Más allá de la desaceleración que se produjo en la previa a la elección legislativa de octubre pasado, el crédito privado más que se duplicó en la Argentina en los últimos dos años. No solo volvieron a reaparecer los préstamos hipotecarios, sino que también los argentinos pidieron prestado en el banco para comprarse autos, electrodomésticos o herramientas para sus negocios. Sin embargo, el país sigue teniendo uno de los valores más bajos de toda la región.
En la Argentina, desde que asumió Javier Milei la presidencia en diciembre de 2023, el crédito privado se expandió de 5,2% de Producto Bruto Interno (PBI) al 12% actual. Este fenómeno se debió principalmente a que el Estado se corrió como el principal demandante de dinero y la macroeconomía dio signos de estabilizarse, por lo que los bancos retomaron su negocio habitual y dejaron de darle la espalda a las empresas y a las familias.
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Esto permitió dejar atrás el mínimo histórico registrado en 2023 e incluso se logró superar el promedio del 10,1% del PBI que hubo entre 2010 y 2019, según información del Banco Central (BCRA). Pero todavía el recorrido hacia adelante es largo. Se está lejos del 24% del PBI que se logró en la Argentina durante los máximos de la década de los 90, de acuerdo con el último reporte de la consultora económica 1816. “Debería duplicarse a partir de los niveles actuales para volver a donde estábamos hace poco más de 25 años”, comparó el informe.
Justamente por esos valores, desde la sociedad de bolsa Delphos Investment consideran que el verdadero valor del sector bancario está en su potencial de expansión, más que por su desempeño reciente. “Los bancos argentinos operan con niveles de apalancamiento muy por debajo de los observados en la década pasada y de sus pares regionales, lo que refleja capacidad ociosa para expandir el negocio. Con tasas reales normalizadas, menores encajes, riesgo país en baja y un entorno político más estable tras las elecciones, las condiciones se alinean para una fuerte recuperación del crédito“, proyectaron.

La oportunidad de crecimiento es aún más notoria al comparar lo que sucede en otros países de América Latina. Por ejemplo, el crédito privado representa el 31% del PBI de Uruguay, es del 35% en México, del 40% en Colombia, alcanza el 56% en Ecuador, toca el 57% en Paraguay, alcanza el 76% en Brasil y abarca hasta el 103% en Chile, de acuerdo con 1816.
“Estamos tan rezagados en términos de crédito en la región por nuestra cultura de la inestabilidad. Para que el crédito pueda crecer, es indispensable que se recupere el plazo, porque nuestros préstamos son a muy corto plazo. En julio, como se venían las elecciones, se puso todo patas para arriba. La tasa TAMAR subió del 33% al 66% de TNA y en pocos días desaparecieron las nuevas oportunidades de crédito, los plazos se achicaron más. Veníamos de un ritmo de crecimiento de créditos en términos reales y de repente hubo un estancamiento en los últimos meses”, explicó Guillermo Barbero, socio de First Capital Group.
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La suba de las tasas de interés fue una estrategia para contener al tipo de cambio antes de que los argentinos vayan a votar. Pero pasadas las elecciones, la intención del Gobierno es retomar el crecimiento de todas las líneas de crédito. El BCRA hizo un guiño en ese sentido el jueves pasado, cuando redujo la tasa de operaciones simultáneas en 200 puntos básicos, del 22% al 20% nominal anual (TNA). La decisión se tomó a una semana de la próxima licitación que deberá enfrentar el Tesoro y llegó a impactar en otros instrumentos de corto plazo, como las cauciones, mientras que la TAMAR volvió a niveles del 33%.
La intención es desarmar el apretón monetario de los últimos tres meses, normalizar las tasas de la economía y así apuntalar la actividad económica mediante el crédito. De hecho, ese mismo jueves la entidad monetaria publicó el Informe sobre Bancos y afirmó que en septiembre los créditos crecieron apenas 0,5% frente al mes anterior. En octubre, habría sido más bajo, y desde First Capital Group calculan una suba de apenas 0,3% mensual.

Además, una de las grandes preocupaciones del mercado es el aumento de la mora, consecuencia de las elevadas tasas de interés. Hace meses que esta cifra va en aumento y septiembre no fue la excepción: la irregularidad del crédito al sector privado alcanzó 4,2% a nivel sistémico, un incremento de 0,4 puntos porcentuales frente al mes anterior.
Al poner la lupa entre los distintos sectores, la situación es heterogénea. La mora en los préstamos a las familias totalizó el 7,3% de la cartera destinada a este segmento, muy por encima del promedio histórico reciente. Mientras tanto, el indicador que corresponde a las empresas se situó en 1,7% en ese mismo período.
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“El mayor impulso del crédito a familias explica parte del aumento en la irregularidad, pero la tendencia ascendente amerita monitoreo. No obstante, la fuerte baja de tasas reales y la mejora del sentimiento económico post elecciones deberían moderar esta dinámica hacia adelante”, sumaron desde Delphos Investment.
Para Barbero, la clave será que los bancos ofrezcan líneas de crédito a más largo plazo, porque para poder pagar una deuda más grande se necesitan más meses en el horizonte. Un ejemplo concreto: es más difícil para una familia pagar una heladera en tres cuotas, que tener 36 meses para hacerlo.
“Eso aplica para todos los sectores de la economía. Se necesita más plazo, pero para poder hacerlo se necesita más estabilidad macroeconómica y más consistencia en las políticas monetarias y fiscales. También una baja en las tasas de interés y baja de impuestos, porque da certidumbre y estabilidad”, cerró.
