Fue modelo, trabajó con Adrián Suar, Nicolás Cabré, Guillermo Francella y Dady Brieva, pero abandonó todo cuando se casó y se fue a vivir a los Estados Unidos. Mamá de cuatro, hoy reside en Dallas, Texas, y es agente de viajes y fotógrafa. Además, hace un año volvió a su primer amor y conduce Autódromo San Nicolás en Garage TV, los martes 19.30 horas. LA NACION habló con Gisela Van Lacke, que contó sobre la decisión de alejarse del mundo del espectáculo, cuánto le costó adaptarse a su nueva vida y qué extraña de la Argentina.
-¿Cómo es tu vida hoy?
-Vivo en Dallas con mi familia, desde hace tres años. Nos mudamos desde Los Ángeles, donde estuvimos 11 años, por el trabajo de mi esposo. Siento que hace poco que estamos acá, quizá porque estoy muy dedicada a mi hija más chica, que tiene tres años; todavía no tuve tiempo de hacer amistades. En 11 años en Los Ángeles construimos una vida nueva y la verdad es que se extraña.
-¿A qué se dedica tu marido?
-Juan Sebastián (Moreno) trabaja para un canal de televisión como productor creativo. También fue editor y el canal le propuso este cambio. Tenemos cuatro hijos: Ignacio es el mayor, que tiene 24 años; después le sigue Jazmín, de 15, Tomás de 12 y Amy, de tres. A Nacho lo tuve con 21 años, antes de empezar a conducir El garaje; tenía un novio y bueno, llegó Nacho. Vivió acá con nosotros hasta los 17 años y ahora está en General Roca, en Río Negro, viviendo con su padre y su familia paterna, y se dedica a correr en karting, y está muy feliz.
-Cuando decidiste dejar tu oficio de actriz, ¿a qué te dedicaste?
-Me dediqué a ser mamá y me compenetré tanto en ese rol y lo disfruto tanto, que dejé de lado a la actriz. Estando ya en Los Ángeles me reinventé y empecé a hacer fotografía para modelos, y desde hace cinco años tengo mi proyecto personal y hago fotografías, videos y drones para el mercado inmobiliario. Y como soy muy inquieta y amo viajar, también me decidí a ser agente de viajes así que saqué cuatro certificaciones y trabajo desde casa, armando viajes. Y obviamente hago viajes, porque para poder recomendar primero tengo que conocer (risas). Lo bueno es que puedo hacerlo desde casa y no descuidar la labor como mamá.
-¿Te despediste definitivamente de la actriz?
-No me despedí. Si se da, me encantaría volver a trabajar. En Los Ángeles hice algunas cosas, sobre todo publicidades y algunas participaciones en series y películas. Y hace poco más de un año volví a conducir en Garage TV; el programa se llama Autódromo San Nicolás. Me lo propuso Nicolás Malacalza, que es el productor, y me gustó porque fuimos compañeros en El garage hace veinte años; él era camarógrafo en ese momento. Lo gracioso es que lo hago desde mi cochera, donde monté un pequeño estudio.

-¿Por qué decidiste ir a los Estados Unidos?
-Por el trabajo de mi marido. Nos casamos en la Argentina y nos vinimos como al año y medio. Además, en ese momento no nos sentíamos tan cómodos en el país y pensamos que no teníamos que quedarnos con las ganas de vivir en otro lado. “Probemos, total siempre se puede volver”, pensamos. Y nos animamos. Fuimos a Los Ángeles porque él tenía trabajo. Fue toda una aventura, y la verdad es que me costó un montón. Fuimos valientes porque de eso se trataba, de probar y ser valientes Y nos fue bien, nos esforzamos, estudiamos el idioma, hicimos amigos.
-Y se adaptaron…
-Sí, nos adaptamos. Igual, te adaptás, pero nunca terminás de pertenecer del todo. Y hace un tiempo que extrañamos la Argentina y fantaseamos con la idea de volver. Pero eso que pensamos en algún momento “vamos que total siempre se puede volver”, no es tan fácil. Los chicos ya están súper acostumbrados a esta cultura, en casa hablan español, aunque medio atravesado. Crecieron acá. Entonces te preguntás cómo les iría a ellos allá, porque todo es tan distinto. No es tan fácil volver después de tantos años.
