Las narrativas policiales escandinavas ya han conseguido un lugar propio en el streaming. Historias de crímenes aberrantes, de investigadores atormentados, de misterios irresueltos. Tópicos que reaparecen bajo la estética fría y nocturna de aquellos paisajes nórdicos: la nieve persistente, los bosques tupidos de pinos, la oscuridad que se cierne sobre una atmósfera densa e irrespirable. Un género que ha surgido hacia fines de los años 90 para sostenerse en el tiempo como un filón prolífico y atractivo, que dio personajes célebres como el detective Kurt Wallander, autores consagrados como Henning Mankell o el fallecido Stieg Larsson, creadores estrella de la televisión como Hans Rosenfeldt o Søren Sveistrup, y títulos ya emblemáticos como Forbrydelsen (2007) y Bron/Broen (2011).
La literatura criminal y el periodismo de investigación, en el caso de los crímenes reales, siguen siendo el principal alimento, tanto de escritores famosos como Camilla Läckberg o Viveca Sten, como de autores por descubrir, como el polaco Jakub Zulczyk. Asesinatos imprevistos, entramados de corrupción, pistas equívocas que se pierden sin motivación e intrigas que se remontan al pasado siguen resultan las principales coordenadas de una tradición ya con más de 20 años de historia que ha revitalizado el universo del policial contemporáneo, afirmando en los contornos de esta nueva série noire un retrato crudo e implacable de los tiempos actuales, los que son y los que vendrán.
Además de la sueca La cúpula de cristal, último estreno de Netflix, varias miniseries de los últimos tiempos ofrecen un perfecto panorama del scandinoir para ponerse al día, sumando algunas ficciones hermanas como las ambientadas en Polonia, inspiradas en ese mismo territorio de frío y misterio.
La cúpula de cristal (Suecia/2025)
Esta miniserie basada en uno de los best-sellers de Läckberg, evoca el espíritu de las series pioneras del scandinoir como Forbrydelsen, creada por el danés Søren Sveistrup, autor luego de otro éxito como El caso Hartung (2021). En Forbrydelsen -como en su exitosa versión para Estados Unidos, The Killing (2011)-, la desaparición y asesinato de una adolescente desencadenaba la obsesión de la investigadora a cargo del caso y la progresiva exploración de un entorno familiar y local plagado de secretos y complicidades. En La cúpula de cristal, también la desaparición de una adolescente será el punto de partida de un entramado de oscuras perversiones. La historia comienza cuando la criminóloga Lejla Ness (Léonie Vincent) regresa a Granås, su pueblo natal, para asistir al funeral de su madre adoptiva y los recuerdos del pasado comienzan a visitarla en pesadillas.
Un secuestro, el encierro en una cámara de cristal y un escape providencial. Esos son los flashes que vuelven a la memoria de Lejla en su regreso a la ciudad de su infancia, donde Valter (Johan Hedenberg), el comisario a cargo de su rescate, y su esposa Anne-Marie terminaron adoptándola. Lo que queda de ese pasado son algunas fotografías guardadas en una caja, la memoria impregnada de dolor, una madre adoptiva de la que se despide por última vez.
Su formación académica en Estados Unidos la convirtió en especialista en el comportamiento de secuestradores de niños, y en su regreso a Suecia un nuevo caso la espera. El que le recuerda a su pasado, a su encierro, a los fantasmas que todavía la visitan en sueños. Por ello, descubrir los rastros de un criminal que podría ser el rostro del pasado es clave para el desarrollo del universo cíclico y asfixiante que define a la narrativa de Läckberg.
Disponible en Neflix.
Los crímenes de Åre (Suecia/2025)
Viveca Stein se hizo famosa por su saga Los crímenes de Sandhamm, y su más reciente creación, Los crímenes de Åre, tiene como enclave esa región al centro-oeste de Suecia, donde asoman las dos primeras novelas de la serie: Oculto en la nieve (2020) y Oculto en las sombras (2021). La miniserie, integrada por cinco episodios, amalgama las dos historias, unidas por la continuidad del mismo equipo de investigación antes que por el espíritu de cada crimen, y consigue un universo compacto, concentrado en el espacio del centro de esquí, signado por el clima hostil e invernal, por la emergencia de un crimen brutal y una investigación que salpica a todos los habitantes del pueblo.
Las dos historias, Muerte en las montañas y Muerte en las sombras, tienen como protagonistas a los investigadores: la primera, a Hanna Ahlander (Carla Sehn), una oficial de la policía de Estocolmo, que asoma en ese paraje provinciano debido a una investigación de asuntos internos que la obligó a tomar licencia, y termina liderando la pesquisa por la muerte de una adolescente en la noche de celebración de Santa Lucía; y la segunda, a su compañero de investigación, el detective Daniel Lindskog (Kardo Razzazi), a punto de obtener una licencia por paternidad cuando se descubre un cadáver desmembrado bajo el llamado “puente de los suicidios” en Åre. Ambos asumen el eje del relato, exploran los contraluces de esa comunidad definida por secretos y mentiras que pugnan por salir a la luz.
Disponible en Netflix.
