Gomitas de fernet con cola y gin tonic. En Mar del Plata crearon unas golosinas con alcohol y sabor a tragos

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En un mercado de golosinas en el que se busca innovar con sabores raros como los ácidos y picantes, dos jóvenes emprendedores crearon en Mar del Plata una marca de gomitas con sabores a los tragos más populares como Fernet con cola, Gin Tonic, Daikiri, Caipiroska de lima y maracuyá, y Piña Colada, entre otros.

Detrás de estas golosinas para mayores de 18 años están Axel Zin y su socio, Augusto Verón, un equipo de ocho personas y un trabajo técnico que incluyó la obtención de las habilitaciones para producir y comercializar y la incorporación de ingenieros de alimentos y químicos para llevar la idea a escala industrial.

La fabricación de las gomitas con sabores a tragos de Touch Gummy

La historia empezó bastante antes de Touch Gummy, con una marca de vodka cuyo packaging incluía gomitas diseñadas para mezclarse con la bebida y con un bar en Palermo que debieron cerrar durante la pandemia. De aquellas primeras pruebas de gomitas con vodka entre amigos surgió la pregunta que cambió todo: ¿y si en vez de gomitas con vodka hacían gomitas con sabor a tragos? Hoy, ese concepto inicial se convirtió en una golosina estable, portable y lista para consumirse en cualquier momento del día, que ya se vende en puntos físicos y en una tienda online propia.

—Tenían experiencia previa vinculada al mundo nocturno, incluso un bar que debieron cerrar. ¿Cómo influyó ese recorrido previo?

— Axel Zin: Nuestra historia arranca bastante antes de Touch Gummy. Primero lanzamos una marca de vodka cuyo packaging incluía gomitas especialmente diseñadas para mezclarse con la bebida. La propuesta era que el consumidor pudiera poner esas gomitas en el freezer con alcohol y, con el tiempo, se transformaran en pequeños “shots” de vodka. Ese concepto tuvo una recepción sorprendentemente buena y nos mostró que había interés en experiencias que unieran bebidas y golosinas.

A partir de ese éxito inicial empezamos a fabricar gomitas con vodka de manera casera, en distintos formatos, y las ofrecíamos como un complemento del vodka para previas y encuentros entre amigos. Fue un laboratorio inicial que nos permitió entender mejor los gustos del público y cómo reaccionaban a ese tipo de propuestas.

Cuando llegó la pandemia y tuvimos que cerrar el bar que teníamos en Palermo, retomamos todo ese aprendizaje. Ya sabíamos que las gomitas con vodka habían funcionado, y ahí surgió la pregunta que cambió el rumbo del proyecto: ¿y si en vez de gomitas con vodka hacemos gomitas con sabor a tragos?

Esa fue la clave. La diferencia estaba en que no solo incorporábamos alcohol, sino que también desarrollábamos esencias específicas para lograr el sabor exacto de cada cóctel, como un Gin Tonic o un Fernet con cola. Esa combinación terminó siendo la base de Touch Gummy.

—¿Cómo evolucionó el experimento entre amigos hasta transformarse en una golosina que puede consumirse en cualquier momento del día?

—Empezó literalmente en una cocina, probando entre amigos. Las primeras gomitas estaban lejos de ser un producto terminado, pero mostraban un potencial enorme: tenían algo distinto, una idea que no existía en el mercado argentino.

A partir de eso comenzó un proceso muy largo de desarrollo. Pasamos meses ajustando fórmulas, estudiando cómo se comportaba el alcohol dentro de una gomita, entendiendo el equilibrio entre textura, humedad, acidez y estabilidad, y resolviendo desafíos técnicos que no tenían antecedentes locales porque no había un producto similar en el país.

Con el tiempo, y después de muchísimas pruebas, logramos una textura firme, un sabor definido y un nivel de estabilidad que permite que las gomistas se consuman en cualquier contexto: en la playa, en reuniones, en kioscos o simplemente como una golosina más. Ese fue el gran salto: convertir un experimento casero en un alimento industrial, seguro y disponible para todo el día.

—¿Cuánto duró el desarrollo técnico y cuál fue el mayor desafío?

—El desarrollo llevó muchos meses y sigue en constante perfeccionamiento. Crear una gomita que incorporara alcohol y, al mismo tiempo, mantuviera una textura estable y un sabor definido fue un desafío completamente nuevo. No existían referencias locales, así que tuvimos que desarrollar nuestros propios métodos y adaptar cada etapa del proceso para lograr un producto consistente.

Con el tiempo fuimos ajustando parámetros de Brix, pH, equilibrio de sólidos y tiempos de secado hasta encontrar una fórmula que funcionara en escala. Hoy nuestro proceso de fabricación incluye una mezcla base controlada, la incorporación de alcohol y aromas diseñados para reproducir cada cóctel, un proceso de secado con humedad controlada, el rebozado y glaseado, y, finalmente, el empaquetado del producto.

