El portavoz en árabe de las Fuerzas de Defensa de Israel, Avichai Adrai, afirmó que la unidad 121 de Hezbolá se responsabilizó de la eliminación de cuatro figuras libanesas reconocidas, ante el temor de que fueran a revelar información sobre las razones del estallido ocurrido en el puerto de Beirut en agosto de 2020. Según informó el medio original, Israel sostiene que estos asesinatos estarían relacionados de forma directa con el almacenamiento de nitrato de amonio, sustancia que habría provocado la explosión, en instalaciones presuntamente ligadas al partido-milicia chií.
De acuerdo con lo que detalló el medio, el Ejército israelí atribuyó a esta misma facción de Hezbolá los homicidios de agentes aduaneros y periodistas locales que, según esta versión, estaban cerca de publicar o transmitir detalles acerca de la supuesta implicación del grupo en los sucesos. Entre las personas fallecidas, el portavoz militar mencionó al jefe de aduanas portuarias Joseph Skaff, quien, según la exposición de Adrai, perdió la vida tras una caída desde una considerable altura. El funcionario de la unidad anticontrabando, Munir abu Rieili, resultó asesinado por apuñalamiento, añadió el vocero a través de un mensaje en la red social X.
Asimismo, el fotógrafo Joe Bejjani, quien había sido contactado por el Ejército libanés para participar en las indagaciones sobre la tragedia, fue acribillado en el interior de su vehículo, conforme al recuento publicado. El listado presentado por Adrai también incluyó a Lokman Slim, activista y periodista conocido por sus posiciones críticas, cuya muerte se suma a las señaladas por el portavoz de Israel.
El medio reportó que el portavoz militar israelí aseguró que estos crímenes permanecen sin esclarecer de manera suficiente hasta el presente. Indicó además que tanto autoridades libanesas como la propia organización Hezbolá han rechazado de manera reiterada cualquier vínculo con los hechos que la acusación de Israel les imputa.
El Ejército israelí lamentó que las investigaciones sobre estos asesinatos no han alcanzado aún resultados concluyentes. Según publicó el medio, Adrai integró en su declaración estos recientes señalamientos con denuncias anteriores presentadas por funcionarios israelíes acerca del supuesto involucramiento de Hezbolá en crímenes de naturaleza política y social dentro del territorio libanés.
Las declaraciones difundidas por Israel acerca del almacenamiento de nitrato de amonio por parte de Hezbolá, en el marco de una serie de incidentes previos a la tragedia de 2020, volvieron a reactivar la polémica en torno a la responsabilidad por la explosión. El siniestro en el puerto de Beirut causó una destrucción de gran magnitud y dejó miles de heridos y víctimas fatales, como publicaron distintas fuentes en esa ocasión.
El medio original recordó que la organización Hezbolá siempre ha negado su participación o conocimiento en relación con el almacenamiento de productos químicos peligrosos o con el encubrimiento de los hechos ocurridos en Beirut hace casi cuatro años. Las autoridades libanesas, por su parte, han manifestado la intención de continuar las investigaciones, pero los avances han resultado limitados y hasta la fecha persiste la incertidumbre sobre cómo y por qué ocurrieron tanto la explosión como los crímenes vinculados.
La acusación del portavoz en árabe de las Fuerzas de Defensa de Israel se suma a una sucesión de versiones circulantes sobre la falta de esclarecimiento judicial no solo en torno al estallido del puerto, sino también frente al destino de aquellas personas consideradas ‘denunciantes’ de posibles irregularidades. El medio consignó que no se ha producido, hasta el momento, un pronunciamiento definitivo ni de organismos internacionales ni de instancias judiciales libanesas acerca del involucramiento de Hezbolá en estos hechos.
El mensaje de Adrai, difundido a través de sus canales en redes sociales y recogido en la información original, expuso que la unidad 121 del partido-milicia habría actuado ante el temor a filtraciones perjudiciales respecto a la gestión y custodia de materiales en el puerto de la capital libanesa. Según publicó el medio, la hipótesis manejada por Israel sostiene que estos homicidios tenían como objetivo salvaguardar la reserva de información considerada políticamente sensible.
En el contexto del atentado de agosto de 2020, la opinión pública libanesa y la comunidad internacional insistieron en la demanda de transparencia respecto a la cadena de decisiones que permitieron la permanencia de grandes cantidades de material explosivo en una zona urbana densamente poblada. Tanto familiares de víctimas como grupos civiles locales han solicitado repetidas veces mayores avances en las investigaciones y el establecimiento de responsabilidades directas, como se relató en publicaciones anteriores del mismo medio y otras fuentes del país.
El medio original añadió que, a pesar de los reiterados señalamientos desde diferentes sectores, ni el curso legal libanés ni las investigaciones independientes han conseguido ofrecer una versión firme respecto a los autores intelectuales o materiales de los crímenes mencionados. La falta de resolución de estos casos ha generado nuevas acusaciones desde Tel Aviv, como reflejó la declaración pública de Adrai incorporada en el reporte difundido.
Por último, la información publicada subraya que persiste la confrontación en el espacio mediático y político entre las acusaciones israelíes y las negaciones de Hezbolá y autoridades libanesas sobre la autoría y motivaciones de estos actos violentos, así como sobre el trasfondo del estallido de agosto de 2020 en Beirut.
