El lento conteo en Honduras marca un “empate técnico” entre los candidatos de la derecha

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TEGUCIGALPA.– El viento político huracanado provocado por Donald Trump desde Washington mantiene a su protegido, Nasry Asfura, al frente del conteo de votos, el más cerrado que se haya visto nunca en Honduras.

Por un margen mínimo: apenas 515 boletas separaban hoy al candidato del Partido Nacional (749.022 votos, 39,91%) y al candidato liberal, Salvador Nasralla (748.507, 39,89%), quien protagonizaba una paulatina escalada cuando se llevaba escrutado el 57% de los votos.

Nasralla, popular periodista de 72 años, había remontado una desventaja de casi 23.000 votos desde que el Consejo Nacional Electoral (CNE) avanzara datos preliminares en una accidentada presentación nocturna, que llegó hora y media tarde y que sufrió incluso una especie de “apagón” sin que se fuera la luz.

Nasry Asfura y Salvador Nasralla están en un virtual empate técnico

Al comenzar la cadena nacional, el video musical que la acompaña se repitió una y otra vez durante 20 minutos para la desesperación de todo el país.

“Ante este empate técnico, debemos guardar calma”, subrayó Ana Paola Hall, consejera principal del CNE. “Hacemos un llamado a mantener la paciencia”, añadió la influyente embajada estadounidense.

Pese a la incertidumbre, Tegucigalpa amaneció tan tranquila como somnolienta.

Los “catrachos” (hondureños) acudieron a sus trabajos como todos los días, convencidos de que estaban viviendo horas excepcionales, pero aliviados en su gran mayoría ante el naufragio del Partido Libertad y Refundación (Libre), que durante los cuatro años de gobierno de Xiomara Castro no fue ni una cosa ni la otra: no consiguió refundar nada y asfixió la libertad con su estilo de gobierno autoritario, a imagen y semejanza de sus dos grandes aliados, Venezuela y Cuba.

Las proyecciones de los dos partidos opositores situaban a sus candidatos como ganadores.

Nasry Asfura, candidato del Partido Nacional, durante una conferencia en Tegucigalpa tras las elecciones

“Con las actas que faltan y la distribución real por departamento, Nasralla es el ganador proyectado”, aseguró en sus redes sociales el liberal, convencido de que el voto que lo respalda masivamente en el departamento de Cortés, especialmente en la capital económica, San Pedro Sula, superará finalmente a los apoyos extras que obtenga el exalcalde capitalino en Tegucigalpa.

Más tarde añadió que esta vez no negociará con el oficialismo: “Tengo un ejército de personas dispuestas a defender el triunfo”.

Asfura, por su parte, aseguró que cuenta con dos helicópteros que están llevando las actas originales a su sede.

“Los números son distintos a lo que hoy está saliendo en pantalla, nosotros lo llevamos mucho más adelantado que el informe del CNE. Honduras, sólo vengo a decir, tengamos paciencia, nos vamos a dar cuenta de la realidad”, constató el candidato desde el búnker de su partido.

En el bando derrotado, la paliza fue de tal tamaño que los planes previos para seguir en el poder, en los que estaba involucrado el jefe de Estado Mayor del Ejército, el general Roosvelt Hernández, fueron aplastados por la realidad.

Nasry Asfura

Su candidata Rixi Moncada, que se había declarado ganadora en varias ocasiones a lo largo del día pese a que apenas cuenta con el 19,16% de los votos, renunció a escuchar los primeros datos del Consejo Nacional Electoral (CNE) y se fue a su casa a dormir.

Su hermano, el ministro Mario Moncada, sí dio la cara: “Ganaron los contrarios, pero quien realmente perdió fue el pueblo que merece un país más justo y más humano”. Uno de los perjudicados por la paliza electoral fue el propio Moncada, que no será diputado.

Como el poderoso Luis Redondo, actual presidente del Parlamento, que también sufrió el voto de castigo de la gente, harta de la prepotencia y autoritarismo de un bloque partidista, nacido de la resistencia contra el golpe, que se vendió como el gran redentor nacional para acabar, como sus antecesores, sumido en la corrupción.

En cambio, Jorge Aldana, actual alcalde capitalino por Libre, lidera el recuento, también muy cerrado, en Tegucigalpa frente al candidato del Partido Nacional Luis Zelaya.

Aldana se desmarcó del extremismo gubernamental y de las nostalgias políticas de Manuel Zelaya, el amigo y aliado de Nicolás Maduro, siempre dispuesto a recordar el golpe de Estado de 2009 que lo desalojó del poder.

Más allá de la emoción de un país que vive un momento inédito, analistas y políticos estudiaban con lupa la influencia de Donald Trump en el resultado electoral.

Una de las certezas que se tiene es que sin la interferencia de la Casa Blanca, que algunos definen como injerencia, el oficialismo hubiera profundizado en su plan previo de seguir en el poder.

Por su parte, Trump advirtió a Honduras con “armar un escándalo” si se alteran los resultados electorales. “El pueblo hondureño votó masivamente el 30 de noviembre. La Comisión Nacional Electoral, el organismo oficial encargado del recuento de votos, suspendió abruptamente el conteo a la medianoche”, afirmó.

Luego aseguró: “El recuento mostró una reñida contienda entre Tito Asfura y Salvador Nasralla, con Asfura con una estrecha ventaja de 500 votos. Se detuvo cuando solo se contabilizó el 47% de los votos. Es imperativo que la comisión termine de contar. Cientos de miles de hondureños deben hacerlo. La democracia debe prevalecer”.

El poderoso despliegue bélico en el Caribe, que baña las costas hondureñas, también ejerció un papel intimidante.

Rixi Moncada, la derrotada candidata oficialista

“Nuestros cálculos son que la primera irrupción de Trump y su patrocinio a Asfura le supuso 8 puntos a su favor. Pero el posterior indulto a Juan Orlando Hernández (expresidente del Partido Nacional condenado a 45 años de cárcel en Estados Unidos por narcotráfico) no ha gustado al país. Y eso también le ha restado entre los jóvenes y el voto urbano, más informados. En definitiva, Asfura pudo sumar un 5% con la irrupción de Trump, lo que sirvió para licuar la diferencia que mostraban las encuestas”, explicó en detalle para LA NACION el analista político Lester Ramírez.

“Es un intervencionismo insólito”, confirmó a LA NACION el internacionalista Luis Chavarría, quien también apunta a Nasralla como “parcialmente responsable de la intromisión trumpista, porque también acudió a Estados Unidos para obtener su respaldo y la condena a la posibilidad de un fraude de Libre. Pero sus lobbistas no contaron con acceso a Trump, algo que sí logró el Partido Nacional”.

Trump impulsó a ”Papi a la Orden”, como denominan a Asfura todos los hondureños, con su manto protector y designó a Nasralla como sospechoso, “un casi comunista”, cuando el liberal llegó a posar con sombreros de MAGA (America First) tras el triunfo del republicano. Al iniciarse la cacería de emigrantes latinos, Nasralla se quitó el sombrero.

La gran paradoja es que Trump, en medio de su gigantesca operación antinarcóticos, haya indultado a un mandatario, Juan Orlando Hernández, que usó sus poderes, a militares y policías, para apoyar a carteles mexicanos para inundar Estados Unidos con 400 toneladas de cocaína. “Fue un montaje del gobierno de Biden”, se justificó el mandatario estadounidense.

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