Touch Gummy

—No venían del sector alimenticio. ¿Cómo fue el trabajo junto al INTI y a los ingenieros para llevar la idea a escala industrial?

—Nuestra formación no tenía nada que ver con la industria alimenticia —somos licenciados en dirección de negocios en la UCES—, así que desde el inicio supimos que necesitábamos rodearnos de especialistas. Por eso trabajamos con el INTI para entender los requisitos técnicos y normativos que debíamos cumplir.

Luego incorporamos ingenieros de alimentos y químicos que nos ayudaron a transformar una idea casera en un proceso industrial. Fueron quienes nos guiaron en temas de formulación, procesos, controles y estandarización para asegurar que el producto fuese viable a gran escala.

Ese trabajo conjunto fue clave para obtener el Registro Nacional de Establecimientos (RNE), el Registro Nacional de Productos Alimenticios (RNPA) de cada producto y para desarrollar procesos que nos permiten fabricar un alimento innovador cumpliendo con todas las certificaciones necesarias.

—¿Qué experiencia buscan ofrecer a través de una golosina que evoca cócteles reconocidos?

—Nuestra propuesta es sencilla pero distinta: “Tus tragos favoritos en forma de gomita”. Buscamos que cada sabor remita de inmediato a un cóctel reconocido —como un Fernet con cola, un Gin Tonic o una Caipiroska— pero en un formato portable, práctico y accesible.

La idea es acercar esos perfiles clásicos sin necesidad de preparación y en cualquier momento del día. Es una experiencia nueva para el consumidor: la esencia de un trago, pero en una golosina que se puede disfrutar en cualquier lugar.

—Los productos tienen un porcentaje mínimo de alcohol, incluso menos que algunas golosinas tradicionales con licor. ¿Cómo lograron ese balance para asegurar que el sabor del cóctel sea distintivo sin que la concentración alcohólica sea significativa?

—Fue un equilibrio muy trabajado. El desafío era lograr que el sabor del cóctel estuviera realmente presente sin recurrir a una graduación alcohólica alta, manteniendo el producto dentro de los parámetros que permiten su venta masiva en kioscos y supermercados.

Para conseguirlo combinamos alcohol real con esencias diseñadas específicamente para reproducir el perfil de cada trago. Ese porcentaje mínimo está calibrado para aportar carácter, aroma y la sensación propia del cóctel, pero sin generar restricciones de consumo.

—¿Qué tan importante es la identidad cultural al elegir un nuevo sabor?

—Es un aspecto central para nosotros. El Fernet con Cola, que es el trago más consumido de la Argentina, es también nuestro producto más vendido, y eso demuestra lo fuerte que puede ser la conexión cultural con ciertos sabores.

Cuando pensamos en un nuevo cóctel para llevar al formato de gomita, partimos siempre de hábitos de consumo locales: tragos clásicos, bebidas frescas de verano y perfiles muy presentes en la vida social de los argentinos.

Esa lógica también guio nuestros nuevos lanzamientos, como la Caipiroska de lima, la Caipiroska de maracuyá —ambas en su versión ácida— y la Piña Colada, que amplían la propuesta hacia sabores tropicales que el público ya reconoce y disfruta.

Cada sabor que incorporamos busca resonar con lo que el consumidor identifica como propio, y esa familiaridad es una de las claves para que conecte tan rápido.

—¿Qué presentaciones manejan y cómo es el modelo de ventas? ¿Están en puntos de venta físicos y online?

—Comercializamos packs de 40 gramos, presentados en cajas de 12 unidades. Nuestros productos ya se venden en kioscos, almacenes y supermercados de barrio, y hoy estamos en plena expansión para llegar a todo el país.

Hace muy poco lanzamos nuestra tienda online, que nos permite llegar de forma directa a cualquier consumidor.

Estamos trabajando a capacidad máxima, y por eso todo lo que la empresa genera se reinvierte para ampliar esa capacidad y acompañar la demanda creciente.

—¿Se vienen nuevos sabores o nuevas líneas?

—Sí, estamos ampliando el portafolio. Lanzamos una nueva línea con packaging blanco, pensada para sabores más frutales y de verano, con variantes ácidas o azucaradas que complementan a la línea clásica de packs negros, enfocada en tragos más asociados a las fiestas y a las previas.

Dentro de esta nueva línea ya lanzamos Caipiroska de lima (ácida), Caipiroska de maracuyá (ácida) y Piña Colada (azucarada y con escamas de coco).

Además, estamos desarrollando nuevas opciones en cuanto al gramaje y surtido de sabores, como también otros tragos.

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