La operación en las terminales de transporte de Bogotá afrontará en diciembre uno de los mayores retos del año, con más de 1,7 millones de pasajeros previstos y una demanda logística que exige máxima seguridad.
En este contexto, la administración de la Terminal implementó un sistema tecnológico robusto que, desde finales de noviembre, opera en sus tres sedes principales: Salitre, Norte y Sur.
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La medida incluye la instalación de nueve cámaras especializadas de fotodetección y monitoreo de velocidad que buscan prevenir accidentes, detectar infracciones y transformar el comportamiento vial en los principales puntos de embarque y desembarque de la ciudad.
Esta iniciativa hace parte del Plan de Gestión de la Velocidad (PGV), con el cual la Terminal de Transporte pretende “impulsar nuevas acciones de infraestructura, educación vial y comunicación que garanticen condiciones reales de seguridad”, según explicó Rafael González, gerente general de la entidad.
Las nuevas cámaras emplean tecnología de menor tamaño, funcionan con energía solar y se integran a un sistema de hardware y software cuya función es vigilar en tiempo real y recopilar evidencia sobre comportamientos riesgosos, las 24 horas del día, todos los días de la semana.
Están ubicadas así: siete dispositivos en la Terminal Salitre, sede principal de la ciudad; uno en la Terminal Norte y otro en la Terminal Sur. La ubicación estratégica permite cubrir los focos de operación más transitados y aquellos con antecedentes de infracciones frecuentes.
El sistema de monitoreo está diseñado para registrar excedentes de velocidad, giros indebidos, circulación en sentido contrario, parqueo en lugares no autorizados y la presencia de peatones en zonas restringidas.
“Las cámaras nos permitirán vigilar en tiempo real el comportamiento de los conductores y sancionar las infracciones conforme a la normatividad vigente, contribuyendo a una cultura vial más responsable”, aseguró González.
De acuerdo con el gerente, el objetivo no se limita a la imposición de multas sino que contempla actividades educativas, campañas de señalización y comunicación directa para fortalecer el autocuidado y el respeto por las normas de tránsito.
En las zonas operativas de las terminales se fijó un límite máximo de velocidad de 20 kilómetros por hora. El sistema de cámaras, mediante analítica avanzada, detecta y procesa automáticamente los eventos de exceso de velocidad y otras maniobras peligrosas.
Todo esto permite que los conductores reciban alertas inmediatas y, en caso de infracción, sean remitidos a cursos obligatorios sobre cultura vial y seguridad. Estos cursos requieren asistencia presencial y abordan temáticas como autocuidado, manejo de estrés y regulación de hábitos para reducir riesgos durante la temporada de alta demanda.
El componente pedagógico va más allá de las sanciones individuales. La Terminal ha instalado Paneles de Mensajería Variable que informan en tiempo real sobre eventos detectados, infracciones recurrentes y medidas preventivas.
El fin es que los usuarios y trabajadores se sensibilicen continuamente ante los riesgos y las consecuencias de la imprudencia en la conducción o el uso inadecuado de los espacios operativos.
El PGV se articula en dos fases. La primera prioriza la detección y el control electrónico de infracciones, así como la educación inmediata de los conductores implicados.
La segunda enfatiza la infraestructura, señalizando los puntos críticos y apoyando la toma de decisiones seguras mediante mensajes visibles generados por los paneles informativos. Así, quienes transitan por las terminales pueden advertir situaciones de riesgo como velocidades superiores a los 20 km/h, vehículos estacionados en sitios prohibidos o peatones fuera de las áreas designadas.
De forma complementaria a la modernización tecnológica, la Terminal mantiene protocolos enfocados en la prevención del riesgo antes y durante la operación de los servicios de transporte. Pruebas de alcoholemia obligatorias anteceden cada despacho de bus y los choferes deben renovar exámenes médicos de aptitud física cada tres meses.
A esto se suman jornadas periódicas de capacitación para los conductores, que abordan aspectos como la prevención del consumo de sustancias psicoactivas, la conciliación de conflictos y la administración del tiempo de descanso.
La Administración reitera que estas acciones integrales se orientan no solo a reglamentar la actividad de los conductores sino a garantizar que la movilidad masiva en temporada alta transcurra sin incidentes graves. “Con la implementación del PGV entendemos que no se trata únicamente de regular la velocidad, sino de impulsar nuevas acciones de infraestructura, educación vial y comunicación que garanticen condiciones reales de seguridad”, reiteró Rafael González.
La Terminal de Transporte invita a usuarios y conductores a acatar las señales, observar los límites y contribuir de manera activa a la cultura vial segura y responsable que busca evitar siniestros en una de las épocas más transitadas del año en Bogotá.
