BOLONIA, Italia (enviado especial).– La azzurra del tenis, bicampeona vigente de la Copa Davis, esta vez no cuenta con Jannik Sinner ni Lorenzo Musetti, el 2 y el 8 del mundo. Pero no le importa demasiado. Ostenta la jerarquía de Matteo Berrettini (subcampeón de Wimbledon 2021) y la frescura de Flavio Cobolli, héroe que desanudó la victoria por 2-0 contra Bélgica, en el predio BolognaFiere, para avanzar a la tercera final consecutiva, un hecho sobresaliente e inédito desde que Australia lo logró entre 1999 y 2001.
Mientras a unos siete kilómetros del estadio montado en el centro de exposiciones manifestantes pro-Palestina chocaban con la policía en la Piazza Maggiore, molestos por la presencia del equipo israelí Maccabi Tel Aviv, que jugaría ante Virtus Bologna por la Euroliga de básquetbol, la épica se adueñó de las raquetas de Italia, el país más dominante del circuito actualmente, no sólo por Sinner y el resto de los jugadores (hombres y mujeres), sino también porque las máximas autoridades del tour son azzurri.
La fiesta local se desató con un final épico entre Cobolli (22° del ranking, 23 años) y Zizou Bergs (43°), el envalentonado belga que tiene ese nombre de pila por el fanatismo de su padre por el exfutbolista francés Zinedine Zidane. En el primer punto, en el inicio de la tarde, el romano Berrettini aseguró el 1-0 con el éxito por 6-3 y 6-4 sobre Raphaël Collignon. En el segundo, Cobolli levantó siete match points y triunfó por 6-3, 6-7 (5-7) y 7-6 (17-15). Puro show.
Remera rota y locura, el capitán Filippo Volandri quebrado de la emoción y en los brazos de Cobolli, Lorenzo Sonego (reemplazante de Sinner) emocionado como un chico. Delirio en las tribunas. El cinematográfico tie-break del último set, 17-15, fue el sexto entre los más largos en la historia de la Copa Davis. Vaya manera de concretar la clasificación para la final; ni Federico Fellini se habría animado a tanto para un guión.
“Jugué para todo mi equipo, mi familia. Es uno de los mejores días de mi vida. Fue una montaña rusa de emociones, pero al final me sentí satisfecho con lo que hice. Creo que tuve una gran actitud durante todo el encuentro. Ahora estoy un poco cansado, pero estoy listo para recuperarme para los próximos días”, gritó, conmovido, Cobolli, nacido en Florencia. “En mis cinco años como capitán nunca había visto algo así. Pero esto es lo que hace la Copa Davis. Fue increíble. Al final, le dije [a Cobolli] que era 5% táctica y 95% corazón”, apuntó Volandri, que estuvo en el top 25 como jugador, en 2007.
Mientras la zona del casco histórico era un caos, con las sirenas de los patrulleros y un helicóptero de la policía sobrevolando las manifestaciones (enfrentamientos, bombas de estruendo, pelotas de básquetbol teñidas de rojo como si se tratara de sangre, detenidos y agentes heridos), del otro lado de la ciudad todo era algarabía.
Los disturbios en la ciudad
Maccabi-Virtus, bombe carta e idranti in centro a Bologna. I manifestanti hanno lanciato anche oggetti trovati nei cantieri #ANSA pic.twitter.com/6CcCdfmEGH
— Agenzia ANSA (@Agenzia_Ansa) November 21, 2025
Este sábado, Alemania (eliminó a la Argentina) y España (superó, sin Carlos Alcaraz, a la Chequia) se enfrentarán por un lugar en la final del domingo. Para Italia el estadio de ánimo cambió cien por ciento. Lo que hace unos días era alarmante por las dolorosas bajas de Sinner y Musetti, hoy ya casi pasa inadvertido. Campeones en los últimos dos años y también en 1976, con aquel equipo capitaneado por Nicola Pietrangeli y formado por Adriano Panatta, Corrado Barazzutti, Paolo Bertolucci y Antonio Zugarelli que ganó en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet, Italia va por todo.
