“Margaritagate”: polémica y acusaciones cruzadas por la foto de un senador de EE.UU. con el migrante deportado por error a El Salvador

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WASHINGTON.- El caso de Kilmar Ábrego García, un salvadoreño deportado por error y ahora preso en el temible sistema carcelario de Nayib Bukele, se convirtió en la última batalla entre la Casa Blanca, por un lado, y los demócratas y la Justicia, por el otro. El último capítulo de esta disputa se centra en una insólita polémica por unas presuntas margaritas en una reunión en San Salvador.

Todo gira alrededor de una foto del migrante deportado y un senador norteamericano, Chris Van Hollen, en la que están sentados en el patio de un hotel de San Salvador frente a una mesa donde hay bebidas tropicales, que parecían ser margaritas adornadas con cerezas.

Van Hollen, senador demócrata de Maryland, acusó al gobierno de El Salvador de buscar pintar un cuadro de descanso placentero para el injustamente deportado Kilmar Ábrego García, e incluso intentar establecer la reunión junto a la piscina de un hotel.

Van Hollen se refirió a la puesta en escena con un término que había resonado en las redes sociales: “Margaritagate”.

Ábrego García fue deportado a mediados de marzo a El Salvador junto con 288 venezolanos y salvadoreños a los que el gobierno de Trump acusa de ser “criminales”, a pesar de una orden de un tribunal de inmigración que impedía su deportación.

“Conseguir una reunión con Kilmar no fue fácil”, contó el senador el viernes por la noche en una rueda de prensa a su regreso a Washington tras pedir que El Salvador lo envíe de vuelta a Estados Unidos, como pide la justicia estadounidense.

El miércoles el senador intentó en vano conseguir una reunión con él o hablar por teléfono, y al día siguiente, quiso al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), la prisión de máxima seguridad donde el salvadoreño fue detenido inicialmente, pero unos militares le impidieron seguir. Ya entrada la tarde del jueves, cuando se preparaba a tomar un avión rumbo a Washington llegó el golpe de efecto, contó.

“Lo llevaron [a Ábrego García] al hotel donde me hospedaba” e hicieron un “montaje”, relató el senador, denunciado al gobierno de Bukele. “Querían tener la reunión junto a la piscina del hotel”.

Finalmente fue en el restaurante, en una galería del hotel de una reconocida cadena, sentados a una mesa donde se ven varias bebidas, según las imágenes subidas por Bukele a la red social X.

“¡Kilmar Ábrego García, milagrosamente resucitado de los ‘campos de muerte’ y ‘tortura’, ahora bebiendo margaritas con el senador Van Hollen en el paraíso tropical de El Salvador!” escribió el mandatario centroamericano -quien selló un acuerdo con Trump para recibir migrantes desde Estados Unidos en sus cárceles a cambio de dinero-, junto al emoji de una bebida.

“Cuando me senté por primera vez con Kilmar, solo teníamos vasos de agua en la mesa, creo que tal vez un poco de café. Y mientras hablábamos, una de las personas del gobierno se acercó y depositó otros dos vasos en la mesa con hielo, y no sé si era sal o azúcar por encima, pero parecen margaritas”, relató Van Hollen.

El de Ábrego García “en realidad tenía un poco menos de líquido” tal vez “para tratar de que pareciera que había bebido de él”. “Permítanme ser muy claro, ninguno de nosotros tocó las bebidas”, aseguró.

“Estábamos rodeados de cámaras de video (…) querían dar la impresión de que la vida era maravillosa para Kilmar”, agregó el senador, quien resaltó que “esta es una lección sobre las medidas que el presidente Bukele tomará para engañar a la gente sobre lo que está pasando”.

Trump y Bukele dijeron esta semana que no planean devolver al migrante a Estados Unidos, incluso cuando la Casa Blanca había admitido que su deportación fue un error y la Corte Suprema pidió que se facilite su regreso. Los dos gobiernos acusan, sin pruebas, que el migrante es miembro de la pandilla MS-13, declarada organización “terrorista” global por Washington.

