Con la jura de los 127 legisladores electos, la Cámara de Diputados inauguró hoy una nueva configuración que marcará la dinámica parlamentaria en los próximos dos años de la gestión de Javier Milei. Tras consagrarse como primera minoría con 95 miembros, el oficialismo entronizó por segunda vez consecutiva a Martín Menem como presidente del cuerpo, designación que obtuvo el aval de la mayoría de los bloques, aunque no fue unánime.
Con la presencia del presidente Javier Milei en el palco principal del recinto, todo era euforia en La Libertad Avanza. No solo porque destronó a Unión por la Patria como primera fuerza de la Cámara baja, sino porque logró retener en manos de Menem la facultad para integrar las comisiones, claves para definir la suerte de las leyes a tratar.
Además de Menem, fueron designadas las restantes autoridades de la Cámara, entre ellas dos de las tres vicepresidencias. La primera le correspondió a Cecilia Moreau (Unión por la Patria), la segunda al mendocino Luis Petri (La Libertad Avanza) y quedó en suspenso la tercera, en disputa entre el interbloque de Provincias Unidas, que preside la santafecina Gisela Scaglia, y un nuevo espacio -aún sin nombre- que a último momento, sellaron Pro, la UCR y MID. Una reedición de Juntos por el Cambio en una nueva versión que tiene, a priori, 22 miembros.
La sesión preparatoria tuvo todos los condimentos. Hubo tensión, rosca política, pactos y traiciones. También pasajes desopilantes, como los que protagonizó quien condujo la ceremonia hasta la designación de Menem, el radical Gerardo Cipolini, el legislador de mayor edad de la Cámara. Al chaqueño lo traicionó el micrófono que estaba abierto durante la transmisión del acto cuando deslizaba comentarios -fuera de lugar- sobre algunas de las legisladoras que prestaba juramento.
No fue la única traición. La reconfiguración de los bloques y la pelea desenfrenada por ocupar la tercera fuerza de la Cámara generó movimientos impensados hasta último momento. De hecho, el flamante interbloque entre Pro, la UCR y MID, a la que se sumó la radical bonaerense Karina Banfi -quien se separó de su bancada con un monobloque-, recién se constituyó cuando se logró sumar al santacruceño José Garrido (Por Santa Cruz), cuyo pase le restó un posible miembro a Provincias Unidas.
En efecto, Garrido responde al gobernador Claudio Vidal, quien forma parte -al menos hasta ahora- de la entente de gobernadores de Córdoba, Santa Fe, Corrientes, Jujuy y Chubut. Sus respectivos legisladores fidelizaron su pertenencia a Provincias Unidas e incorporaron a los radicales Pablo Juliano, Martín Lousteau y Mariela Coletta; a los socialistas santafecinos Pablo Farías y Esteban Paulón y dos exdiputados de Pro, José Núñez y Sergio Cappozzi.
Recién a último momento Miguel Pichetto y Nicolás Massot (Encuentro Federal), que la semana pasada estaban decididos a dar un portazo de Provincias Unidas, confirmaron su ingreso. Con ellos se sumaron Mónica Frade y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica). La frutilla del postre fue la incorporación de la exlibertaria Lourdes Arrieta: el interbloque quedó así sellado en 22 integrantes.
Comisiones, otra pelea ganada
La rosca política fue febril a lo largo de toda la jornada. Aunque ya se habían afirmado como primera fuerza, los libertarios temían todavía que la oposición uniera fuerzas para denegarle a Menem la facultad de articular comisiones. Era una jugada que, en silencio, intentaron llevar adelante distintos sectores opositores con Unión por la Patria para evitar que La Libertad Avanza tiñera de violeta las comisiones estratégicas del cuerpo.
Advertido de ello, los libertarios buscaron quebrar la intentona opositora. Diego Santilli, ministro del Interior, se instaló desde temprano en el despacho de su amigo Cristian Ritondo -jefe del bloque Pro-, para disuadirlo de no ser parte de la maniobra. Ritondo todavía está despechado con Patricia Bullrich -ahora jefa del bloque de senadores de LLA- por haberle vaciado la bancada de Pro para robustecer al oficialismo.
El radicalismo -que ungió como jefa de bloque a la mendocina Pamela Verasay– también cedió a la presión oficialista. Recién cuando arrancó la sesión preparatoria, las señales de alarma en el oficialismo se apagaron; sin Pro y la UCR, el resto de la oposición no reunía la mayoría para imponerle límites a Menem.
Menem, entre elogios y reproches
El riojano quedó empoderado. Cuando llegó al estrado para asumir por tercera vez la presidencia del cuerpo Milei y su hermana Karina, secretaria general de la Presidencia, se pusieron de pie para aplaudirlo mientras una ovación lo acompañaba desde la bancada libertaria.
Menem no escatimó halagos hacia la pareja gobernante. “El liderazgo de Javier Milei permitió encarar el proceso de estabilización más profundo y exitoso que haya tenido la Argentina en décadas”, exaltó, y acto seguido dedicó un enfático agradecimiento a su referente y mentora política, Karina Milei.
“Su trabajo constante y estratégico ha sido fundamental. Ha sido, repito, fundamental para mantener alineado el proyecto, fortalecer la articulación institucional y acompañar esta cámara en los momentos más sensibles”, enfatizó.
La designación de Menem al frente de la Cámara de Diputados fue propuesta el jefe de la bancada oficialista, Gabriel Bornoroni. “Es un hombre de gran trabajo y de mucha escucha, lo que permitió sacar las leyes que necesita el Gobierno. “Esta Argentina merece un cambio y ese cambio está representado por el diputado Menem”, lo exaltó.
La propuesta fue apoyada por el resto de las bancadas, salvo por Unión por la Patria y la izquierda que, si bien no objetaron la facultad del oficialismo de nombrar a uno de los suyos para el cargo más importante de la Cámara, plantearon críticas a la conducción del riojano.
“El jefe de bloque libertario (Bornoroni) habla de equilibrios y ecuanimidades, pero nuestro bloque no lo ha recibido. Me parece que esa situación no es un elemento menor. Yo creo que en estos dos años se privilegió una conducción más parecida a la de un presidente de bloque que de la Cámara”, enfatizó Germán Martínez, jefe de la bancada de Unión por la Patria.
Se sumaron los diputados de izquierda. “Nos vamos a abstener. No es una impugnación personal, nuestra posición se fundamenta más bien por una política dirigida Fondo Monetario Internacional”, planteó Myriam Bregman (FIT). “Rechazamos la agenda antiobrera y colonial del presidente Milei”, fustigó Néstor Pitrola.
Desde la bancada oficialista sonaron los abucheos y los silbidos. Envalentonados, los libertarios hicieron de la sesión preparatoria una primera demostración de fuerza. Ahora arranca una nueva etapa en la cual, sin el apoyo irrestricto de Pro y de la UCR, tienen por delante el desafío de aprobar las leyes prioritarias para el Gobierno.