Primera mudanza
-¿Qué recuerdos tenés de tu paso por el mundo del espectáculo? Empezaste como modelo…
-Sí. A los 17 años me mudé de Santa Fe a Buenos Aires para estudiar Psicología. Y empecé a trabajar como modelo para Raquel Satragno y luego seguí en la agencia Monteverde. Hice mucha publicidad. Fue una gran época porque viajé mucho hasta que quedé en Música total y fui notera del programa. Después fui conductora de El garage durante dos años. Para entonces ya era mamá, había dejado Psicología y estaba estudiando actuación con Julio Chávez primero y luego en la escuela de Carlos Gandolfo, con Dora Baret.
-¿Cuál fue tu gran oportunidad?
-Creo que el programa me abrió las puertas, porque fui más conocida y empecé a recibir propuestas para hacer televisión. Hice pequeñas participaciones en Una familia muy especial, con Sabrina Garciarena, y en Chiquititas. Y a Sin código, con Adrián Suar y Nicolás Cabré, entré con un personaje fijo. Dejé a un lado un poco la publicidad por seguir algunos consejos, pero me arrepentí porque estaba bueno y viajaba mucho (risas). Hice Collar de esmeraldas, con Osvaldo Laport y Carina Zampini, y la película Incorregibles, con Guillermo Francella y Dady Brieva. Mi personaje en la película era el de la hermana de Dady y fue muy divertido porque los dos, como santafesinos, estábamos muy relajados matándonos de risa y charlando de las diferentes palabras que usamos en nuestra provincia; por ejemplo, en vez de churrasco allá decimos costeleta. En teatro hice Luz de gas, con Dora Baret, que había sido mi maestra. Trabajé con Adriana Salgueiro en Valentino el argentino, que era una novela colombiana; Adriana hacía de mi mamá y enseguida tuvimos buena conexión y nos reíamos a carcajadas, tanto que nos dolía la panza. Recuerdo una anécdota en una escena de mi boda; ella me obligaba a casarme con alguien que no amaba entonces yo llegaba borracha y ella me tenía que pegar una cachetada. Como bajé del auto tambaleándome bastante, le erró y me dio una cachetada de verdad y bastante fuerte (risas), me caí para un costado y hasta perdí un zapato pero seguimos con la escena que era continuada hasta el altar. Después no sabía cómo pedirme perdón. Lo último que hice fue Urbex, como conductora, en 2012. Todavía lo siguen pasando en algún canal y la gente me escribe. Cuando repiten Incorregibles también recibo mensajes.

-¿Y qué te dicen?
-Me tiran buena onda y es muy lindo. Me preguntan cuándo vuelvo a la tele, qué estoy haciendo, qué es de mi vida. Me mandan capturas de pantalla y me dicen cosas lindas. Es gratificante.
-El deseo de volver está latente….
-Sí, me gustaría. Dejé de trabajar como actriz a propósito porque el costo era muy alto; no quería dejar a mi familia de lado. Sin embargo, sería lindo volver con algún proyecto. Me siento muy afortunada de haber compartido con gente tan talentosa, tan profesional y a quienes admiro. Guardo lindos recuerdos de risas, charlas. También tuve malas experiencias.
-¿Qué pasó?
-Como en todos lados, está lo bueno y está lo malo. Hay mucha envidia y, a veces, dicen cualquier cosa para correrte, hablan por detrás. En ese momento era muy jovencita y esos rumores me sacaban las ganas de seguir. Esas cosas me hacían daño. Pero era mamá soltera y tenía que pagar el alquiler y mantener a mi hijo.
-¿Volvés de vacaciones a la Argentina?
-Cuando podemos vamos… Porque ahora somos muchos (risas). En febrero estoy planeando un viaje. La verdad es que se extraña.
