Linda Hamilton sobre sus 20 años de celibato: “No me arrepiento de irme a la cama sola por la noche”

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Los amantes de la ciencia ficción y de los monstruos espeluznantes cuentan los días para el regreso de Stranger Things en Netflix el próximo 26 de noviembre. La quinta (y última) temporada de la serie contará con una nueva incorporación de reminiscencias ochenteras, la actriz Linda Hamilton (Maryland, Estados Unidos, 69 años), conocida por dar vida a la mítica Sarah Connor en la saga Terminator que comenzó en 1984junto a Arnold Schwarzenegger. La intérprete, que recuperó cierto protagonismo mediático cuando se estrenó en el año 2019 Terminator: destino oscuro, el enésimo intento de revitalizar la franquicia y en la que ella volvió a la piel de Connor, parece ahora muy lejos de un personaje de acción.

Sobre este nuevo papel en la ficción de los hermanos Duffer ha hablado durante una entrevista publicada en el periódico británico The Telegraph. Dará vida a la controvertida Doctora Kay, una mujer con “planes secretos” en medio de un Hawkins [pueblo ficticio en el que se ambienta Stranger Things] en cuarentena: “[Ella] tiene unos deseos personales más profundos, y eso la hace interesante. Y es despiadada, lo que fue divertido”, explica la actriz.

En la quinta y última temporada de Stranger Things, Linda Hamilton le da vida a la controvertida Doctora Kay

En la entrevista, Hamilton repasa otros aspectos de su vida, especialmente dura —su padre murió cuando ella tenía cinco años— y confusa: durante años, sufrió de un trastorno bipolar sin diagnosticar, del que hace dos décadas, ya identificado, la actriz habló con total franqueza, contribuyendo a la comprensión de la enfermedad en la sociedad: “Literalmente, no tuve la sensatez de callarme”, confiesa la actriz al periódico. Y suma: “[Pero] no me gusta el misterio, y si puedo hacer algo para ayudar a las personas que luchan con sus comportamientos y buscan respuestas y cambios, sé lo que es. Sé lo que es luchar durante 20 años por comprenderlo y seguir sin ser capaz de cambiar mis comportamientos”.

También explica que sigue manteniendo el celibato, que practica desde hace dos décadas: “Intento no imponer mis creencias a nadie porque soy una persona muy particular. Pero estoy en mi mejor momento, soy muy feliz y mi vida está llena de todo: flora, fauna, bebés, vecinos, pruebas, tribulaciones, dolor…”. La actriz asegura que ese dolor “es parte de la vida”. Y se pregunta: “¿Por qué es peor el dolor que la felicidad? Para mí, todo tiene la misma importancia. Así que, para mí, funciona, y no me arrepiento de irme a la cama sola por la noche. Bueno, con mis dos preciosas perritas, Gladys y Wilma; hay que tocar y acariciar algo. Pero tengo todo el amor del mundo. Todos los días. Y soy célibe».

Sin quererlo, Hamilton se suma así a las mujeres jóvenes, Rosalía entre las más famosas, que actualmente se declaran volcel, es decir: voluntariamente célibes.

Linda Hamilton:

Ya en 2019 reconoció que llevaba lustros sin mantener ninguna relación. “He sido célibe durante al menos 15 años. Una pierde la cuenta porque simplemente no importa”. Antes, estuvo casada de 1997 a 1999 con el director de cine James Cameron, quien la había elegido para el papel por el que siempre sería recordada, el de la camarera que huye de un robot implacable (Schwarzenegger) en El Terminator (1984), y que ella aceptó porque no tenía más ofertas. “Iba a ser una actriz shakesperiana, pero todo cambió con Terminator”, contó en una entrevista hace unos años.

Dicen que al cineasta le impresionó tanto su casting que modificó de 19 a 27 años la edad del personaje para que se ajustara a la que entonces tenía la actriz. La película de Cameron tuvo un inesperado éxito. Ella consiguió otro papel en la serie de televisión La bella y la bestia (1987), una moderna reinterpretación del clásico en clave policíaca, producida y coescrita por George R.R. Martin, y que abandonó tras quedarse embarazada de su primer marido, el actor Bruce Abbott.

Linda Hamilton, en una escena de Terminator: destino oculto

El boom definitivo de su carrera llegó en 1991, cuando se estrenó la segunda parte del film de Cameron Terminator 2: el juicio final, para la que el director quiso volver a contar con ella. Hamilton puso dos condiciones para aceptar: recuperarse de su embarazo y, que en esa ocasión, Sarah Connor pasara de damisela en apuros a fiera luchadora. Fue durante este rodaje cuando comenzó el romance entre actriz y director, que se convirtió en una relación tumultuosa y que saltó por los aires cuando el cineasta conoció en el rodaje de Titanic a la actriz Suzy Amis —que interpreta a Lizzy Calvert, la nieta de Rose— y se enamoró de ella, aunque, según Hamilton, para entonces ya se estaban “tomando un descanso”. Tras el idilio con Amis, Cameron y Hamilton se reconciliaron y se casaron en 1997, aunque dos años después el director volvió con Amis y le pidió el divorcio. Años después, sobre su historia de amor con Cameron, la actriz llegó a decir que este “se enamoró de Sarah Connor”.

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