Durante décadas, la decisión para coronar el árbol de Navidad se limitó a dos opciones clásicas: una estrella o, en algunos casos, un ángel. Sin embargo, las tendencias de decoración para este año apuntan a un cambio en la tradición, introduciendo un elemento que aporta elegancia y volumen a la cima del árbol.
El adorno que está desplazando a la estrella tradicional es el moño o lazo. Este elemento, que antes se usaba como un complemento secundario, ahora se reinventa como el protagonista principal.
Según expertos en decoración, la popularidad del lazo como remate final se debe a su versatilidad y al toque de sofisticación que añade. A diferencia de la rigidez de una estrella, un moño bien hecho puede dar una sensación de abundancia y servir como el “broche de oro” que unifica el diseño del árbol.
El moño: la nueva tendencia en esta Navidad
La clave de esta tendencia es la personalización a través de los materiales. Para un estilo clásico y elegante, se recomiendan lazos de terciopelo o raso (satén). Los colores tradicionales como el rojo, el dorado, el plateado o el burdeos (vino tinto) son los más populares para este tipo de tela.
Para quienes buscan un estilo más rústico o “country”, los moños de telas como la arpillera o el lino grueso también son una opción válida, creando una estética más hogareña y cálida.

El tamaño del moño es un factor crucial: debe ser proporcional al árbol. Un árbol grande y frondoso requiere un lazo voluminoso con múltiples vueltas y, preferiblemente, con colas largas que caigan elegantemente sobre las ramas superiores. Un moño demasiado pequeño puede parecer insignificante.
Esta tendencia no se limita exclusivamente a la punta. Los lazos más pequeños también se están utilizando para decorar el resto de las ramas, ya sea reemplazando a las tradicionales esferas o combinándose con ellas para dar una textura diferente a la decoración general.
