
Al menos 15 personas fueron secuestradas durante un nuevo ataque llevado a cabo por hombres armados no identificados contra una iglesia evangélica ubicada en el estado de Kogi, en el centro de Nigeria. El suceso se enmarca en un preocupante repunte de este tipo de agresiones, generalmente atribuidas a bandas criminales que posteriormente exigen el pago de rescates para financiar sus actividades ilícitas.
Según fuentes locales citadas por el diario nigeriano The Premium Times, los atacantes irrumpieron el domingo en la First Evangelical Church Winning All (ECWA), situada en Ayetoro Koro, mientras se celebraba un servicio religioso. Hasta el momento, las autoridades nigerianas no han proporcionado un balance oficial sobre el número exacto de víctimas o personas secuestradas.
El pasado 30 de octubre, hombres armados secuestraron a un clérigo y a trece miembros de su congregación durante un asalto a una iglesia en Ejiba, también en el estado de Kogi. En ese caso, los responsables exigieron el pago de un rescate como condición para la liberación de los retenidos.

Aunque el noreste de Nigeria ha sido históricamente el principal foco de violencia por la actividad de Boko Haram y su escisión, Estado Islámico en África Occidental (ISWA), la inseguridad se ha ido extendiendo progresivamente a otras zonas del país. En muchos casos, esta violencia está vinculada a secuestros con fines económicos, lo que ha generado una creciente alarma ante la posible expansión de redes y bandas criminales y su grave impacto sobre la población civil.
Entre julio de 2024 y junio de 2025, AFP reportó al menos 4.722 víctimas en 997 ataques y unas 762 muertes asociadas a estos delitos. Las demandas de rescate sumaron cerca de 48.000 millones de nairas (unos USD 1,66 millones pagados), consolidando el secuestro como un negocio lucrativo para las bandas criminales. Desde el secuestro de 276 niñas en Chibok en 2014 por Boko Haram, los plagios se han convertido en una práctica recurrente de bandas armadas y milicias islamistas.
En respuesta al incremento de los secuestros y a la escalada de la violencia en distintas regiones del país, el presidente de Nigeria, Bola Tinubu, decretó el pasado 26 de noviembre un estado de emergencia a nivel nacional. La medida se adoptó pocos días después del secuestro de más de 300 escolares y docentes, un hecho que provocó una profunda conmoción y encendió las alarmas en todo el país.
En su mensaje público, Tinubu subrayó la gravedad de la situación y definió el escenario como una “emergencia nacional”. De acuerdo con Europa Press, el mandatario dispuso un “mayor despliegue de tropas sobre el terreno, especialmente en zonas con problemas de seguridad”. Además, Tinubu apeló a la implicación de toda la sociedad, señalando que “estos tiempos exigen la colaboración de todos”, e instó a la ciudadanía a participar activamente en la seguridad nacional.
(Con información de Europa Press)
