Mariana Fabbiani: su novedosa serie de moda, el peso de la mirada ajena y el problema que comparte con su hija

admin

“Siempre me decían ‘vos sos una referente de la moda’ y eso me daba pánico, sentía presión o responsabilidad. ‘¿Qué significa ser referente de la moda?’. Cuando me propusieron hacer este documental dije que no quería hablar de tendencias sino de qué nos pasa o qué significa la moda en nuestras vidas”, asegura Mariana Fabbiani (50) durante la presentación ante la prensa de Desvestida, la moda pasó de moda, una interesante serie documental de siete episodios que explora diversas aristas que atraviesan a esta industria, como los ideales de belleza, las identidades de género, el edadismo, los hábitos de consumo, el impacto ambiental y la diversidad cultural.

“La conversación, lo que me pasa a mí cuando trato de educar a mi hija, lo que hablo con mis amigas o con mi mamá tiene más que ver con aceptarnos, con las inseguridades, con un montón de cosas en las que la moda, lejos de ayudarnos, nos termina perjudicando. Por eso quisimos revisar y cuestionar ciertas reglas”, remarca la conductora, que en esta docuserie (que lleva el sello de Mandarina Contenidos y llega a la pantalla de Disney+ el miércoles 12 de noviembre) se redescubre en una faceta más introspectiva frente a la cámara.

Junto a la diseñadora de vestuario Patricia Field, reconocida por su trabajo en Sex and the City, El diablo viste a la moda y Emily in Paris

En cada episodio, Fabbiani recorre Nueva York, París, Milán, México y Buenos Aires mientras entrevista a referentes internacionales del tema, como la diseñadora de vestuario Patricia Field (Sex and the City, El diablo viste a la moda y Emily in Paris), la supermodelo Coco Rocha, la fotógrafa argentina Paola Kudacki (que retrató prácticamente a todas las figuras de Hollywood, desde Robert Redford a Lady Gaga) y la directora editorial de Vogue México y Latinoamérica Karla Martínez de Salas, entre otros. En total, se hicieron 30 entrevistas en cinco países.

“Creo que es una serie que a través de la moda intenta hablar sobre un montón de temas que están sobre la mesa, cosas que están pasando y que no podemos desoír”, concluye la conductora antes de su mano a mano con LA NACION.

-¿Qué descubriste de vos misma con este proyecto?

-Descubrí muchas cosas y aprendí muchas otras, de mí misma y del resto, observando. Fue muy transformador empezar a pensar la moda no como algo impuesto, sino como una herramienta que hay que usar a favor. Me encontré a mí misma revisando lo que me está pasando en este momento de mi vida con respecto de mi edad, a mi cuerpo, la educación de mi hija, con respecto al lujo, a cómo consumo, a cómo gasto, a qué me compro y qué conservo. Todo eso implicó una investigación, ir en profundidad sobre un montón de temas que a veces tienen que ver inclusive con lo psicológico. Me encanta la ropa, pero también me pasa que muchas veces me siento oprimida o insegura queriendo estar siempre bien. Sobre todo las mujeres que crecimos en los 90, como muy exigidas con los cuerpos flacos, y la verdad es que ya no tengo ganas de que nadie me exija nada en mi vida.

La conductora cuenta que aprendió

-¿Hacer este proyecto, te ayudó a despojarte de ciertos prejuicios?

-¡Sí! Sentía que era hora de empezar a sacarme ciertos prejuicios, a jugar un poco más, me di cuenta de que no quiero vivir la edad y el paso del tiempo como un peso, sino como una ganancia, como algo que me inspire. Encontré gente que me recontra inspiró respecto al tema de la edad y el estilo. Este tema de encontrar tu propio estilo, que es encontrarte a vos y conocerte, saber qué te hace sentir cómoda y segura. También me transformó en mi manera de valorar las prendas, en no acumular o tener algo solo porque se usa y al final todo parece descartable. Apoyo totalmente la moda circular, la practico, me parece que la energía circula también. En definitiva, era una semillita de cambio que quería plantar.

