La caída de Nai, la “viuda negra” de la “sonrisa grande” y la botella de aperitivo en la mano

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Se conocieron en un boliche de Palermo. Ella se presentó como Zoe Fernández y, entre tragos y bailes, intercambiaron los números de teléfono. A las pocas horas comenzaron a chatear por WhatsApp. Finalmente, él la invitó a su departamento de Almagro. La cita se concretó nueve días después del primer encuentro. Ella llegó con una botella de un aperitivo. Conversaron hasta que el anfitrión, después de tomar unos tragos, perdió la conciencia. Durmió 12 horas.

Cuando despertó se dio cuenta de que le habían robado. Había caído en la trampa de una “viuda negra”, mujeres que duermen con somníferos a sus víctimas para sustraerles dinero y otros objetos de valor, por sí solas o con ayuda de terceros a los que les abre la puerta cuando ya tiene todo bajo control.

Zoe Fernández no era la verdadera identidad de la “viuda negra”, era el nombre y apellido que utilizaba en redes sociales y para chatear con posibles víctimas. La sospechosa, en realidad, se llama Naiara Denise Darriba: tiene 24 años, se hace llamar Nai y acaba de ser procesada con prisión preventiva por los delitos de robo y abandono de persona.

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“Corresponde a esta altura regularizar la situación procesal de Darriba y, en ese sentido, la prueba reunida permite definir su procesamiento, al estimarse que se encuentra acreditado, con el grado de certeza que esta etapa procesal requiere, tanto la materialidad del hecho investigado, como la intervención que le cupo en su comisión”, sostuvo el juez nacional en lo criminal y correccional Martín Yadorala en la resolución por la que dictó la prisión preventiva de la sospechosa, a la que tuvo acceso LA NACION.

La “viuda negra” fue detenida en su departamento del barrio porteño de Villa Luro por detectives del Departamento Investigaciones Especiales de la Policía Federal Argentina (PFA), donde se secuestró la ropa, las zapatillas y la cartera que Darriba habría utilizado el día que concretó el plan criminal.

La investigación, que ahora llevó tras las rejas a la sospechosa y que continúa para tratar de identificar a un cómplice, comenzó hace casi un año, el 2 de diciembre pasado, con la denuncia presentada por la víctima en la Comisaría Vecinal 5A de la Policía de la Ciudad.

A. M. relató todos los detalles desde que conoció a la a su victimaria, el 20 de noviembre pasado, en el boliche Carnal, en Palermo. Dijo que esa madrugada habló con dos jóvenes, pero intercambió el contacto telefónica con una sola, que se presentó como Zoe Fernández.

“Particularmente, la víctima precisó que la joven medía 1,60 metros, aproximadamente. También dijo que tenía el cabello lacio y teñido de rubio con detalles morochos. Contó que era de contextura física delgada y, según afirmó, presentaba ‘botox’ en los labios y la recordaba con ‘una sonrisa grande’”, según se desprende del expediente judicial.

La sospecha quedó filmada por las cámaras de seguridad del edificio donde vive la víctima

Después de chatear unos días, A. M. invitó a la supuesta Zoe Fernández a su departamento de Almagro. La cita se concretó el 29 de noviembre del año pasado a las 23.

Los jóvenes conversaron un rato, hasta que ella fue hasta la cocina y volvió con las copas donde había servido el aperitivo con el que había llegado. A las 2 del 30 de noviembre del año pasado, el anfitrión se quedó dormido.

“Recobró la conciencia 12 horas después, oportunidad en la que advirtió que su departamento se hallaba desordenado y le habían sustraído un iPhone, dos notebooks, un masajeador portátil para cuello, una PlayStation 4 junto con dos dualshocks 4, su documento nacional de identidad y la licencia de conducir, cuatro tarjetas bancarias (dos de débito y dos de crédito), un bolso Adidas azul, una mochila Montagne negra, dos pares de anteojos de sol, una valija con ruedas y las llaves de su casa», según se explicó en el expediente judicial.

La copa donde la joven le había servido el aperitivo había desaparecido. Al analizar las cámaras de seguridad del edificio se pudo determinar que a las 2.04 del 30 de noviembre del año pasado, la sospechosa fue hasta el hall y le abrió la puerta a un hombre. A las 2.42 de esa madrugada ambos se retiraron. Ella quedó filmada con el bolso, la mochila y la valija de la víctima.

Cuando se despertó, A. M. salió del departamento con una llave de repuesto que tenía guardaba y se fue a su trabajo. Pero a poco de llegar, se desvaneció. Un compañero lo llevó hasta el Sanatorio Güemes, donde le diagnosticaron “intoxicación por sustancias psicoactivas”.

Los elementos de prueba secuestrados en el departamento de la sospechosa

La investigación a cargo del juez Yadarola avanzó a partir del análisis del perfil de la red social Instagram que la sospechosa usaba como Zoe Fernández, dato que le había contado a la víctima, explicaron fuentes judiciales.

“La empresa Meta acompañó un informe en el que se detallaba toda la información relativa a los datos de creación del perfil zoee.fernandez000″, explicó el magistrado en la citada resolución donde procesó a la sospechosa.

El juez Yadarola le pidió colaboración al Departamento Investigaciones Especiales de la PFA que “el 4 de septiembre de este año remitió un informe mediante el cual se precisaron ciertos extremos que fueron el factor desencadenante para direccionar la investigación en cabeza de Darriba como interviniente en la maniobra delictiva”.

La empresa Meta aportó el correo electrónico y la línea telefónica utilizada para registrar la cuenta de Instragram.

“Se simuló la realización de una transferencia por Mercado Pago a la respectiva casilla electrónica y se determinó que estaba asociada a un usuario a nombre de Naiara Denise Darriba”, según se detalló en la resolución del juez Yadarola.

Después, también se analizó un perfil de la red social Facebook utilizado por la sospechosa. Se determinó que la fotografía publicada coincidía con los rasgos de la joven que fue captada por la cámara de seguridad del edificio donde vive la víctima.

Además, se ordenó una serie de intervenciones telefónicas donde los “interlocutores” hacían referían a “Nai”, el apodo que dijo tener la sospechosa cuando fue indagada y, las sospechas quedaron confirmadas cuando se determinó que la línea telefónica utilizada por la “viuda negra” se había activado en el boliche donde la víctima había conocido a la supuesta Zoe Fernández y donde, nueve días después, se concretó el robo.

Ahora Nai, la “viuda negra” de la “sonrisa grande” está tras las rejas.

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