El francés que dejó todo para instalar un hotel boutique pionero en Palermo

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Yann Poulhazan llegó a la Argentina en 2004 en busca de un nuevo rumbo para su vida. “No estaba cómodo en mi país; trabajé por muchos años en el área de publicidad de un grupo de radio y no era feliz con lo que hacía. Dejé esa empresa y empecé a encarar un proyecto personal que apuntaba a la producción de pinturas contemporáneas en múltiples, pero no me fue bien, no era el momento”, cuenta en un frañol que evidencia su origen.

La transformación le llevó muchos años y lo fue haciendo en etapas: “Había 42 habitaciones y 8 baños, por lo que transformarlo en hotel boutique fue todo un desafío

“Estuve varios años con esa actividad, yendo a galerías y exposiciones. Trabajaba de manera muy artesanal, y no era redituable”, lamenta. Y una idea le rondaba por su cabeza ¿Cómo volver a empezar a los 40 años?. “Lo que estaba seguro es que no quería volver en relación de dependencia, y para desarrollar algo propio necesitaba tiempo. Como en Argentina era barato vivir , me vine a probar aquí”, relata. Yann había estado de paseo por Argentina en el ‘96 y le había gustado. Además, sabía un poco de español, por lo que las condiciones estaban dadas para iniciar una nueva vida aquí.

Yann vendió su departamento en París y se instaló en Buenos Aires, ciudad que lo atrapó. Conoció a su esposa, con la que tuvo dos hijos. Primero se puso a trabajar como agente inmobiliario y lanzó una plataforma web basada en el modelo Meetic, una plataforma de citas muy popular en Francia, pero adaptada al sector inmobiliario. ‘Encuentra tu casa’ se llamaba el sitio, una idea innovadora que creaba un lazo directo entre propietarios e inquilinos/ compradores. Lo mismo intentó para el rubro automotor. Pero el negocio no funcionó. Era principios de 2000, y la Argentina todavía no estaba preparada para la vida virtual. En ese entonces la conexión era lenta y había un porcentaje bajo de usuarios de Internet.

La terraza es uno de los espacios comunes más concurridos, en pleno corazón de Palermo Soho.El ascensor es una de las últimas incorporaciones del hotel.

“Fue muy duro, muchos años sin ver dinero, me mantenía con lo que ganaba como agente inmobiliario”, recuerda el francés. “Un día fui a una charla que brindaba un especialista en hotelería y le conté que tenía ganas de comprar un hotel. Él me propuso el Costa Rica”, recuerda.

Compró la propiedad a fines de 2006. “Estaba muy caído, por lo que reformarlo y dotarlo de mayor confort me llevó muchos años, y fue por etapas. El estar solo con un proyecto se hace muy difícil, con decirte que recién hace tres años logré tener ascensor”, dice y asegura: “hoy puedo decir que tengo el hotel que siempre quise”.

El hotel

A Yann le gusta recibir a los huéspedes, ofrecer una atención cercana y está en todos los detalles para que se sientan cómodos.

El hotel Costa Rica lleva el nombre de la calle donde se levanta. Se ubica a la altura del 4100, con el privilegio de estar a dos cuadras de la avenida Scalabrini Ortiz, a cinco de la avenida Córdoba y a ocho del corazón de Palermo Soho.

Se trata de una vieja casona de estilo chorizo que funcionaba como pensión. Debido a la estructura, se llevaron a cabo trabajos de remodelación, pues el lugar contaba con mínimos servicios: “Había 42 habitaciones y 8 baños, por lo que transformarlo en hotel boutique fue todo un desafío, más aún con las limitaciones de diseño la construcción original”.

Se trata de una vieja casona de estilo chorizo que funcionaba como pensión y fue reacondicionada como hotel.Vista de la fachada y terraza del hotel, en pleno Palermo.

El proceso llevó varios años y actualmente cuenta con 22 cuartos, en base single, doble y triple. Cada uno tiene su baño privado y están equipadas con camas king size y una decoración simple y refinada. “No hay bidet ni televisor en las habitaciones, cosas que al huésped argentino le molestan un poco. Pero este es un hotel para venir a dormir y sociabilizar en las áreas comunes de la casa” dice Yann. “Además, está situada en una excelente zona de Buenos Aires, llena de lugares para visitar”.

Son dos plantas y una terraza. En la planta baja está la recepción, el lobby, un bar con desayunador, patio interno con comodidades y algunas habitaciones con baño privado. En el entrepiso otros dos cuartos, y en el primer piso y la azotea el resto de las habitaciones con un espacio recreativo, solárium, estar al aire libre y parrilla.

Una de las 22 habitaciones: todas tienen baño privado y están equipadas con camas king size y una decoración simple y refinada.

Ampliar las comodidades de la construcción y transformarlo en hotel boutique, con baño privado para cada habitación y detalles modernos de buen gusto sin resignar la arquitectura estilo colonial clásico del edificio, fue todo un desafío para Yann. “El Costa Rica fue pensado para brindar comodidad al viajero en un ambiente familiar y tranquilo. La transformación llevó muchos años y lo hice en etapas con el dinero que iba generando”.

El desayunador es otro espacio donde se encuentran los huéspedes.

La última etapa de remodelación fue en pandemia. Yann tuvo que encarar una nueva reforma para adaptarse a las necesidades del contexto. Construyó un salón de usos múltiples en la terraza con grandes ventanales y un espacio de ocio al aire libre. Además, aprovechó para instalar el ascensor, algo que tenía pendiente desde 2007, cuando inauguró.

El tesoro secreto

El lugar se distingue por una curiosidad. En el hotel Costa Rica se halla la única obra de Jorge Selarón en Argentina. El artista chileno se hizo conocido a nivel mundial por haber construido con azulejos una escalera con 215 peldaños en Río de Janeiro y Yann lo conoció en un viaje a la ciudad carioca.

La pieza única de Selarón fue realizada por el artista especialmente para el hotel.

Yo estaba hospedado en un hotel del barrio Santa Teresa, y para ir a Lapa tenía que bajar por esa escalera. Así que lo veía trabajar todos los días en su obra; y un día le propuse venir a Buenos Aires y hospedarse en mi hotel”, recuerda. La idea de conocer Argentina lo había entusiasmado y Selarón prometió hacer una obra para que quede en Buenos Aires. Pero al tiempo murió, y la obra quedó sin destino.

La obra se ubica en uno de los patios internos del hotel y tiene la impronta innegable de Selarón.

Dos años después, Yann pudo recuperar la obra. “Fue a través de su asistente”, cuenta el francés. “Viajé a Río a buscarla, pues sabía que Selarón había dejado los azulejos en una caja, pero cuando llegué ya la obra ya estaba montada en una madera con cerámica. Era muy pesado para traer en el avión, por lo que al mes siguiente el asistente me lo trajo en bus”.

La obra se ubica en uno de los patios internos del hotel y quien ha viajado alguna vez a Río detecta al instante la impronta se Selarón. Una pieza única que lo enorgullece al francés y de la que puede contar su historia.

Datos útiles

Hotel Costa Rica. Costa Rica 4137. La habitación con desayuno, desde $70.000. IG: @hotel_costa_rica

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