Perugia FC, el histórico club del que es dueño Javier Faroni, navega en el sótano del fútbol italiano

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Subcampeón invicto en la Serie A en 1979 y campeón internacional, el Perugia Calcio atraviesa una etapa crítica en lo deportivo y en lo institucional. El club fue comprado en 2024 por Javier Faroni, el productor teatral argentino hoy en el centro de una investigación judicial que involucra el desvío de más de 6 millones de dólares provenientes de la AFA. Desde entonces, la promesa de devolverlo al protagonismo en el fútbol italiano no se ha cumplido: cambios de entrenadores, sanciones y un presente que lo ubica en zona de descenso en la Serie C.

El 30 de agosto de 2024, mientras en la Argentina la discusión sobre las sociedades anónimas en el fútbol ganaba espacio público, en Italia se oficializaba una operación singular: un empresario argentino, sin antecedentes en la gestión de clubes deportivos y conocido en el ambiente teatral de Mar del Plata, adquiría el 80% de un club centenario. Javier Faroni, productor, exdiputado bonaerense y cercano a Claudio Chiqui Tapia, se transformaba en el nuevo dueño del Perugia FC, una institución histórica del fútbol italiano.

Fundado en 1905, con trece temporadas en primera, Perugia venía de sufrir su segundo descenso a la tercera categoría en menos de cinco años. La operación fue comunicada como parte de un proyecto de recuperación deportiva e institucional. Faroni, que también figura como titular de Deportick, la plataforma oficial de venta de entradas para la selección argentina, se presentó como un inversor con visión de largo plazo. “Estoy muy motivado para llevar adelante este ambicioso proyecto, con el objetivo de devolver al Perugia Calcio la gloria que se merece”, declaró al diario Corriere dell’Umbria, en su primera aparición pública en Italia.

Junto a él desembarcó en su momento Pierpaolo Triulzi, exrepresentante de Paulo Dybala y Edinson Cavani, como asesor técnico. La operación, celebrada por el entonces presidente del club, Massimiliano Santopadre, se cerró en medio de las festividades por los 40 años del enfrentamiento entre Perugia y el Napoli de Diego Maradona. “Mi misión era dejar el club en buenas manos para un futuro prometedor, y estoy orgulloso de haberlo logrado”, declaró en su momento Santopadre, quien permanece en la empresa con una participación minoritaria (20%), a pesar de haber perdido el cariño de la afición.

El empresario argentino Javier Horacio Faroni, presidente y representante legal del Perugia, de Italia, y dueño de la ticketera Deportick, usada por la AFA para la venta de entradas para los partidos de la selección

Sin embargo, más de un año después de la adquisición del club, las promesas iniciales contrastan con una realidad sombría. El equipo se ubica en el puesto 16 del Grupo B de la Serie C, en zona de eliminación directa por el descenso, ya afuera de la Copa Italia de la categoría, y con cuatro entrenadores que pasaron en 2025, sin lograr continuidad ni resultados. En octubre, tras 10 partidos sin ganar, con siete derrotas consecutivas, la dirigencia aceptó la renuncia del italiano Piero Braglia y oficializó la llegada de otro tano, Giovanni Tedesco, exjugador, capitán y campeón de la única copa internacional del club -la Copa Intertoto 2003-, como nuevo técnico hasta mitad de 2026.

La prensa italiana, inicialmente curiosa por la llegada de un empresario extranjero, se volvió crítica. En el medio local Perugia Today, Faroni reconoció públicamente: “Asumimos este club con algunas sorpresas y con algunas situaciones peores de lo que esperábamos. La situación financiera es peor de lo que pensábamos. Necesitamos invertir aún más dinero del que ya hemos invertido”.

Lejos de encontrar estabilidad, la gestión de Faroni enfrentó obstáculos desde el inicio. Apenas semanas después de la compra, la Federación Italiana de Fútbol (FIGC) le impuso al productor argentino y al financista Juan Martín Molinari, uno de sus socios, una sanción de tres meses y medio de inhabilitación. ¿El motivo? La presentación tardía de documentación clave: ni se acreditó en tiempo y forma la “solidez financiera” de las sociedades involucradas en la operación —incluidas Sports Next Gen Ltd., con sede en Reino Unido, y Dilnay SA, registrada en Uruguay— ni se cumplió con los plazos para aportar datos contables exigidos por las autoridades italianas.

Comunicado oficial de la sanción de la Federación Italiana de Fútbol

En paralelo, Faroni intentó mostrarse activo frente a los simpatizantes. Publicó una extensa carta abierta en la web del club, donde reconoció el deterioro estructural que encontró: “Cuando asumimos el control del club, nos encontramos en una situación extremadamente delicada, mucho peor de lo que los expertos habían pronosticado. La deuda crónica de los últimos años, superior al presupuesto anual, combinada con un déficit presupuestario del 50%, nos obliga a redoblar nuestros esfuerzos”.

Para contrarrestar las críticas, lanzó también un canal oficial de WhatsApp, una herramienta inédita en la categoría, con el objetivo de “construir una relación más estrecha con los hinchas”, según expresó. “La única decepción —admitió Faroni en otra entrevista— es que algunos, delante de ti, te digan que adoran al club, y luego te den la espalda y te tiren piedras”. Pese a los reveses, a los pocos meses de la compra insistió en que no se arrepiente: “Me gustan los retos y estoy muy contento con esto”.

Sin embargo, la falta de resultados deportivos y las versiones cruzadas sobre la toma de decisiones en la dirección técnica generaron tensiones. El propio Faroni admitió que el club no había sido reconstruido desde cero por su grupo, y que muchos contratos existentes no podían rescindirse fácilmente. Su explicación fue concreta: “La situación no nos permite esperar; necesitamos resultados ya. Creo que el Perugia merece estar más arriba”.

