
A juicio de Pere Aragonès, la democracia actual en España se construyó sobre una “anomalía antidemocrática” cuya raíz se encuentra en la imposición de una monarquía que nunca recibió validación ciudadana. Así lo expresó el expresidente de la Generalitat en un artículo publicado por el diario Ara, en el que afirma que la falta de legitimidad original sigue condicionando la institución hoy e incide en su ausencia de fiscalización democrática y transparencia. El artículo de Aragonès surge en el contexto del 50.º aniversario de la muerte de Francisco Franco, momento que, de acuerdo con el exmandatario catalán, algunos sectores oficiales han utilizado para elevar acríticamente el papel de la monarquía, mostrando a esta institución como si fuese la antítesis natural de la dictadura franquista.
Según publicó Ara, el exmandatario considera que presentar la monarquía borbónica como contraria al régimen franquista constituye una manipulación de la historia. Aragonès sostiene que la restitución de la monarquía fue una decisión tomada por el propio régimen de Franco. En palabras del ex presidente, «obviar que la restitución de la monarquía borbónica fue, precisamente, una decisión del mismo régimen franquista para garantizar la continuidad de sus elementos fundamentales es un insulto a la inteligencia democrática». Con esta afirmación, el político catalán denuncia lo que interpreta como una tergiversación interesada del pasado reciente y pone en duda la idea de que la monarquía actuase como elemento rupturista respecto al franquismo.
En este sentido, el medio Ara detalló que Aragonès dirige su crítica a una supuesta “celebración acrítica” de la monarquía impulsada por sectores institucionales en torno a las actividades oficiales que marcan los cincuenta años del fallecimiento del dictador. El expresidente subraya el carácter no democrático de la instauración real, describiéndola como no sujeta ni en origen ni posteriormente a verificación o refrendo popular. Aragonès apunta que esta situación da lugar, según sus palabras, a una falta de legitimidad y de control democrático, elementos que considera fundamentales en toda jefatura de Estado en sociedades democráticas.
La reflexión de Aragonès, según reportó Ara, se extiende a la forma en que la monarquía española representa, en su opinión, la realidad sociopolítica del país. A su juicio, la Corona simboliza una España “única, centralista, castellana, que trata la diversidad con condescendencia” y no refleja la pluralidad ni la diversidad estatal que existe. En este análisis, niega que la monarquía sea un agente integrador o respetuoso de las distintas realidades culturales y nacionales presentes en el Estado.
El discurso del rey Felipe VI del 3 de octubre de 2017 ocupa un lugar céntrico en su argumentación. Para Aragonès, aquella intervención supuso la constatación, en palabras suyas, “del sufrimiento histórico infligido por los Borbones al pueblo catalán”. Según indicó Ara, el expresidente subraya la falta de autocrítica o rectificación por parte del monarca desde entonces, después de los hechos del 1 de octubre de 2017, fecha referida al referéndum independentista celebrado en Cataluña. Aragonès señala que, a día de hoy, no se ha producido ningún gesto o pronunciamiento que implique reconsideración de la postura adoptada por la Casa Real tras los acontecimientos de ese día.
Ara publica que para Aragonès, el fondo del conflicto entre Cataluña y el Estado permanece sin resolver. El exmandatario destaca la necesidad de profundizar en el proceso de negociación política, aunque advierte que la monarquía, tal como existe, no favorece tal proceso. El ex presidente concluye afirmando que “Catalunya no tiene rey porque no quiere tener, porque no queremos ser súbditos de nadie”, una declaración que refuerza, según Ara, su posición sobre la falta de identificación de una parte de la sociedad catalana con la jefatura del Estado en su forma actual.
El artículo publicado por Ara presenta, así, las principales líneas del pensamiento de Aragonès respecto al papel de la monarquía en la sociedad española y, especialmente, la visión desde el independentismo catalán en el marco de las conmemoraciones oficiales por el aniversario de la muerte de Franco, cuestionando la legitimidad democrática de la institución y señalándola como una herencia directa del franquismo. Bajo esta perspectiva, el expresidente reitera que la presencia de la monarquía no es consensuada ni reconocida por una parte significativa de la ciudadanía catalana, insistiendo en la urgencia de abrir espacios de diálogo y reforma política para abordar el conflicto persistente entre Cataluña y el Estado.
