Si los jockeys fueran futbolistas, tal vez de Eduardo Ortega Pavón podría decirse que se trata de un jugador de selección. Gana carreras seguido en cualquier hipódromo, como quien hace goles a menudo en su club, pero cuando llegan los grandes premios parece que se predispone de manera singular. Crece en confianza, ve el disco con más claridad y es capaz de ilusionar a todo un equipo con varios días de anticipación como si las fijas sí existieran. Después, hay que correr y ganar, claro. Y ahí fue este miércoles a La Plata para hacerlo en el Dardo Rocha (G1-2400m) por varios cuerpos con The Gladiator’s Hat, un caballo que no era el favorito, viajó por primera vez a esa ciudad y arrasó en la competencia más esperada del año en ese trazado.
El jockey hizo doblete el domingo pasado en San Isidro, incluyendo el clásico en un gran trabajo en la montura de Viejo Varieté. En los dos triunfos llevaba la misma chaquetilla, la del stud Haras El Ángel de Venecia. En medio de las sonrisas y la recepción de los trofeos, el jinete pronunció una frase que repitió en el trabajo diario y en algunos intercambios de audios por WhatsApp que sobreviven como prueba: “Vamos a ganar el Rocha”. No se puede decir que no expresa antes lo que siente, aunque los caballos puedan hacer quedar mal a cualquiera que sentencie. No esta vez. Y con la caballeriza de la que es primera monta lo hizo de nuevo. Pasó al frente al llegar a la recta final y los perdió de vista. Quedó a siete cuerpos el segundo, Don Champagne, para darle el 1-2 al entrenador Carlos Daniel Etchechoury, otra máquina de ganar.
“Después de que fue segundo en el Pueyrredón, la más larga en el país, y tercero en un clásico en la arena de San Isidro, en un trazado en el que está acostumbrado a correr y se parece mucho al de La Plata, Dany lo preparó especialmente para esta carrera. En la corrida noté que había mejorado mucho y se lo dije al cuidador, la partida final fue muy buena y hoy lo corrí con mucha confianza, para ganar”, describió Ortega Pavón, de 40 años, que nació en Paraguay, creció en las cuadreras de ese país y se hizo un lugar en las pistas argentinas pese a numerosos obstáculos, entre ellos el hecho de no ser admitido en la escuela de aprendices de San Isidro porque ya había superado la edad tope para la admisión. Entonces, se fue a Rosario y tiempo después, el Centro de Capacitación de La Plata le abrió las puertas para poder cursar.

Es allí mismo donde obtuvo este miércoles por segunda vez el Dardo Rocha. Ya lo había ganado hace nueve años. Con Keane respondió a lo que se esperaba en 2016. Esta vez, les cumplió el sueño a los que lo escucharon en estos días. Si se los había quitado, porque no podían dormir en la espera, se los devolvió con creces. “Hay mucha energía positiva en todo el equipo”, suma su voz a tono Carlos Felice, el patrón, uno de los que Eduardo dice que “me tienen mucha fe y dan buenos caballos”. Ya tiene casi 60 grandes premios en su legajo y quiere más.
Para El Ángel de Venecia es otro hito. Dos Carlos Pellegrini, un República Argentina, un Jockey Club… Ya tiene una decena de caballos ganadores en el máximo nivel, tres de ellos este año. “No compramos caro, elegimos muchos hijos de padrillos que no están probados. Y este caballo es la segunda cría propia que gana un Grupo 1. El otro fue The Punisher, en el Pellegrini de 2022”, subraya Felice. The Gladiator’s Hat es cosecha propia: a la madre, Plaska, la compraron para esa función, y el padrillo es Hat Ninja, al que después de las alegrías clásicas en su campaña le mantuvieron la fe para la crianza y ya tiene cuatro vencedores de G1 con tres generaciones reducidas. “Es toda la cadena productiva del turf la que influye en el trabajo que se hace con mucha empatía y hace que uno reciba estos premios”, comparte el propietario, en un reconocimiento en el que mencionó a cada oficio involucrado.
The Gladiator’s Hat había dejado en claro hasta aquí que para salir de perdedor necesitó crecer. De hecho, hace 370 días había ganado su primera carrera, en su octavo intento. Después, se sintió muy a gusto con las competencias para fondistas y los dos primeros clásicos que corrió se le escaparon cerca del disco. El tercero, como en el refrán, fue la vencida. Y ahora se lo puede mirar con otros ojos. Esa evolución que sentía Ortega Pavón en la montura es la que le permitió perderlos de vista en la carrera que La Plata espera todo el año para ver. Fue una paliza.