El golpe de efecto llegó en octubre de 2025. Luego de la renuncia de Braglia tras una dura derrota ante Pineto por 3-0, Faroni decidió recurrir a un apellido con peso simbólico en Umbría: Gaucci. El regreso de Riccardo Gaucci, hijo del emblemático presidente Luciano Gaucci —que estuvo 13 años al mando—, como consultor del área deportiva, marcó un intento por reconectar a Perugia con su época dorada.

Riccardo fue el encargado de asignar el nuevo entrenador, Giovanni Tedesco, ídolo local que jugó seis temporadas en la Serie A con la camiseta rojiblanca y anotó uno de los goles en la final de vuelta ante Wolfsburgo, que terminaría en la consagración de la Copa Intertoto 2003. “Con Tedesco la idea era recuperar identidad. Es un hombre que ama y sufre por estos colores”, explicó Gaucci a Corriere dello Sport sobre la decisión. El nuevo DT debutó con una victoria: 2-0 frente a Livorno, cortando con la racha negativa. Desde su llegada, el equipo mostró una leve recuperación en el juego, aunque permanece en una posición delicada de la tabla.

Javier Faroni al momento de convertirse en nuevo propietario del club Perugia de Italia

La historia del Perugia Calcio contrasta de forma dramática con su presente. El club vivió su época de esplendor entre fines de los años 70 y comienzos de los 2000. En sus filas pasaron figuras como Paolo Rossi, Marco Materazzi, Fabio Grosso, Hidetoshi Nakata y Iván Kaviedes, además de algunos argentinos, como Albano Bizzarri, exarquero de Racing con paso por el Real Madrid también, y Carlos Arano, también surgido de la Academia y con paso por River. También fue pionero en exhibir patrocinadores en la camiseta, algo inusual entonces.

Pero, desde su quiebra institucional en 2005, el club no volvió a encontrar una estabilidad duradera. Cayó a categorías inferiores, fue refundado más de una vez y en 2023 volvió a descender a la Serie C, tras una fallida definición en la última fecha de la Serie B, que desencadenó la venta de acciones a Faroni y su grupo inversor.

Desde entonces, el equipo de los grifoni —como se conoce a sus jugadores, en alusión al símbolo heráldico de la ciudad— vive entre la expectativa del regreso y la amenaza de un nuevo colapso. En el estadio Renato Curi, nombrado así en honor a un jugador histórico, con capacidad para más de 23.000 espectadores, las tribunas están expectantes de lo que se informa desde Argentina.

Especialmente cuando se conoció una serie de investigaciones judiciales que complican de forma directa a Javier Faroni. Según averiguó LA NACION, el productor teatral argentino movió al menos US$6,2 millones de fondos originados en contratos de la AFA hacia sociedades como Sports Next Gen Ltd. y Beagle Capital Management LLC, utilizadas para la adquisición del Perugia. Las transferencias se originaron desde TourProdEnter LLC, empresa que recauda ingresos globales de la Asociación del Fútbol Argentino y que está controlada en los papeles por su esposa, Erica Gillette.

Incluso ayer fue publicado en el medio local Perugia Today la detención de Javier Faroni al intentar dejar la Argentina, mientras su residencia en Nordelta era allanada por orden de la justicia federal. Si bien el club no está involucrado en la causa y no enfrenta sanciones deportivas, la incertidumbre recae sobre el futuro financiero del proyecto. “El riesgo más concreto para el Perugia no es legal, sino financiero y directivo”, advierte el medio local italiano.

Hinchada de Perugia FC, equipo del que es dueño Javier Faroni

En Italia, aunque las repercusiones mediáticas son más limitadas, los antecedentes de irregularidades, la inhabilitación impuesta por la federación y la fragilidad deportiva del club han despertado recelo en parte de la prensa y la afición. “Se habla mucho del modus operandi del club argentino”, escribieron en Perugia Today. “No es fácil mantener la concentración cuando pasan cosas así”, señalan cerca del vestuario, según informó en las últimas horas el medio local de la ciudad. Y hasta La Gazzetta dello Sport destacó el carácter “nostálgico” del intento por resucitar al club, a través del regreso de nombres vinculados a su historia.

Mientras las investigaciones judiciales en la Argentina avanzan, en Perugia la rutina deportiva continúa. El equipo volvió a los entrenamientos en Pian di Massiano con la mira puesta en el próximo partido frente a Guidonia, por la jornada 20 de la tercera división, ya en 2026.

Con Riccardo Gaucci como asesor técnico y Giovanni Tedesco en el banco, el club busca evitar un nuevo descenso. “Queremos salir de las arenas movedizas y devolver a Perugia donde merece”, dijo Gaucci recientemente, con una mirada de urgencia. Pero el futuro inmediato del club de la región de Umbría está atado no solo a lo deportivo, sino a la evolución de una causa judicial en Argentina, donde su principal accionista es hoy protagonista de uno de los escándalos más graves que enfrenta el fútbol argentino desde la muerte de Julio Grondona.

Antes de desembarcar en el fútbol italiano, Javier Faroni era conocido en Argentina por su larga trayectoria como productor teatral. Nacido en Córdoba y criado en Mar del Plata, comenzó en el mundo del espectáculo a los 11 años, de la mano del actor Carlos Calvo, como una suerte de asistente. Con el tiempo, se convirtió en uno de los empresarios más activos del teatro comercial, con más de 60 obras producidas. Su nombre también estuvo vinculado a la política, como diputado provincial en 2015, y en los últimos años se acercó al fútbol a través de su relación con la AFA, vínculo que hoy lo coloca en el centro de una investigación judicial por presunto lavado de dinero.

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