Del texto latino que expone el dolor de la madre, al Lamento de Adán en representación de la Humanidad toda, y el clamor por el paraíso perdido y el amor de Dios en nombre de la especie humana, el concierto del Coro Filarmónico de Cámara de Estonia junto a la Sinfonietta Tallinn con la dirección de Andrés Kaljuste, promete más allá de una exhibición musical del alto nivel artístico, una experiencia de carácter religioso. No solo por el contenido de los textos y la coherencia con que fue hilvanado el repertorio (infrecuente en nuestro medio), sino sobre todo por el efecto ritual de la música de Arvo Pärt. Contemplativa, austera, esencial. “Algo incómoda para el oyente al comienzo —advierte Kaljuste—. Incómoda porque en un plano intelectual sucede poco y nada, pero después de un cierto tiempo, esa sensación se transforma en algo increíblemente profundo que acontece diferente en el corazón de cada individuo.”
“Si bien podemos imaginar que, habiendo crecido en Estonia, ha recibido la influencia del paisaje, la naturaleza y el clima moldeando su identidad, no es un músico nacionalista en el sentido de Sibelius o Grieg. Pärt escribe una música universal basada en textos bíblicos, en formas antiguas, en el canto gregoriano y el sistema Tintinnabuli que él mismo inventó”, explica desde Estambul el director del conjunto sinfónico-coral que llega a la Argentina por primera vez para el Mozarteum en el Teatro Colón.

–Viniendo de una tradición familiar de generaciones de músicos destacados y su padre fundador de la agrupación [Tőnu Kaljuste, director durante décadas de la Ópera Nacional, artista de prestigio considerado en Estonia un líder intelectual en la lucha por la independencia frente a Rusia] ¿Qué representa esta gira?
–Un proyecto emocionante porque dirijo este coro por primera vez. Por mi formación provengo del campo instrumental con el violín, la viola y la dirección, integrando grupos orquestales más que vocales en Alemania, Suecia, Reino Unido y Finlandia. Pero mi conexión con este coro es intensa, ya que he crecido escuchándolo. Mi padre lo fundó un año antes de mi nacimiento, o sea que este sonido es mi vida. Es un privilegio y un honor llevarlos a la Argentina en el 90º aniversario de Pärt, dirigiendo piezas grandiosas.
–Ordenadas con un sentido programático muy específico…
El eje está puesto en dos obras maestras: El Stabat Mater y el Adam’s Lament con el resto conjugado a la perfección en torno a las composiciones medulares. La primera parte alrededor de Jesús y del sufrimiento de la Madre culminando en la belleza esperanzadora del Ave Verum Corpus de Mozart. En la segunda, el dolor de Adán cuando se arrepiente de haberle fallado a Dios, al Creador. Y antes de esta composición —que casualmente fue estrenada y encargada por la ciudad de Estambul desde donde estoy hablando ahora—, hacemos escuchar el coro a cappella de Which Was the Son of… Todos los padres de Jesús en la genealogía bíblica que nos lleva hasta Adán y nos dice que todos los caminos conducen a Dios. En la primera parte estamos en el territorio de la Madre y en la segunda, del Padre. De modo que también en el campo idiomático se completan entre sí.

Intercaladas con dos piezas de Mozart, se escucharán algunas de las obras de mayor envergadura para coro y orquesta del compositor estonio, considerado desde hace medio siglo uno de los genios más originales de la escena clásica. Sobre el Stabat Mater explicó él mismo “que del himno cristiano medieval le fascinaba la relación entre las sílabas breves y largas”, que en su música se tradujo en un minimalismo de repeticiones y tempos exacerbadamente lentos.
La página coral de Which Was the Son of… expresa “el fluir de la existencia humana y la profundidad del tiempo” en un lenguaje simple y devoto. El Cantus in Memoriam Benjamin Britten —un canon para cuerdas y campanas escrito con un motivo melódico único de carácter evocador para lamentar la muerte del compositor inglés, poseedor de la “inusual pureza musical” a la que Pärt aspira— una elegía llena de reverberaciones. Y como conclusión, el mencionado Lamento donde el nombre de Adán representa a cada individuo, sin distinciones de raza, épocas ni religiones, en la desesperación frente a la tragedia de la expulsión del paraíso y la culpa como antepasado de la Humanidad toda, en un texto poético que data del siglo XV y ha inspirado al compositor a lo largo de toda su vida.
Un sistema propio
Creado en los años 70 como un sistema propio, Pärt concibe en su método de composición, un mundo concentrado, desprovisto de adornos y elucubraciones superfluas. “Un sonido blanco” como lo describió, que transporta al oyente a un estado de calma y serenidad cercano al silencio.

–¿En qué momentos se reconocen los efectos del Tintinnabuli y qué lo diferencia de la armonía tradicional?
–El nombre viene d
el latín —pequeña campana— y remite a la simplicidad primigenia del sonido. Al cabo de muchos años de búsquedas y del dominio de técnicas compositivas como el Serialismo, Pärt llegó a la creación de un sistema simple que se resume en dos voces que operan en la misma clave y escala. Una se mueve en las tríadas clásicas (tónica-tercera-dominante) y la otra en una línea diagonal. Para el público este tejido es audible en momentos precisos del Stabat Mater, por ejemplo, donde hay dos voces del coro o de la orquesta yendo juntas en este diseño que describo. O se resume como sensación general en el estilo antiguo de la música de iglesia que nos impacta con una atmósfera espiritual.
–Del inicio en las teorías contemporáneas más evolucionadas a lo más arcaico de la notación musical ¿Qué significado tiene este regreso a la música sacra?
–En cualquier progresión del conocimiento es humana la idea de llegar a un cierto punto en que se necesita explorar la dirección opuesta. Si nos ubicamos en el tiempo en que Pärt creó su sistema, el idioma de la música se había vuelto extremadamente complejo y arduo para el oyente. Necesitaba ir hacia atrás, volver a las cosas simples que le brindan al ser humano algún tipo de paz espiritual. Sintonizamos con algo que viene del universo, con el sonido que nos circunda y nos permite enfocarnos en las resonancias propias. Por eso, cuando surge la posibilidad de escuchar una música como Spiegel im Spiegel, algo incómoda para el oyente al comienzo porque en un plano intelectual sucede poco y nada, después de un cierto tiempo, esa sensación se transforma en algo increíblemente profundo.
–¿Con qué expectativa invita al público a transitar esta experiencia?
–Con la idea de un receptáculo vacío que pueda ser llenado con la música de dos compositores geniales como Mozart y Pärt. Cercanos también en cierta forma porque a menudo, por error, se toma la música de Mozart como algo simple y fácil que está en el aire. Lo mismo con Pärt. Sin reconocer que la dificultad de ambos radica en cómo suenan. Y en cómo necesitan sonar para florecer, para alcanzar esa expresión de belleza y simplicidad que las define.
Mozarteum Argentino. Cierre de la temporada. Concierto del Estonian Philharmonic Chamber Choir y la Tallinn Sinfoniette. Director: Andres Kaljuste. Programa: Obras de Mozart (Adagio y Fuga en do menor K.546 y Ave Verum Corpus K.618) y Arvo Pärt (Stabat Mater, Which Was the Son of… Cantus in Memoriam Benjamin Britten y Adam’s Lament). Lunes 24 de noviembre, a las 20. Teatro Colón, Libertad 621
