WASHINGTON.– Justo antes del fin de semana largo de Acción de Gracias —el momento de mayor movimiento aéreo del año en Estados Unidos—, la administración Trump lanzó una campaña nacional que provocó sorpresa, burlas y críticas en partes iguales. El mensaje oficial: para volver a disfrutar de viajar en avión, los estadounidenses deben vestirse con respeto, ser amables y ayudar al prójimo.
La iniciativa, bautizada “The Golden Age of Travel Starts With You” (“La edad dorada de los viajes empieza por usted”), fue presentada por el secretario de Transporte, Sean P. Duffy, en un video que mezcla imágenes idílicas de pasajeros impecablemente vestidos en los años 50 y 60 con escenas actuales de viajeros en pijama, descalzos o peleándose en las terminales.
“El objetivo es reactivar una conversación nacional sobre cómo recuperar la cortesía y la clase en los viajes”, explicó Danna Almeida, vocera del Departamento de Transporte. Según Duffy, volver a “arreglarse para ir al aeropuerto” no solo hará más agradable el viaje, sino que también “garantizará la seguridad de pasajeros, tripulaciones y personal de tierra”.
Our civility campaign is all about asking ourselves — how can we all inject a little more kindness into travel this holiday season?
Ushering in the return to the Golden Age of travel… and it starts with all of us🇺🇸 pic.twitter.com/a8IpGBgIC4
— Secretary Sean Duffy (@SecDuffy) November 24, 2025
Un problema real
La campaña surge en un contexto de creciente violencia y mal comportamiento a bordo, respaldado por cifras contundentes del propio gobierno: desde 2019, los episodios de pasajeros fuera de control aumentaron un 400%, y se registraron 13.800 incidentes de viajeros disruptivos desde 2021. Los reportes de indisciplina se sextuplicaron entre 2020 y 2021, mientras que uno de cada cinco auxiliares de vuelo sufrió agresiones físicas ese mismo año. En 2024, además, la cantidad de incidentes fue el doble que en 2019, un panorama que explica la preocupación oficial pero también las críticas por la respuesta elegida por la Casa Blanca.
Para Duffy, parte de la solución depende de una especie de examen de conciencia. En su mensaje al público, lanzó una lista de preguntas que cada viajero debería hacerse:“¿Está ayudando a una embarazada o a un adulto mayor con el equipaje? ¿Está manteniendo a sus hijos bajo control? ¿Dice por favor y gracias? ¿Se viste con respeto?”
Pero la campaña evita mencionar otros factores clave: la reducción drástica del espacio en clase económica, los retrasos crónicos, la fatiga del personal, los efectos del cierre del gobierno y los miles de pasajeros que pasan horas varados con niños pequeños a cuestas. Como señalaron muchos usuarios en redes sociales, “ninguna corbata soluciona un vuelo cancelado”.
El peso de la estética
La referencia a una “edad dorada” del transporte —con pasajeros usando sombreros, trajes, vestidos y zapatos de tacón— abrió otro debate: el énfasis de la administración Trump en la estética y la nostalgia, apunta Vanessa Friedman, crítica principal de moda del New York Times.
La insistencia en “vestirse bien” recuerda otras señales de estos años. Desde la orden del secretario de Defensa, Pete Hegseth, prohibiendo barbas y expresiones “individuales superficiales” en el ejército (“vamos a afeitarnos y cumplir las normas”), hasta los frecuentes comentarios del propio Trump sobre la apariencia de líderes y periodistas.
El presidente ha elogiado a figuras que encajan en su ideal visual —como el jefe militar israelí Eyal Zamir, al que calificó como salido de “central casting”— y criticado la vestimenta habitual de Volodimir Zelensky, aunque celebró cuando el ucraniano apareció más recientemente con un traje oscuro.
La obsesión estética alcanza incluso al Salón Oval, que Trump ha adornado con elementos dorados que alimentan su concepto propio de “edad dorada”.
Un debate viejo, un enfoque nuevo
Las aerolíneas llevan años aplicando códigos de vestimenta mínimos: Spirit Airlines prohíbe ropa transparente o “indecentemente reveladora”; Delta, American y United prohíben volar descalzo. Pero rara vez el gobierno federal intervino en el tema de la ropa… hasta ahora.
Para el Departamento de Transporte, promover buenos modales forma parte de una política más amplia para “mejorar la vida de las familias estadounidenses”. El plan oficial incluye, además, modernizar el sistema de control aéreo y aumentar la contratación de controladores.
Sin embargo, la campaña generó críticas inmediatas por su carácter moralista, estético y por lo que muchos consideran una desconexión con las causas estructurales del deterioro de la experiencia de viajar en avión.
Transportation Secretary Sean Duffy is pushing a “new civility campaign” and said passengers should be “dressing with respect.» I’ll make a deal with you, airlines. I’ll respect you when you respect me again. Like this.
1940 United Airlines menu.
Source: New York Public Library pic.twitter.com/B88cTM7Qr7— Ann Autumn (@The_LadyAnn) November 24, 2025
Como escribió un usuario en X: “Si quieren que me vista como en los años 50, que me den el espacio de piernas de los años 50”.
El episodio que más llamó la atención del público ocurrió hace pocas semanas. A bordo del Air Force One, cuando un periodista preguntó por los archivos de Epstein, Trump respondió: “Silencio, cerdita”. Iba vestido, como siempre, con un traje impecable, señala Friedman en una columna titulada ¿Vestirse elegante solucionará la experiencia de volar? ¿Arreglará algo?.
Para muchos críticos, la anécdota evidencia el punto flaco de la campaña: que ni los trajes, ni los zapatos lustrados, ni los sombreros de los años 50 garantizan la civilidad que la administración dice querer recuperar.