-¿En qué momento sentís que se empezó a dar este clic o este cambio en vos? ¿Fue a raíz de que empezaste a hacer la serie o era algo que ya se venía gestando?

-Cuando me propusieron hacer una serie que tuviera que ver con la moda dije que no quería hablar desde un aspecto frívolo, que igual lo banco, pero no lo quería por el momento que estoy viviendo. Yo crecí al aire, entonces, de alguna manera mi imagen siempre estuvo expuesta y empecé a replantearme cómo viví todo eso.

Para la presentación, Mariana Fabbiani lució un vestido de su madre, Silvia Mores, que fue hecho a mano en la década del 60 por una modista amiga de su familia, Dorita Morelatto.

-De hecho, mencionás esto de ser observada y juzgada todo el tiempo y desarrollar tu carrera frente a la mirada ajena. ¿Cómo lo vivís hoy?

-Cuando era más chica me afectaba mucho más. No voy a decir que no me afecta, porque sería una mentira. A todos nos afecta la mirada del otro; ojalá llegue el día que no nos importe, aunque cada vez me importa menos. Realmente tiene que ver con la madurez, con darle valor a tu propia mirada, creo que el envejecer tiene que ver con llevar la mirada hacia adentro. A lo largo de mi vida fui cambiando, la gente fue viendo mi cambio, fui creciendo, estuve embarazada dos veces, parí, estoy más grande, tengo arrugas, no soy la misma hoy. Quizás tengo el mismo programa, pero no soy la misma de hace 20 años. Todos estos cambios los viví al aire y muchas veces me sentí juzgada, que si estoy muy flaca… Y tengo ganas de vivir más libre, de encontrarme a mí misma, conocerme más e inspirar al resto a lo mismo. Mis hijos también me movilizan muchísimo, la adolescencia de mi hija.

-¿Qué te preocupa?

-Yo tenía la sensación de que esta generación venía más libre, de que como no se habla de los cuerpos de los demás no tienen prejuicios a la hora de vestirse, y la verdad es que no cambió tanto. Veo a mis hijos todo el tiempo viendo qué eligen para ponerse y me empecé a dar cuenta de lo que representa la ropa para nosotros desde chicos. Cuando la veo a mi hija vestirse para ir a una fiesta o lo que fuera, por ahí dice: “Esto no me queda bien”. “¿Cómo que no te queda bien? ¿Qué es que te quede bien?”. Entonces, ahí pienso: “Pará, tiene 15 años, no vivió los 90”. Pero todo es cíclico y de vuelta estoy viendo que tiene los mismos problemas que yo tenía a los 15. Esto nos pasa a todos, y si bien está dada la conversación y sabemos que hay batallas que tenemos que dar, creo que sería mucho más fácil si se impulsaran desde la propia industria de la moda.

Mariana Fabbiani y su hija, Matilda Chihade, con vestidos de Gabriel Lage para la fiesta de 15 de la adolescente

-¿Cómo vivís las críticas en las redes sociales? Compartiste hace poco fotos de la fiesta de 15 de tu hija Matilda. Vos sos una figura pública y siempre estuviste expuesta a eso, pero no debe ser lo mismo cuando es ella la que está expuesta.

-Sí, trato de cuidarlo lo máximo posible. Puse una foto porque ella también quería y tiene su Instagram. Pensé: “¿Por qué me voy a privar de compartir esto con la gente que me sigue y me quiere?”. Por supuesto hay comentarios negativos, pero por suerte siempre fueron más que nada positivos. Particularmente, prefiero no exponer tanto, justamente para no dar lugar a todo eso. Cuido muchísimo mi intimidad familiar. Los comentarios los tomo siempre con distancia, los buenos y los malos. A mí me gusta compartir y me gusta generar algo en el otro y si eso no es bueno, es más un problema del otro que mío. Pero es un trabajo resguardar mi intimidad todos los días, estando hace tanto tiempo [en los medios]. Yo muestro a cuentagotas, a veces me dan ganas de más y después digo “no”, porque tiene que ver con esto de preservar.

-También mencionás en el documental lo difícil que a veces es mirarnos al espejo. ¿Qué te pasa con eso?

