Simone Moro, uno de los alpinistas más experimentados y respetados del mundo, ha atravesado recientemente una cadena de infortunios que comenzaron en Nepal y terminaron en Italia. En el país asiático sufrió un infarto a más de 5000 metros de altura. Tardó 24 horas en llegar a un hospital, pero consiguió salvar su vida y regresar a su país para realizarse un chequeo y revisión tras la operación de corazón. Fue allí, en tierras italianas, donde lo perdió todas sus pertenencias.
El alpinista se estaba recuperando el hospital Papa Giovanni XXIII de Bérgamo, Italia, después de una cirugía cardíaca realizada en Katmandú, Nepal, Moro fue víctima de un robo dentro del propio centro médico. El incidente ocurrió el sábado 27 de diciembre, cuando salió de su habitación de la sala de Cardiología. Personas no identificadas ingresaron y se apropiaron de su tarjeta bancaria, dos tarjetas de crédito y 300 euros en efectivo. El alpinista solo se dio cuenta de lo sucedido el domingo, al recibir una alerta de su banco por una extracción de 600 euros. Los delincuentes, aprovechando la situación, retiraron hasta 3.000 euros en varios cajeros automáticos ubicados en las ciudades de Bérgamo y Milán. Moro tiene previsto formalizar la denuncia correspondiente en cuanto reciba el alta médica.
La estadía en el hospital tenía un motivo de fondo mucho más grave: unos días antes, en Nepal, Moro había sobrevivido a un infarto a 5.000 metros de altitud. La situación se desarrolló el 14 de diciembre, cuando sintió un dolor agudo en el pecho y el brazo izquierdo al regresar al campo base tras ascender el Mera Peak. Debido a la ubicación remota y a la dificultad de acceso, tardó aproximadamente 24 horas en alcanzar un hospital en Katmandú. Una vez allí, los médicos le explicaron la gravedad de su caso: “Solo una de cada 1.000 personas que llega más tarde sobrevive”, resumió Moro en una entrevista con El País.
El origen del infarto no estuvo ligado a factores habituales como el colesterol ni a un esfuerzo físico excesivo, sino a una combinación de hematocrito elevado —más de un 60%— y una deshidratación severa, consecuencia de varios días sin hidratación suficiente. Tras la evaluación, los profesionales optaron por realizarle una angioplastia para desobstruir la arteria coronaria izquierda, afectada por un coágulo. Posteriormente, fue trasladado a Italia, donde los especialistas consideraron su caso como inusual y pronosticaron que podría volver a entrenar y hasta regresar al Himalaya en apenas tres semanas. “Después, me dijeron que el mío era un caso digno de estudio, pero que en tres semanas podría volver a hacer deporte y regresar al Himalaya”, relató Moro a El País.
Simone Moro y un servicio privado de rescate aéreo
La experiencia extrema en el Himalaya ha llevado a Simone Moro a transformar un momento límite en una oportunidad de acción. En la entrevista con el citado medio, anunció la puesta en marcha de un servicio privado de rescate aéreo en la región del Karakoram, en Pakistán. El proyecto, en el que ha trabajado durante siete años junto al brigadier Rashid Ullah, contempla el uso de dos helicópteros que ya han sido adquiridos. Moro espera que en breve obtengan el permiso de la autoridad de aviación civil de Pakistán para comenzar a operar.
“He invertido siete años de trabajo para crear un servicio privado de rescate aéreo en Pakistán”, explicó al medio español, y añadió: “Si todo va como espero, en verano ambos serán operativos y manejados por pilotos locales exmilitares”. Hasta el momento, las tareas de rescate en el país dependían exclusivamente del ejército y, según Moro, “nada adaptados para este tipo de trabajos”. El nombre de la empresa será Moro Altitude y tendrá como socio a Rashid Ullah, conocido por haber rescatado a Tomaz Humar en el Nanga Parbat en 2005.
Paralelamente a su carrera como alpinista, Moro ha consolidado una faceta empresarial en el ámbito de los servicios aéreos. En Italia administra una firma con siete helicópteros y colabora con equipos de rescate en Nepal, donde fue protagonista de la operación de rescate a mayor altitud registrada hasta hoy, a 7.800 metros en el Everest. “Cuando vuelo por encima de los 6.800 metros, la compañía de seguros ya no me cubre en caso de accidente al superar ampliamente el límite de ascenso para el que está diseñado el aparato”, advirtió Moro, que continúa desafiando riesgos y buscando soluciones para quienes, como él, se aventuran en territorios extremos.
