Tulum recibe cifras inéditas de macroalgas y sus playas de arena blanca se encuentran bajo toneladas de materia orgánica en descomposición, mientras la industria hotelera registra sus peores números de ocupación en diez años ante la tormenta perfecta de factores ambientales y económicos.
El impacto del fenómeno natural
Las estadísticas ambientales grafican la magnitud del problema ecológico. Autoridades municipales retiraron 1900 toneladas de sargazo a mitad de año, un volumen muy superior a las 1300 recolectadas en todo el ciclo anterior. Hoteleros y funcionarios confirman la excepcionalidad del evento y lo comparan con la crisis de 2018.

La Secretaría de Marina (Semar) reportó más de 44.000 toneladas recolectadas en todo Quintana Roo, región que abarca Cancún, Playa del Carmen y Tulum. El fenómeno responde al calentamiento oceánico, el exceso de nutrientes en el Atlántico y cambios en las corrientes marinas. Investigadores de la Universidad del Sur de Florida detectaron 38 millones de toneladas métricas en el Gran Cinturón Atlántico, casi el doble del récord histórico previo. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estima el arribo de más de 100.000 toneladas al Caribe este año.
Desafíos de limpieza y futuro de la infraestructura
La descomposición del alga en la orilla oscurece el agua y libera un olor intenso capaz de ahuyentar a los bañistas. Maquinaria pesada ingresó a las playas para la limpieza y acelera la erosión costera. Samantha Álvarez, secretaria de Medio Ambiente de Playa del Carmen, admitió las limitaciones del operativo: “Nunca queda 100% limpia. Lo que hacemos es mitigar el problema para evitar que apeste y afecte la experiencia del visitante”.

Tulum creció de forma acelerada tras la pandemia e inauguró recientemente un aeropuerto internacional y una estación del Tren Maya. Hazael Cerón, del Centro de Competitividad Turística de la Universidad Anáhuac, advirtió sobre la necesidad de una estrategia a largo plazo: “Debemos mejorar infraestructura, servicios y evitar cobros excesivos. El visitante tiene que querer regresar”.
¿Por qué bajó el turismo en la Riviera Maya?
La dependencia del mercado estadounidense explica gran parte del declive actual, ya que Estados Unidos aporta el 60% del flujo turístico internacional hacia esta zona. La inflación, las altas tasas de interés y un cierre gubernamental de 43 días mermaron el presupuesto vacacional de esos ciudadanos durante el último año. La incertidumbre económica frenó la llegada de visitantes y complicó el panorama para los operadores locales.

La inseguridad se suma a la ecuación financiera. El reciente asesinato del secretario de Seguridad local en marzo derivó en una alerta de viaje nivel 2 por parte del Departamento de Estado norteamericano. Nuevas normas ambientales prohíben el ingreso con plásticos a playas dentro de reservas naturales.
La reacción del sector hotelero ante la crisis
Los números de hospedaje reflejan el impacto directo de estas variables. La ocupación anual en Tulum ronda el 40% y según datos oficiales de Quintana Roo marcan una caída al 48,1% en la segunda semana de septiembre, cuatro puntos por debajo de 2024. David Ortiz Mena, presidente de la Asociación de Hoteles de Tulum, detalló la situación a la cadena CNN: “Este año la llegada masiva de sargazo afectó la experiencia del visitante y retrasó la recuperación del destino”.

Eliazar Mas Kinil, regidor de Turismo, aportó su visión sobre la coyuntura: “Todo lo que pasa en Estados Unidos nos impacta. Pero esperamos una buena temporada en diciembre y enero”. Los empresarios evitan hablar de una crisis terminal, pero reconocen el golpe generalizado a la actividad. Algunos evalúan pedir al gobierno federal la suspensión temporal del cobro de ingreso al Parque del Jaguar para reactivar el flujo de personas.
Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA.