-Se trata de jugar un poco más y no mirar en el espejo solo el defecto. Yo tengo épocas, obvio, soy re juzgadora. Somos así, nos miramos y te estás viendo el defecto, pero estoy mucho más amable conmigo misma, estoy mucho más amigada conmigo y hasta diría que algunas cosas que van cambiando de mi cuerpo las abrazo con cariño, siento que eso tiene historia. Y me siento más sabia y entonces me siento más linda.

“Quizás yo también me estoy redescubriendo”, dice Mariana Fabbiani al momento de ser retratada por la fotógrafa argentina Paola Kudacki

-Como parte de la serie, en Nueva York hiciste una sesión de fotos al natural con la fotógrafa argentina Paola Kudacki. ¿Cómo fue esa experiencia?

-Me encantó. Ella me propuso esto de ir a cara lavada y yo le dije que nunca había trabajado a cara lavada. Era como: “No me hagas esto, es como que me pongas desnuda, dejame un tapaojeras”. Y hay algo en esa experiencia de autenticidad que me pareció maravillosa y que me hizo dar cuenta de cuánto nos protege a veces lo que nos ponemos, cuánto nos separa del otro y nos distancia de nosotros mismos, también. Está buenísimo vestirse, maquillarse, todo lo que nos haga sentir bien, pero que eso no sea un condicionante, que no sea algo impuesto, que no sea algo que tenemos que hacer para vernos lindas. Esa experiencia y verme en las fotos… ¡Me vi distinta!

-¿Reconociste a otra Mariana?

-¡A Mariana! Siento que no hay mucha diferencia entre el personaje televisivo y Mariana. Yo trabajo de mí misma, pero sí es verdad que uno se protege de determinada manera.

-A uno de tus entrevistados le preguntás si se arrepiente de haber hecho algo para encajar. ¿Hay algo que recuerdes, mirando hacia atrás, que te haga pensar “por qué hice esto”?

-No hay una cosa en particular, pero sí recuerdo haber sufrido de más, como “qué me pongo para tal situación” y estar traumada de si estás acorde o no. ¡Cuánta energía malgastada! Quiero andar más liviana por la vida, es algo que me está pasando en todos los aspectos, desde lo material hasta los mandatos y estas mochilas que siento que nos tenemos que ir sacando.

-¿Qué mandatos sentís que acarreás?

-Tener que estar siempre bien maquillada o peinada. O las canas, eso es algo que no pude superar [se ríe]. Yo me las tapo, pero cuando veo a una mujer que se las deja, pienso “qué lindo le queda”. Ya no tengo una mirada crítica en ese sentido, uno también va aprendiendo.

-¿Hubiera sido posible hacer un proyecto así en televisión abierta?

-Tuve la posibilidad de hacer esta serie en un momento en el que me alejé un poco de la tele diaria, el único momento que me alejé [dice entre risas], y fue hermoso poder hacer una construcción: pensar algo, escribirlo, investigar, que haya un guion, pensar las entrevistas, etc. Todo eso fue nuevo para mí y significó un crecimiento profesional. Y cuando volví a la tele, que fue casi en paralelo al final de este documental, dije que quería hacer estos temas en el programa porque no están en la tele de aire [“porque no marcan”, aclara] y porque la televisión llega a un montón de gente que no tiene acceso a otras cosas. Cada tanto me doy el lujo de tocar estos temas y cada vez me lo voy a dar más porque me gusta poder llevar ese mensaje. Si tengo una voz, la quiero usar para algo positivo. Y no solamente tiene que ver con la belleza sino también con la edad, con cómo vivimos, cómo pensamos, cómo sentimos, con el respeto hacia el otro; con vivir más libres.

Facebook Comments Box

Deja un comentario

Next Post

Hay una luz que nunca se apaga

¿El artista siempre se debe a su público? ¿O con seguir produciendo su arte alcanza? Pensaba en eso la semana pasada cuando se confirmó la cancelación de la gira de Morrissey por América Latina. El cantante británico de 66 años, que alcanzó la fama a los 25 como el bello […]
Hay una luz que nunca se apaga
error: Content is protected !!