A medida que avanzaba hacia la entrada del castillo de Windsor, llegaban a ella los inconfundibles acordes de “Por una cabeza”, la melodía compuesta por Carlos Gardel, y se le erizó la piel. “Ese tango es uno de mis favoritos, y mis padres se emocionaron mucho… No podían creer ese timing”, reveló luego Marianela Núñez, feliz por lo que acababa de vivir. La bailarina argentina de 43 años, que es la estrella del Royal Ballet de Londres, fue condecorada el 1 de abril por el rey Carlos III, quien la distinguió con la Orden del Imperio Británico por su “servicio a la danza”, ante la mirada orgullosa de los padres de ella, Norberto y Elena.
“Hace 28 años llegué a este increíble país con mi corazón lleno de esperanzas, sueños y –la verdadera fuente de todo– mi amor y pasión por la danza. Unirme al Royal Ballet y convertirme en una bailarina aquí era mi sueño de la infancia, pero gracias a esta institución y a este país, pude cumplir muchos otros anhelos que superaron incluso mi más alocada imaginación”, expresó Marianela en su cuenta de Instagram, en agradecimiento a Inglaterra, el país donde reside.
La artista inició su formación a los 3 años, cuando su madre la inscribió en una clase de danza española en San Martín, la localidad bonaerense donde creció. Más tarde, continuó con baile clásico y a los 8 años fue admitida en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, con la eximia profesora Olga Ferri.
Multipremiada (fue elegida cuatro veces Mejor Bailarina en los Critics’ Circle Dance Awards de Londres, recibió dos premios Konex en Argentina y un premio Lawrence Olivier, el más prestigioso del teatro londinense, entre otras distinciones), Marianela no ha olvidado sus orígenes y viajó a nuestro país en varias ocasiones para protagonizar galas solidarias.
Tras recibir el reconocimiento del Rey, también agradeció a todos aquellos que la ayudaron a llegar a lo más alto en su carrera, amigos y colegas, y tuvo una especial dedicatoria para sus padres, que viajaron para la ocasión: “Los que siempre confiaron en mi talento y me apoyaron en todo (y lo dieron todo). Desde mi casa en San Martín hasta el castillo de Windsor, siempre conmigo”.