Pasada la incertidumbre política de las elecciones legislativas, la principal duda que el mercado financiero aún busca despejar gira en torno al esquema monetario y cambiario que adoptará el Gobierno en la segunda etapa de la gestión libertaria.
El presidente Javier Milei dijo la semana pasada que el sistema de bandas cambiarias de flotación continuará hasta el fin de su mandato, aunque todavía los analistas mantienen sus dudas. El dólar oficial cotiza muy cerca del techo de la banda, actualmente fijado en $1500, y el viernes cerró en $1415.
La incertidumbre obedece a que el Gobierno necesita acumular reservas en un contexto en el que el Banco Central (BCRA) todavía presenta un balance neto negativo de más de US$11.000 millones, según estimaciones de distintas consultoras económicas.
Para cumplir con la meta de reservas del Fondo Monetario Internacional (FMI) para fin de año, que fue flexibilizada en agosto pasado, la entidad debería acumular al menos US$9000 millones en dos meses. De esta manera, diciembre de 2025 terminaría con un balance de reservas neto negativo en torno a US$3300 millones, que es el objetivo planteado con el organismo.
Hasta fin de año, el Gobierno aún enfrenta vencimientos de deuda por alrededor de US$1200 millones, entre compromisos con organismos multilaterales y acreedores privados (por el pago del Bopreal).
La meta original con el FMI, establecida en el acuerdo firmado en abril pasado, exigía que las reservas netas fueran positivas en más de US$2000 millones, pero fue modificada para evitar el pedido de waiver (exención) en la última revisión del programa.
Si el BCRA lograra acumular los US$9000 millones exclusivamente a través del mercado cambiario, debería comprar unos US$250 millones diarios en los 36 días hábiles que restan hasta fin de año. Este ritmo podría presionar al alza la cotización del tipo de cambio en un período de escasa oferta de divisas, ya que gran parte de la liquidación remanente del agro se anticipó con la eliminación transitoria de las retenciones.
Dado que el tipo de cambio oficial se encuentra cerca del techo de la banda, cualquier suba derivada de la compra de reservas obligaría al BCRA a intervenir con venta de dólares para mantenerlo dentro de los límites.
Para alcanzar la meta, no obstante, el Gobierno podría recurrir a un préstamo de pase pasivo (repo) con un grupo de bancos, como lo hizo en enero y junio pasados, cuando consiguió financiamiento total por US$3000 millones a tasas anuales promedio del 8,8% y 8,25%, respectivamente. En esas operaciones, el BCRA entregó garantías como colateral para acceder a un costo menor que el del mercado.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, había adelantado semanas atrás que su gobierno trabaja con bancos y fondos de inversión para instrumentar un préstamo de US$20.000 millones destinado a invertir en la deuda soberana argentina.
Sin embargo, el CEO global de JP Morgan, Jamie Dimon —que estuvo en Buenos Aires días antes de las elecciones legislativas—, relativizó esa posibilidad días atrás. “Puede no ser necesario, aunque si lo necesitan, estamos dispuestos a escucharlos”, dijo.
LA NACION consultó al Ministerio de Economía al respecto de la estrategia de acumulación de reservas pero al cierre de esta nota no obtuvo respuestas.
¿Regreso a los mercados?
El ministro de Economía, Luis Caputo, remarcó en reiteradas oportunidades que el Gobierno de Milei fue el que más divisas compró, con más de US$29.000 millones. Más del 70% de ese monto se adquirió durante el primer año de gestión, en un contexto de tipo de cambio alto, caída de la actividad y restricciones al pago de importaciones.
Pese a ese esfuerzo, la falta de acceso al mercado internacional de crédito obligó al Ejecutivo a utilizar alrededor de US$18.000 millones para cancelar vencimientos de deuda, lo que limitó la acumulación de reservas.
Tras la victoria oficialista en las elecciones legislativas, el riesgo país bajó de más de 1000 puntos básicos a 647, lo que redujo el costo del financiamiento. Aun así, el indicador debería ubicarse por debajo de 500 puntos para permitir el acceso a tasas de interés de un solo dígito, explican analistas.
Algunas empresas, sin embargo, ya lograron regresar a los mercados internacionales mediante la emisión de obligaciones negociables (bonos corporativos). Fue el caso de Tecpetrol e YPF, que colocaron deuda por US$750 millones y US$500 millones, respectivamente, con tasas anuales cercanas al 7,5%.
Estas emisiones implican un ingreso de divisas que permite al Banco Central recomponer reservas sin presionar sobre el tipo de cambio. “Se calcula que las empresas podrían emitir hasta US$5000 millones en ON antes de fin de año. Esto ayudaría a reforzar las reservas sin tocar el techo de la banda cambiaria”, estimó Lorenzo Sigaut Gravina, de la consultora Equilibra.
“El año próximo, en un escenario optimista, el país podría recibir un ingreso masivo de capitales, como ocurrió durante los primeros dos años de Mauricio Macri. Si el Gobierno logra aprobar el presupuesto y avanzar con reformas estructurales —tributaria y laboral—, podría bajar aún más el riesgo país y habilitar financiamiento externo, lo que facilitaría una recomposición de reservas sin modificar las bandas cambiarias”, agregó el economista.
Ese escenario, sin embargo, no está exento de riesgos: un shock político (si no se aprueban los proyectos de ley) o económico (una cosecha menor a la esperada o una baja del precio del petróleo) podría frenar o revertir el ingreso de capitales y complicar la situación, indicaron los economistas.
“Quitar las bandas cambiarias y permitir un tipo de cambio más alto garantizaría llegar con mayor tranquilidad a 2027, ya que ayudaría a acumular más reservas por la vía comercial —exportaciones menos importaciones— sin depender tanto de la cuenta financiera”, sostuvo Sigaut Gravina.
El economista Fernando Marull, por su parte, considera que el Gobierno avanzará hacia una etapa de mayor flexibilidad cambiaria en el primer trimestre de 2026. “Si bien Milei sostiene que las bandas, que se actualizan al 1% mensual, seguirán hasta 2027, no descartamos una recalibración sin devaluación que aproveche la reapertura de los mercados. El propio BCRA reconoció que necesita comprar dólares porque faltarán pesos en 2026”, explicó.
Por el momento, el Tesoro habría comprado US$63 millones el lunes pasado, que se suman a otra adquisición menor de US$12 millones el viernes anterior. “Veremos si en las próximas ruedas se aceleran las compras, pero lo cierto es que los volúmenes relativamente bajos en el mercado cambiario y un tipo de cambio que continúa cerca del techo de la banda limitan la capacidad del Tesoro para comprar divisas”, señaló la consultora Outlier, que dirigen Gabriel Caamaño y Juan Truffa.
En las próximas semanas se verá si el Gobierno logra acercar el riesgo país a los 500 puntos, similar al nivel de El Salvador, el país de la región que más deuda coloca con ese rango. “Para eso falta algo más de acumulación de reservas, que podría provenir de compras del BCRA o del Tesoro, salvo que se produzca alguna entrada de capitales directa para el Tesoro. El Gobierno debe decidir si prioriza el mediano o el largo plazo: si compra reservas y acumula un colchón para enfrentar eventuales shocks, o si apuesta todo a sostener el tipo de cambio”, concluyó el economista jefe del Banco Provincia, Matías Rajnerman.
