y grandes áreas verdes.

- Zoológico de San Diego 2920 Zoo Drive, Balboa Park, y 15500 San Pasqual Valley Road, Escondido. T: (+1) 619 231-1515. Ofrece dos sedes. La del Balboa Park es la del zoo histórico; la otra, un espacio más abierto, para avistajes y safaris fotográficos. En ambos, se trata de experiencias educativas e interactivas y visitas guiadas, con enfoques modernos de conservacionismo y no de exhibición. Los pandas son la gran atracción. En Balboa Park, abierto de lunes a jueves, de 9 a 18 y viernes, sábados y domingos, de 9 a 21. En el Safari Park, de lunes a viernes de 9 a 17 y sábados y domingos, de 9 a 19. Tickets en ambos parques: mayores de 12 años y adultos, desde u$s 72. Niños de 3 a 11 años, desde u$s 62.

Beso a beso
Hay una foto icónica tomada por Alfred Eisenstaedt en Times Square que durante décadas fue símbolo de amor romántico y celebración del fin de la II Guerra Mundial, hasta que recientemente se la empezó a entender como representación de algo más cercano al acoso. Polémicas aparte, la figura de un marinero besando a una enfermera (hubo varios que se adjudicaron ser los dos protagonistas de la imagen) se tradujo en mega esculturas. Una se erige en Sarasota, Florida. Otra se luce en la entrada del USS Midway Museum, en San Diego, y es un imán para las fotos de visitantes del mundo entero. En las dos, el marinero vestido de azul oscuro y la enfermera, de punta en blanco, se abrazan, gigantes, para toda la eternidad.

