
El almuerzo inaugural de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara incluyó como postre un brioche con forma de panot barcelonés, una creación de Ton Cortés, pastelero que en 2024 recibió el reconocimiento al mejor panettone del mundo, según detalló el medio. Este cierre dulce, relleno de chocolate y elaborado en homenaje a la identidad urbana de Barcelona, marcó el punto final de una experiencia gastronómica que entrelazó la cocina catalana con la literatura, como parte de la celebración que destaca a Barcelona como ciudad invitada de honor.
De acuerdo con lo reportado por la organización de la FIL y citado por los medios, la propuesta gastronómica del evento inaugural giró en torno a la obra de Manuel Vázquez Montalbán, autor que incorporó, a través de su personaje Pepe Carvalho, una vasta cantidad de referencias culinarias en su literatura. El cocinero barcelonés Gerard Bellver diseñó el menú central inspirado directamente en ese universo literario. Bellver sostuvo ante los medios que su propósito consistió en transportar a los asistentes al imaginario de Montalbán mediante platillos que recrearan el sabor y el ambiente de las novelas, definiendo su propuesta como un “menú literario”.
Según consignó la FIL, el almuerzo se sirvió para setecientos comensales y recogió elementos emblemáticos de la tradición culinaria de Cataluña, estrechamente vinculados con las narraciones de Vázquez Montalbán. Entre los platos seleccionados se ofreció una esqueixada de bacalao ahumado, un pescado recurrente en los textos del autor. El menú continuó con un suquet, receta marinera en la que pescados y mariscos se cocinan en salsa ligera, y el plato principal fue un fricandó de setas, que refuerza las raíces tradicionales catalanas.
La construcción del menú buscó reproducir la autenticidad de los sabores originales en un contexto diferente, como señaló la organización del evento. Para ello, Gerard Bellver, quien según publicó el medio acumuló 28 años de vida en México, viajó a Guadalajara en septiembre para supervisar tanto la logística como los ensayos culinarios previos al almuerzo. En declaraciones recogidas por medios presentes en la FIL, Bellver explicó su labor junto a los cocineros locales del hotel Barceló, con especial cuidado en la preparación de sofritos y caldos, elementos clave en la cocina catalana, que fueron adaptados a ingredientes y condiciones propias de México.
El reto de producir platos para un público de setecientas personas implicó coordinar al equipo del hotel y lograr que la textura y el sabor replicasen la experiencia que Vázquez Montalbán describió en su obra. Bellver destacó el trabajo conjunto con los equipos mexicanos para mantener la fidelidad a las recetas originales, pese a las diferencias en contextos culturales y gastronómicos.
Según publicaron los organizadores del Festival Gastronómico asociado con la FIL, Gerard Bellver asume la dirección culinaria de todos los menús que se ofrecen durante los nueve días de la feria. La presencia del chef se extiende al restaurante Los Vitrales del hotel Barceló, donde los visitantes pueden degustar platos representativos de la tradición barcelonesa en concordancia con la programación cultural de la FIL. La carta de especialidades incluye otras propuestas catalanas, ampliando la experiencia gastronómica para los asistentes durante toda la semana.
El aporte de Ton Cortés, pastelero de Suca’l en Barcelona, reforzó la conexión entre la repostería contemporánea catalana y el patrimonio urbano. Su brioche, modelado en la forma de las baldosas que identifican las calles de la ciudad condal y relleno de chocolate, rindió tributo a la fusión de tradición e innovación. Con este postre, los invitados experimentaron un ejemplo tangible de la relación entre las artes culinarias, el diseño urbano y la literatura, encarnadas todas en la figura de Barcelona como invitada de honor.
Los organizadores de la FIL informaron que las actividades culinarias forman parte de un eje temático principal de la feria, con el objetivo expreso de reforzar la presencia de Barcelona mediante el diálogo entre la comida, la tradición literaria y el intercambio cultural. La elección de enfocarse en el universo de Manuel Vázquez Montalbán responde al papel fundamental de su obra en la creación de puentes entre la gastronomía y la identidad catalana, así como al reconocimiento internacional que su personaje Pepe Carvalho ha alcanzado como símbolo de la unión de cocina y literatura.
