“Multiplica la innovación por veinte”: la revolución que transforma a la industria farmacéutica

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La inteligencia artificial, la biotecnología y los cambios demográficos están impulsando una nueva revolución en la industria farmacéutica. En un mundo donde las poblaciones viven más años y las enfermedades crónicas ganan protagonismo, el sector enfrenta el desafío de sostener la innovación sin perder de vista la accesibilidad a tratamientos cada vez más sofisticados.

“En los últimos 25 años, la industria se transformó completamente. Hoy entendemos mejor qué le sucede al ser humano frente a una enfermedad y tenemos terapias para patologías que antes eran intratables”, sostuvo Edgardo Vázquez, gerente general de Laboratorios Bagó, durante el summit de Negocios del Futuro organizado por LA NACION.

Vázquez recordó que, hasta hace poco, el desarrollo de un medicamento podía demorar entre seis y ocho años, pero la pandemia marcó un antes y un después. “Pasamos de hablar de procesos que duraban años a tener una vacuna en cuestión de meses”, explicó en diálogo con la periodista Carla Quiroga.

Para el ejecutivo, la inteligencia artificial fue clave en esa transformación. “Hoy podemos analizar millones de compuestos en horas y entender cuáles tienen posibilidades reales de convertirse en terapias efectivas. La IA acelera el descubrimiento y multiplica la innovación por veinte respecto de comienzos de siglo”.

El impacto de la tecnología, sin embargo, no se limita al laboratorio. También cambió la forma de liderar empresas y equipos en un entorno que se redefine a gran velocidad. “Antes el conocimiento era el gran diferencial. Hoy es mucho más democrático. Lo que marca la diferencia es la ejecución y la apertura mental”, afirmó Vázquez. Reconoce que las nuevas generaciones aportan perspectivas distintas y que parte del liderazgo actual implica aprender de ellas. “Entrevistás a jóvenes que te explican cosas que no entendés del todo, y tenés que elegir creer. Lo importante es tener la mente abierta y aprender más rápido que nunca”.

“Hace quince años que no crecemos y eso condiciona la inversión”, afirmó Edgardo Vázquez, gerente general de Laboratorios Bagó, en diálogo con la periodista Carla Quiroga

El gerente de Bagó asegura que el desafío de los líderes actuales no es solo adaptarse al cambio, sino anticiparlo. “Una estrategia que funciona hoy puede quedar obsoleta en 18 meses. Lo fundamental es mantener la flexibilidad y no quedarse anclado en lo que resultaba hace diez años”, señaló.

Durante su exposición, Vázquez también abordó el impacto de los cambios demográficos en los sistemas de salud. “El año pasado Argentina tuvo la misma cantidad de nacimientos que en 1970. Vivimos más, pero nacen menos personas. Eso reconfigura las necesidades sanitarias, desde las maternidades hasta el cuidado de adultos mayores”. Según explicó, el aumento de la longevidad trae consigo nuevas patologías y una mayor prevalencia de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzheimer. “Antes estaban, pero hoy las entendemos mejor y hay comunidades que se conectan para visibilizarlas”.

El directivo destacó que la industria local avanza hacia un modelo basado en la colaboración global. “Casi la mitad de nuestros ingresos proviene de alianzas con empresas de todo el mundo. La innovación ya no es individual: hoy trabajamos en red con laboratorios de Asia, India y China, que dejaron de copiar para empezar a innovar”, afirmó. La biotecnología y las terapias génicas, añadió, abren un nuevo horizonte: “Estamos cerca de encontrar curas para enfermedades que parecían imposibles. Es un cambio de paradigma: pasamos de acompañar al paciente a ofrecerle soluciones concretas”.

Consultado sobre la situación local, Vázquez remarcó que la Argentina mantiene un sistema de accesibilidad muy superior al de otros países de la región. “Tenemos una industria nacional consolidada y una capacidad tecnológica que permitió sustituir importaciones, generar ahorros millonarios al sistema de salud y garantizar tratamientos de calidad mundial”. Sin embargo, advirtió que la falta de crecimiento económico limita los recursos disponibles para la salud. “Hace quince años que no crecemos y eso condiciona la inversión”, afirmó.

Mirando hacia adelante, Vázquez visualiza una era de medicina personalizada y datos en tiempo real. “Vamos hacia tratamientos adaptados a cada persona. Hoy ya podemos monitorear variables como el sueño, el peso o la presión de forma continua, y eso permite al médico –o al asistente virtual que lo complemente– tomar mejores decisiones».

El ejecutivo considera que el avance tecnológico no reemplazará la dimensión humana. “La tecnología nos ayuda, pero la confianza sigue siendo esencial. En salud, las personas quieren saber qué les están aplicando, y esa transparencia será un valor innegociable”.

En ese futuro, la frontera entre lo posible y lo ético será cada vez más difusa. “Estamos entrando en una época en la que será posible modificar genéticamente embriones o prevenir enfermedades desde el nacimiento. Eso traerá dilemas morales enormes y exigirá consensos sobre cómo financiar y distribuir esas innovaciones”.

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