Con un clima favorable en gran parte de la Pampa Húmeda, hemos ingresado a pleno en el ciclo 2025/26. La plaza internacional asume una creciente producción de trigo, maíz y soja. Sin embargo, los precios llevan dos años lateralizando sin derrumbarse. Ello, porque en trigo y maíz los stocks mundiales vienen en baja, lo que significa que el consumo supera a la producción.
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La soja amerita otra lectura. Los stocks crecen, pero los precios de la oleaginosa, que también venían lateralizando, ahora muestran alzas en los últimos dos meses. ¿Cómo se explica esto último, si la cosecha en EE. UU. es buena y los silos en dicha nación se están llenando? Pareciera ser que nuestra prédica respecto de las reservas en baja en el país del Norte podría ser la respuesta. Veremos.
En ese contexto, el productor argentino debe evolucionar con mucha cautela a la hora de ponderar los factores de mercado hoy existentes. En trigo, reconocer que la competencia global es muy desafiante. Rusia; U.E., Canadá, Australia, EE.UU., y Ucrania nos superan en el ránking de exportadores y nosotros nos despachamos con una cosecha super récord. Escenario complicado, como era previsible. Además, con rindes por hectárea jamás vistos ni imaginados y con un porcentaje de ventas históricamente bajo, la comercialización plantea una coyuntura en la cual la calidad gana espacio en su consideración. Hay una variedad de precios nunca vista y tomar decisiones se dificulta. Diferir ventas esperando el habitual “efecto Mercosur” no pareciera aconsejable, pues el mismo no vendrá (ventaja arancelaria en Brasil por ser socios del bloque). Sólo resta confiar en que los kilos por hectárea compensen los valores.
En maíz, la cosecha en EE.UU. sería récord y la de Brasil también crece. En el forrajero, la compensación podría venir por el tremendo (y anunciado) crecimiento del consumo interno. Transformar el maíz en carne/leche ha sido un gran negocio este año en todo el mundo y pareciera ser que no se trata de un fenómeno coyuntural sino estructural. Los países que visitamos en los últimos tres años (India, China y el Sudeste Asiático) van mejorando el ingreso per cápita de su población y ello se traduce en mejoras en los hábitos de consumo, cambios en la dieta y mayor demanda de proteínas ¿Se repetirá la historia del verano pasado, cuando la plaza maicera se convirtió en una “caldera” y los precios superaron las paridades de exportación? Es posible. Para seguir con atención.
Complejidad
En el caso de la soja, las decisiones son algo más complejas. Las reservas mundiales van creciendo (alta responsabilidad de la “pesadilla” de Brasil) y ello debiera pesar negativamente en la plaza. Ante ello, nuestra teoría es algo particular. Seguimos pensando que las cotizaciones ¡en Chicago! están muy asociadas a las reservas en EE.UU. Y las mismas van camino a ubicarse en niveles muy ajustados para el cierre del ciclo 2025/26 (1/9/2026). De allí nuestra visión optimista con la cual pocos coinciden. Es por ello que insistimos con nuestra propuesta. Vender forward e instrumentar un Call Spread alcista en Chicago. Hasta ahora funcionó. Si Chicago se entonara por la baja en las reservas en EE.UU., lo ideal es buscar revancha allí para evitar que Brasil nos “escupa el asado” (altamente probable). En definitiva: utilizar las herramientas que brindan los mercados.