La vida en prisión

Van Hollen también reveló que Ábrego García le dijo que ya no estaba siendo retenido en el Cecot, donde él y otros fueron llevados inicialmente al salir de Estados Unidos, sino en el centro penitenciario en Santa Ana “donde las condiciones son mejores”, y que no había podido contactar a nadie fuera de la prisión desde que fue expulsado de Estados Unidos.

Además, le relató cómo fue su detención y deportación. Su hijo de cinco años, que tiene autismo, “estaba en el auto en Maryland (cerca de Washington) cuando agentes del gobierno estadounidense lo detuvieron y esposaron”.

“Me dijo que primero lo llevaron a Baltimore. Pidió hacer una llamada desde allí para informar a la gente sobre lo que le había sucedido, pero se le negó esa oportunidad. Dijo que luego lo llevaron (…) a un centro de detención en Texas” y después “le pusieron grilletes y lo subieron a un avión junto con otras personas”.

Aterrizaron en El Salvador y fue trasladado al Cecot. Cree que la mayoría de las celdas “estaban abarrotadas con unas 100 personas”, pero a él lo encerraron en una con unas 25.

“Dijo que no tenía miedo de los demás presos en su celda, pero que estaba traumatizado por estar en el Cecot y tenía miedo de muchos de los presos de otros bloques de celdas que le gritaban y se burlaban de él de diversas maneras”.

“Contó que pensar (…) en sus familiares era lo que le daba la fuerza para perseverar y seguir adelante, día a día, incluso en estas terribles circunstancias”, relató el senador, mientras la pareja de Ábrego García, Jennifer Vasquez Sura, lloraba a su lado. “Ha experimentado un trauma. Dijo que está triste todos los días”.

Disputa

El caso de Ábrego García es una pesadilla para el gobierno estadounidense, incapaz de pasar página ante el empeño de jueces y demócratas en defender su derecho a un juicio.

“No es un tipo muy inocente” sino “un migrante ilegal, miembro de la pandilla MS-13 y terrorista extranjero”, declaró este viernes Trump, leyendo un documento de su gabinete. “Esto sale del Departamento de Estado y de fuentes muy legítimas (…) se supone que es algo certificado”, dijo.

Añadió que cuando fue arrestado el salvadoreño “vestía un buzo con fajos de dinero”, considerado un símbolo de la MS-13, e iba acompañado de “dos de los miembros más violentos que conocemos” de esta “pandilla de matones”.

Según el presidente, en 2022 Ábrego García fue detenido transportando a siete personas desde Texas a Maryland, cerca de Washington, sin permiso de conducir y en 2020 y 2021 su esposa estadounidense “solicitó una orden de protección contra él y dijo que era violento y abusivo y realmente aterrador”.

Por su parte, los jueces, incluida la Corte Suprema de mayoría conservadora, piden a la administración Trump que “facilite” el regreso de Ábrego García después de que reconociera que fue expulsado por un “error administrativo”. Y es que en 2019 una corte revocó permanentemente la posibilidad de expulsarlo a El Salvador, porque se creía que allí podía ser perseguido por las pandillas.

El último juez en tomar la palabra en una corte de apelaciones consideró el jueves “impactante” la posición del gobierno de negarse a traer de vuelta al salvadoreño y dejarlo en “un limbo interminable sin recurso a la ley”.

Los demócratas coinciden con la justicia en que Ábrego García debe regresar a Estados Unidos para someterse a un debido proceso, invocando la Constitución.

“Este es el hombre que los demócratas quieren que traigamos de regreso de El Salvador para ser un miembro felizmente instalado de la familia de Estados Unidos. ¿No es una vergüenza?”, protestó Trump este viernes.

Van Hollen replicó: “Si niega los derechos constitucionales a un hombre, amenaza los derechos constitucionales y el debido proceso de todos los demás en Estados Unidos”.

Agencias AP y AFP

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