
Fernando Navarrete, eurodiputado del Partido Popular Europeo (PPE) y ponente del Parlamento Europeo sobre el euro digital, sostuvo que solo el Banco Central Europeo (BCE) impulsa la moneda digital pública, cuestionando que las motivaciones detrás del proyecto justifiquen los riesgos que podría implicar para la estabilidad financiera de la zona euro. Según recogió el medio, Navarrete planteó que la decisión de avanzar en la digitalización de la divisa no aborda las causas estructurales de fragmentación y dependencia de terceros países en el ámbito de pagos y, en cambio, expone a la moneda común a una posible debilidad frente a futuras crisis económicas.
De acuerdo con lo informado por diversas fuentes periodísticas, Navarrete expresó sus reservas durante su intervención en el diálogo del ‘Anuario del Euro 2025’, organizado por el Instituto Español de Analistas con apoyo de la Fundación Instituto de Crédito Oficial (ICO) y el Círculo de Empresarios. El eurodiputado, antiguo director de gabinete del Banco de España, resaltó que las deliberaciones y eventuales pasos hacia el euro digital «debilitan la robustez» del euro ante situaciones financieras adversas que podrían presentarse próximamente.
Según la cobertura de los medios, Navarrete subrayó que Europa debe preguntarse si realmente enfrenta problemas en los sistemas de pago actuales suficientes para justificar este riesgo. «¿De verdad tenemos los ciudadanos europeos un problema para pagar en el sistema de pago que nos merezca la pena debilitar la robustez del euro frente a la siguiente crisis? Mi respuesta es no», declaró Navarrete, citado por el medio. A su entender, la introducción de un euro digital online puede llevar a retroceder a la llamada «casilla de salida» tras veinte años de esfuerzos legislativos y tecnológicos orientados a fortalecer infraestructuras de pago y promover soluciones privadas innovadoras dentro del marco bancario europeo.
Navarrete defendió que, tanto en el pasado como en el presente, la prioridad en Europa ha sido desarrollar y consolidar mecanismos de pago privados interoperables en toda la zona euro. Explicó que el sector privado ha sido históricamente la primera opción de los legisladores europeos y afirmó que debería seguir siéndolo, siempre que demuestre avances satisfactorios en materia de fragmentación y dependencia de operadores internacionales. «Las soluciones privadas son para mí la primera opción», aseveró el economista, según consignó el medio.
El eurodiputado también puntualizó que el BCE ha invertido en estas alternativas innovadoras durante más de dos décadas, acercando a la Unión Europea al objetivo de disponer de un sistema de pagos paneuropeo sólido y menos expuesto a la influencia externa. Por tanto, reiteró la necesidad de evitar medidas que puedan minar la resiliencia del euro, especialmente si la justificación principal sigue siendo la sobredependencia de operadores internacionales no europeos, cuestión que, en opinión del propio Navarrete, podría gestionarse mediante una combinación de regulación reforzada, mejoras en infraestructuras y apoyo a iniciativas privadas.
Navarrete sugirió que, en caso de considerar la digitalización del euro, el foco principal debería estar en una solución ‘offline’ que permita replicar los beneficios del efectivo en el entorno digital, contribuyendo a la resiliencia del sistema sin introducir riesgos adicionales. El euro digital online, según su criterio, solo debería adoptarse si fracasan las alternativas privadas para enfrentar retos concretos de pagos transfronterizos o integración del mercado.
El PPE respalda una actitud «prudente y pausada» frente a la aplicación de una moneda digital de banco central minorista, recordando que la mayoría de grandes economías avanzadas mantienen una aproximación cauta y, en su caso, orientan los desarrollos tecnológicos hacia sistemas de pagos instantáneos, carteras digitales o incluso monedas digitales para transacciones entre entidades financieras, también conocidas como CBDC mayoristas.
El argumento más sólido a favor de la moneda digital europea, expuesto por Navarrete y citado por el medio, reside en la búsqueda de mayor autonomía frente a servicios de pago globales administrados fuera de la Unión Europea. Pese a ello, cuestionó si el euro digital constituye la herramienta idónea, advirtiendo sobre los riesgos que implicaría para la estabilidad financiera y los posibles límites a la tenencia de dinero digital, pues estas restricciones podrían resultar insuficientes ante episodios de pánico bancario o verse afectadas por presiones políticas durante periodos de tensión económica.
Navarrete insistió en la exigencia de reforzar tanto los mecanismos técnicos como las garantías políticas para sostener la privacidad y la integridad del sistema financiero en el contexto de nuevos instrumentos digitales. Subrayó que cualquier avance en esta materia debe venir acompañado de incentivos significativos al sector privado para alcanzar una operatividad paneuropea efectiva de inmediato.
Según publicó la prensa, el debate sobre el euro digital lleva progresivamente a una confrontación conceptual entre dinero público y privado, y entre las distintas formas de garantizar accesibilidad y seguridad en los pagos en el espacio europeo. Navarrete concluyó su intervención subrayando la importancia de priorizar alternativas privadas robustas, incrementar la regulación y mantener la resiliencia de la moneda única frente a los desafíos de un entorno financiero en rápida transformación, tal como detallaron los medios que cubrieron el encuentro.