El Gran Premio Dardo Rocha (G1)
En la segunda competencia en importancia de la jornada, Storm Sound ganó el Clásico Joaquín V. González (G2-1600m) en una cancha en la que resultó prácticamente inexpugnable este año. Entrenado en Palermo, el caballo del stud El Carcará fue llevado siete veces en 2025 a la ciudad de las diagonales y seis terminaron en victoria, siempre en cotejos jerarquizados. Ya tiene 10 primeros puestos en una campaña en la que se fue reinventando a medida que maduró y ganó en musculatura. Ya no se juega tanto desde el comienzo, más allá de la buena velocidad inicial, y lo mejor que ofreció esta vez fue el remate, pasando de largo delante de las tribunas a Chaplín, su escolta desde dos cuerpos tras ilusionar a su gente cuando despojó del liderazgo a Concord al llegar a la recta final. Lautaro Balmaceda montó en las 29 carreras al zaino que prepara Omar Labanca, quien logró amansarlo junto a su equipo de trabajo para moldearle el carácter y sacar su mejor versión.
El Clásico Joaquín V. González (G2)
Previamente, La Meninha lo hizo otra vez. Un año después de haber ganado el Clásico Asociación Cooperativa de Criadores de Caballos SPC (L-1100m), la yegua del stud Tres Jotas volvió a competir en el Bosque, el medio en el que es entrenada y nunca perdió. Y repitió el triunfo en esa prueba, ahora por medio pescuezo sobre la potranca Calle de Tierra, que le disputó el favoritismo y la victoria. De inventar una remontada casi imposible desde los últimos puestos a mostrar más velocidad y, no obstante, volver a atrapar el primer lugar cerca del disco. Ya conocía el camino y lo rememoró en esta oportunidad a las órdenes de Adrián Giannetti, quien previamente sólo la había montado una vez.
También repitió el éxito luego de 365 días Escolastic Girl, que se quedó por segundo año seguido con el Clásico Marcos Levalle (G2-1600m), aunque esta vez debió compartir los honores porque no se sacó ventajas con Pecadora Joy, una de las dos participantes que puso en las gateras el stud Firmamento. Puesta nomás… yeguas. La alazana de Pozo de Luna que el jinete Martín La Palma conoce como nadie lleva seis conquistas seguidas en el país, donde no pierde desde octubre del año pasado, y sólo fue derrotada en ese lapso en su travesía en enero pasado en Maroñas, cuando tuvo contratiempos en el desarrollo del Ciudad de Montevideo (G1-2000m) uruguayo. La otra, con Martín Valle en la montura, volvió al Sur luego de más de dos años y ese trazado dejó de ser una cuenta pendiente para la otra representante de la generación 2021, que ostenta cinco fotos en Palermo y otra en San Isidro, incluyendo cuatro festejos en los últimos nueve meses. Una curiosidad: Valle festejó al cruzar la meta en pleno cabeza a cabeza, con lo que puede haber sido la primera vez que un jockey celebra un empate. Costaba encontrar a alguien que pudiera asegurar que no había pasado de largo.
El Clásico Marcos Levalle (G2)
Otro clásico de la tarde con enorme suspenso resultó el Ciudad de La Plata (G2-1200m). Tanto que se extendió de la pista a fuera de ella, por un reclamo que tardó varios minutos en resolverse. Finalmente, El Resero Con Capa mantuvo el primer lugar que había defendido desde temprano en la carrera ante la insistencia de Es Aristocrático, que quedó a la cabeza en el espejo. En el medio donde es preparado, pero nunca antes había competido, uno de los potrillos que se les animó a los más grandes batió al caballo que venía de marcar el récord de la distancia en ese hipódromo. A 64/100 de esa marca, con la confirmación de los jueces que desestimaron la protesta de Gonzalo Borda, sellaron el doblete de jerarquía Giannetti, el entrenador Arnaldo Vigil y el stud Tres Jotas, los mismos protagonistas de la victoria de La Meninha. De una nieta materna de Angiolo a un hijo de ese padrillo. Todo en familia.
El Clásico Ciudad de La Plata (G2)
Fuera de la pista, hasta la política tuvo su espacio, con la presencia hasta el gobernador bonaerense Axel Kicillof, que señaló: “Al ser un lugar icónico y fundacional de la capital bonaerense, invertimos junto al municipio para sumar la tecnología y los recursos necesarios para acompañar a todas las familias que trabajan alrededor del turf, de los espectáculos artísticos y del turismo”.
La Plata está en manos de la Lotería, cuyo presidente Gonzalo Atanasof le agradeció y agregó: “Trabajamos desde el primer día para transformar este espacio en un lugar de encuentro, multimodal. Vinieron caballos muy importantes del país a correr este Grupo 1 y, con Noches Capitales, las bandas más relevantes de Argentina trajeron sus espectáculos a este mismo lugar. Nuestro hipódromo se transformó en el epicentro cultural por excelencia de la ciudad”.

