
Kosovo celebra este próximo domingo elecciones anticipadas en un esfuerzo de fin de año para intentar acabar con la crisis política desatada en febrero, el principio de un bloqueo que ha desembocado en dos intentos infructuosos para formar gobierno, con los Presupuestos de 2026 pendientes de una casi imposible aprobación y con ellos, millones de euros en ayuda de la UE.
Vetëvendosje (Autodeterminación), el partido de izquierda del primer ministro Albin Kurti, ganó las elecciones de principios de año con nitidez pero no con la mayoría absoluta que perseguía. El 42,3 por ciento obtenido, prácticamente el doble del 20,3 por ciento del Partido Democrático de Kosovo (PDK) y del 18,3 por ciento de la Liga Democrática de Kosovo (LDK) anticipaban un panorama despejado para el mandatario.
Kurti se vio obligado a emprender gobierno con unos rivales que no le han dado apenas un milímetro de maniobra. El país ha necesitado de 70 votaciones para elegir presidente del Parlamento, clave para iniciar el proceso político dado que es responsable de trazar el calendario legislativo.
Para verano, la Embajada de EEUU en Kosovo ya estaba expresando públicamente su impaciencia: «Este estancamiento continuo retrasa el progreso de las aspiraciones futuras de Kosovo y pone en peligro la integridad de las instituciones que el pueblo de Kosovo luchó con tanto ahínco por crear».
Esto ocurre en un lugar donde la tasa oficial de desempleo supera actualmente el 25 por ciento y alrededor de una quinta parte de la población vive por debajo del umbral de pobreza.
La UE ha proporcionado recientemente un importante salvavidas. El pasado 17 de diciembre, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, informaba este miércoles de que Bruselas está levantando las sanciones económicas sobre Kosovo tras la «pacífica» transferencia de poder en el norte después de las recientes elecciones locales. Cabe recordar que la UE adoptó medidas temporales contra Pristina, incluida la suspensión de visitas de alto nivel y la congelación de la cooperación financiera, por la falta de avances para desescalar la tensión en los municipios del norte, de mayoría serbia.
Kurti comparece como ganador cantado de las elecciones. El problema reside en si obtendrá de una vez los 61 escaños (la mitad más uno) de los 120 que conforman el Parlamento kosovar para alcanzar la deseada mayoría absoluta en medio de un enorme descontento, el principal arma electoral de sus rivales, el ex gobernador del banco central y recientemente elegido presidente del PDK, Bedri Hamza y el joven líder de la LDK, el economista de 42 años Lumir Abdixhiku, tercero en discordia pero decisivo si finalmente inclina su apoyo a favor del mandatario.
