Fue uno de los casos más graves a los que tuvieron que hacer frente en los últimos años. Aunque tenía tan solo un año, era la muestra viva de la indiferencia. De raza pug, pesaba apenas 3,6 kg y su cuerpo estaba completamente sin pelo y en carne viva.
La condición de la perrita, a la que llamaron Talulah, era de extremo dolor. Los voluntarios de The Animal Foundation (TAF) -la organización sin fines de lucro que funciona en Las vegas, Nevada y que tomó el caso- describieron su estado en un posteo de redes sociales: “Solo tiene un año y sufre un dolor inimaginable. Su pequeño y desnutrido cuerpo está agrietado, sangrando y en carne viva. Tiene picazón, está hinchada y tiembla de dolor. Apenas puede mantenerse en pie. Es una sombra, pero quiere sentirse mejor”.

Afortunadamente, el personal supo cómo abordar el caso de sarna, uno de los más graves que habían visto en su vasta experiencia. Según el Manual Veterinario de MSD, inicialmente, cuando un animal se ve afectado por la sarna, su piel se cubre de pequeñas protuberancias sólidas. Al rascarse o morderse para aliviar el picor, estas protuberancias y la piel circundante suelen dañarse y forman llagas gruesas con costras. En la piel dañada pueden desarrollarse infecciones secundarias por hongos o bacterias. Generalmente, las llagas aparecen primero en el abdomen, el pecho, las orejas, los codos y las patas. Y, si la sarna no se diagnostica ni se trata a tiempo -como en el caso de Talulah- las llagas pueden extenderse por todo el cuerpo.
Por eso, una vez que los rescatistas y veterinarios brindaron a la perrita los primeros cuidados y se aseguraron de que estuviera estable, la enviaron a un hogar de tránsito especializado con un plan de tratamiento intensivo. Su cuidadora temporal, Amber, una voluntaria con experiencia en casi 400 rescates, fue la persona ideal para guiar su sanación.

El tratamiento incluyó baños medicados, antibióticos para combatir las infecciones y analgésicos. “Recibió baños medicados, tratamientos con espuma para calmar su piel, antibióticos para combatir la infección y analgésicos para aliviarla”. Contra todos los pronósticos, el progreso de Talulah fue asombroso.

Tan solo una semana después del rescate, su salud comenzó a mejorar notablemente, y el pelaje negro que alguna vez había tenido, ya mostraba signos de crecimiento. Sus rescatistas celebraron: “Su piel se está curando, su cola se mueve y su descaro empieza a notarse”.

Dos semanas después, la piel de Talulah se había alisado, habían desaparecido el enrojecimiento y el dolor. “¡Talulah está inquieta, curiosa y se ve genial! Ya no está roja ni con picazón, Talulah ahora puede empezar a sanar”, anunció TFA con entusiasmo.
Tres semanas después, la perra era un animal totalmente distinto: estaba más activa y juguetona con sus hermanos de tránsito.

A finales de septiembre, casi dos meses después del rescate, Talulah superó todas las expectativas y encontró su familia definitiva, donde fue rebautizada como Wednesday.

Su nueva vida es un testimonio de su fuerza. “Ahora conocida como Wednesday, esta cachorrita, antes pequeña y sin pelo, se encuentra de maravilla en su hogar definitivo”.


Wednesday es ahora una perrita “mimosa, atrevida” que incluso tiene dos hermanos tortuga, Herbie y Pie. Su nueva madre, Annette, resumió el impacto de la adopción en un mensaje: “Creo que lo que más nos gusta es lo descarada que es. Cuando quiere acurrucarse, también es una pequeña apapachadora. Ha traído muchísima alegría a nuestra casa”. Wednesday, tras superar un doloroso inicio, vive por fin la vida despreocupada que merecía.
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