Un hallazgo arqueológico sin precedentes volvió a encender el interés mundial por Stonehenge y su misterioso entorno. Un grupo de investigadores británicos reveló la existencia de una gigantesca estructura prehistórica compuesta por enormes pozos excavados en forma de círculo, que podría ser la más grande descubierta hasta ahora en Gran Bretaña.
El hallazgo fue realizado en 2020, pero en los últimos meses pudo obtenerse la tecnología necesaria para comenzar a investigarlos en profundidad. De esta forma se supo que las fosas son al menos 16, con unos 10 metros de ancho y 5 metros de profundidad, distribuidas a lo largo de un círculo de más de dos kilómetros de diámetro alrededor de los históricos enclaves de Durrington Walls y Woodhenge.
Durante casi cinco años, los científicos debatieron si estos agujeros eran formaciones naturales o si habían sido excavados por las civilizaciones neolíticas. Ahora, gracias a análisis geofísicos y mapeos tridimensionales, se pudo confirmar que fueron realizados de forma intencional por humanos, cavados y rellenados con precisión milimétrica.

“El esfuerzo necesario para cavar pozos de este tamaño y ubicarlos con tanta exactitud en un patrón circular es verdaderamente extraordinario”, explicó al diario inglés The Sun el profesor Richard Bates de la Universidad de St Andrews, quien formó parte del proyecto de investigación. “Si consideramos que cubren una distancia tan amplia, la regularidad del círculo es una prueba notable de planificación y trabajo comunitario”, continuó.
Los estudios también demostraron que la estructura se remonta al Neolítico tardío, lo que significa que tiene más de 4000 años, aproximadamente la misma época en que se construyó Stonehenge. Aunque no existe una explicación definitiva, los arqueólogos creen que el círculo de pozos habría sido una especie de límite ceremonial o delimitación simbólica que encerraba un área sagrada conectada a Durrington Walls, un asentamiento donde vivieron las comunidades que construyeron Stonehenge.

“Este conjunto de pozos no tiene precedentes en el Reino Unido. No fueron excavados y abandonados: forman parte de un paisaje monumental que revela la complejidad y sofisticación de estas sociedades”, señaló el profesor Vince Gaffney, principal arqueólogo del proyecto de la Universidad de Bradford. El proyecto está integrado por especialistas de las universidades de St Andrews, Birmingham, Warwick, Bradford, Glasgow y Trinity Saint David (Gales), quienes todavía analizan cómo encaja este hallazgo en el mapa ritual y social del Neolítico británico.
¿Cómo llegaron las piedras de Stonehenge a su ubicación actual?
El descubrimiento reavivó también el debate sobre las técnicas utilizadas para construir Stonehenge. Sus dos tipos de rocas principales todavía son un enigma:
- Piedras sarsen: gigantes de unas 25 toneladas cada una; la más grande, la Piedra del Talón, pesa alrededor de 30 toneladas.
- Piedras azules: más pequeñas, pero provenientes de montañas ubicadas a más de 200 km de distancia.
Las teorías más aceptadas sugieren que los constructores usaron cuerdas de fibra vegetal, trineos de madera y estructuras en forma de A para trasladarlas. Otra hipótesis plantea que las rocas se movían “caminando”, balanceándolas de un lado a otro con palancas, como se cree que se transportaron las estatuas de la Isla de Pascua.
