El caldo de huesos, lejos de ser un simple plato, se consolida como una fuente natural de colágeno y una base nutricional rica en vitaminas y minerales esenciales para la salud. Su composición de minerales como el calcio, fósforo, magnesio y potasio lo posiciona como un antiguo remedio casero que promueve el bienestar general y fortalece el sistema inmunológico.
El colágeno es una proteína fundamental para la estructura del cuerpo. Este componente es crucial para mantener la elasticidad y la hidratación de la piel, lo que resulta en una apariencia más cuidada. Asimismo, contribuye a fortalecer el cabello, otorgándole mayor resistencia, y a mejorar la salud de las uñas, haciéndolas más robustas y menos quebradizas.

Además de su impacto estético, el caldo de huesos ofrece ventajas significativas para el funcionamiento interno del organismo. Según Tyler Florek, un nutricionista registrado de Banner Del E Webb Medical Center en Sun City West, Arizona, su riqueza en colágeno, gelatina y aminoácidos esenciales favorece una alimentación equilibrada.
La existencia de aminoácidos presentes en el caldo juega un papel vital en la regeneración de las células del intestino, lo que puede ayudar a mantener un sistema digestivo saludable. Esta propiedad es especialmente relevante para la integridad de la barrera intestinal.
El consumo regular de caldo de huesos también se asocia con la reducción del riesgo de enfermedades articulares, como la artritis, gracias a sus componentes que nutren la salud de los cartílagos y tejidos conectivos. Otro aspecto valorado es su potencial para colaborar en la gestión del peso corporal. Al ser un alimento que genera saciedad, su inclusión en la dieta puede facilitar una menor ingesta calórica total, que contribuye a desinflamar el organismo.

La versatilidad del caldo de huesos permite incorporarlo fácilmente a la rutina diaria. La página especializada Regenera sugiere consumirlo como una bebida caliente, ideal para cualquier momento del día.

Asimismo, puede utilizarse como base para cocciones, como sustituto del agua en la preparación de arroz, salsas o verduras al vapor. Esto le aporta sabor y nutrientes adicionales. Para enriquecer aún más su perfil vitamínico y realzar su sabor, se recomienda acompañarlo con vegetales como zanahoria, cebolla, apio y ajo, o con carne y especias. Consumirlo en el desayuno es una excelente opción para comenzar el día con energía y vitalidad, o bien, puede ser una colación nutritiva entre comidas.
Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA
