La reconocida actriz Romina Gaetani denunció a su pareja, el empresario Luis Cavanagh, por un hecho de violencia de género ocurrido en el Tortugas Country Club, ubicado sobre la colectora de la autopista Panamericana, desde donde fue trasladada al Hospital Central de Pilar tras haber sufrido lesiones.
Para abordar el caso, la psicóloga Daniela Gasparini visitó los estudios de LN+, donde indicó que “uno de los grandes desafíos es evitar la revictimización”.
“Por lo general, a las víctimas, cuando llevan muchos años bajo situaciones de violencia de género, les cuesta reconocerse como tales”, planteó Gasparini. “Ya que este tipo de violencia impacta en muchos aspectos psíquicos y tiene un rasgo muy característico: es cíclica, progresiva y ascendente”, argumentó.
Aislamiento y control permanente
En palabras de Gasparini, “en casos como éste donde hay una figura pública, el agresor suele iniciar su control permanente a través de los celos. Privándola de la escena pública, por ejemplo. Otro actitud que puede tener es aislar a la víctima de las personas que él sospecha, podrían ayudarla”.
Desde el prisma de la psicóloga, las víctimas generalmente radican las denuncias cuando la violencia alcanza su pico máximo.
“Con esto me refiero a la acumulación de tensión. Es decir, el summum de violencia sexual, económica y física que nunca sabemos cómo va a terminar”, evidenció Gasparini.

El rol de quien acompaña a la víctima
Otra arista examinada por Gasparini en LN+ fue la relativa a los familiares y amigos de las víctimas. “A quienes les toca acompañar, es clave que manejen la frustración. Porque muchas veces uno quiere sacar a la persona de esa situación, pero hay que entender sus tiempos. No enojarse ni ponerse mal”, apuntó la especialista.

Sobre los victimarios, la experta en violencia de género sostuvo que “son narcisistas y manipuladores”. Y que, “su trabajo es tan fino que, en más de una oportunidad, las mujeres que están en espacios tan crueles y severos, tienen dificultades para reconocerse como víctimas”.
En referencia al peso psicológico que puede recaer en las víctimas de violencia de género, Gasparini agregó una última reflexión.
“A veces puede ser tan grande, que da lugar al sentimiento de culpa. Que suele aparecer cuando se hace la denuncia o cuando el hecho se hace público. En esas instancias, a muchas mujeres se les cruzan pensamientos del tipo ‘no quiero que vaya preso’. Y eso es una victoria del agresor», concluyó la especialista.