El rastro (Suecia/2025)
Basada en un crimen real, El rastro tiene uno de los comienzos más directos y desconcertantes de este tipo de narrativas, que suelen preferir los rodeos y los prólogos más alambicados, antes que el efectismo de instalar de entrada la pesquisa que lo conducirá de principio a fin. En octubre de 2004, en la ciudad de Linköping, un doble asesinato sacude a la comunidad. Un niño se despide de su familia para irse al colegio, la hermana mayor le sugiere que se adelante para no llegar tarde, que ella lo alcanzará en el camino. Mientras tanto, una mujer adulta también se despide de su esposo, con algunos planes para la noche de ese día. En la calle, una silueta oscura y ominosa balbucea un impulso de muerte. En el parque, el agresor primero mata al niño y luego a la mujer que lo observa. Otra transeúnte es testigo de lo ocurrido. Lo que sigue es el inicio de la investigación a cargo del detective John Sudin (Peter Eggers), progresivamente atormentado por el camino sin salida en el que se precipita.
La clave de El rastro será el aporte de la tecnología que identifica el ADN y permite arribar a la identidad del asesino, pero lo que verdaderamente le importa al relato es el efecto devastador que ese hecho inaudito e inexplicable tiene sobre todos los afectados: los familiares de las víctimas, la mujer que fue testigo, el policía que investiga y la comunidad que ve emerger un mal que no comprende ni puede asimilar. Esa idea condensa la esencia del scandinoir, la sensación inquietante de que no todo puede explicarse o predecirse, de que hay un mal que yace en lo humano y explota cuando menos lo imaginamos. El rastro es concisa y efectiva, una pieza de relojería en pocos episodios que conjuga el impacto del true crimen y la estela oscura que define el alma de la serie negra.
Disponible en Netflix.
Las colinas de los perros (Polonia/2025)
Se podría afirmar sin sonrojarse que los polacos han logrado pulir su apropiación de la narrativa noir de tal manera que sus últimas series han logrado solvencia narrativa y una estética ajustada y sombría. A eso se suma la aparición de algunos autores interesantes, como es el caso de Jakub Zulczyk, autor de Cegado por la luz (2018), Respuestas (2023), y ahora La colina de los perros. Ambientada en Zybrok, un antiguo pueblo rural cercano a la frontera del óblas de Kaliningrado, la historia de La colina de los perros comienza hace 18 años, cuando Mikolaj Glowacki (Mateusz Kosciukiewicz) era un adolescente y fue testigo de la aparición sin vida de su novia Daria. Ese hecho marcó su pasado y define hoy su presente como escritor, convertida aquella pesadilla en materia de su ficción.
Al regresar a su casa natal para el cumpleaños de su padre un nuevo crimen parece recordarle que las cosas no han cambiado: el cuerpo de un amigo de su padre aparece frente a su automóvil justo cuando atraviesa el bosque tras una álgida disputa familiar. Lo acompaña su esposa Justyna (Jasmina Polak), periodista con la que ha iniciado una nueva vida sin adicciones y con estabilidad emocional. Pero el pasado siempre regresa, y el nuevo crimen del bosque trae el fantasma de Daria al presente, los rencores de los habitantes del lugar que vieron convertida su tragedia en material literario, y Mikolaj deberá dilucidar qué fue lo que pasó y porqué el espiral sombrío parece extenderse hasta el presente.
Disponible en Netflix.
El pantano: Milenio (Polinia/2024)
Una de las mejores series polacas sobre crímenes llegó en 2018 y estaba ambientada en los últimos años de la década del 80, antes de la caída del muro de Berlín. El crimen de una prostituta y un activista comunista despertaba la intriga en una pequeña comunidad del sureste de Polonia, lindante con un inmenso y profundo pantano, cuyos contornos fangosos representaban los inciertos límites de ese mundo en conflicto. El éxito de la miniserie la convirtió en una imprevista saga, que dio a luz una continuación ambientada en 1997 primero, protagonizada por una nueva oficial de policía, la sargento Anna Haas (Magdalena Rózczka), y luego una última parte de esa trilogía, bautizada Milenio y situada ya a más de 10 años de entrada la nueva Europa. Otro tiempo, el mismo y profundo pantano.
La nueva miniserie comienza con un hecho espectacular. Vemos a la oficial Haas camuflada como una trabajadora sexual en un paraje de camioneros sobre una ruta. Tras conversar con uno de los conductores, se dirigen al camión, inicia la detención por contrabando y en ese instante un operativo clandestino, con sicarios disfrazados de policías, irrumpen a los tiros hasta que un disparo certero pone a la sargento en el hospital durante varios días. El fracaso del operativo enlaza el presente de Haas con un veterano policía a punto de jubilarse: el taciturno Mika (Lukasz Simlat), ejemplar de la vieja guardia que ensaya una vindicación de sus propios métodos y su alicaída moral. Trata de personas, fosas comunes de la Segunda Guerra, piratas del asfalto, todos temas que marcan los nuevos tiempos y la continuidad de los viejos vicios. Y como siempre, un cadáver en el bosque será el portal hacia el pasado, el recordatorio de que los viejos pecados tarde o temprano se pagan.
Tanto el scandinoir como el lindante polishnoir han logrado concentrar en sus narrativas oscuras y sus crímenes espeluznantes un retrato severo del mundo presente, que extiende sus raíces hacia los múltiples pasados, sean historias de la Segunda Guerra Mundial, de los tiempos del Muro de Berlín, o de los crímenes que no se resolvieron, de los secretos que se guardaron, de las desilusiones que todavía persisten. Una tradición que encuentra en las ambigüedades de la serie negra, en su porosa frontera entre el bien y el mal, en sus impensadas consecuencias de la codicia y la prometida prosperidad, un emergente siniestro, una muerte dolorosa, un recordatorio de que todos los sueños pueden convertirse en pesadillas.
Disponible en Netlix.